Por Mayra Martínez Pineda
La prostitución es una forma de violencia contra las mujeres, no es un trabajo, no es libertad sexual o de derechos sexuales, es parte de la naturalización de sociedades falocentristas como lo ha referido Dona Haraway en su texto: (1984): Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra.
Dona explica como incluso desde el ciberespacio hasta lo territorial, todo se diseña en torno a hombres y sus necesidades físicas en mayor dimensión.
La prostitución no es oficio, puede ser ancestral, pero así es la brecha de desigualdad entre los géneros y la violencia estructural a las mujeres, siempre sexualizadas, incluso desde niñas.
Países como el nuestro, no tienen el tema en las agendas de gobierno y legislativas, pero hay países que ya dieron el paso y ojalá se retome en todo el mundo.
En Suecia, se considera delincuente a quien pague para tener relaciones sexuales.
Fue pionero, desde 1999, penaliza a los clientes de la prostitución y no a las mujeres, quien incurre en el delito lo paga hasta con un año de cárcel.
También Noruega castiga al consumidor o perpetrador de esta violencia, e Islandia se sumó desde 2010.
Francia castiga con hasta 3.750 euros a quien pague por sexo.
SI no hay consumidores, no hay prostitución.
En México, la prostitución es legal si se es mayor de edad el que la realice o quien la consuma, sólo se castiga de acuerdo a la ley lo siguiente:
El que induzca, promueva, favorezca o facilite la prostitución de una persona menor de edad o incapaz, será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses.
En 2014, el Juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, reconoció que la prostitución es una forma de trabajo más. Ninguna ley prohibía el ejercicio de la prostitución, pero hacía falta que una autoridad lo dijera con todas sus letras: la prostitución ejercida libremente y por personas mayores de edad, debe considerarse un oficio amparado por la libertad de trabajo. Esto es lo que protege el artículo 5º de la Constitución: la libertad de todas las personas para dedicarse a la profesión u ocupación que elijan. Una terrible percepción emitida por juzgadores sin perspectiva de género ni de derechos humanos.
En la CdMex, sólo se considera una falta administrativa si hay una perturbación pública.
Es sistémica la violencia de género si ésta considera la participación de varios actores que en este caso configuran un poder respecto al cuerpo de las mujeres en un territorio determinado.
El cuerpo de una persona no es una cosa de venta al público, sin embargo hay una sociedad consumista a nivel mundial y leyes que la amparan, gobiernos indolentes porque no todas las prostitutas gozan de una vida con garantías siquiera laborales, menos humanitarias; tanto que se generan nuevas formas como el Only fans para seguir esta línea de cosificar a las mujeres mayormente.
Mientras existan consumidores el problema será latente, puede ser que no sea visible para la mayoría del planeta esta percepción pero seguir estas tendencias corrompe los avances hacia erradicar todas las formas de violemcia hacia las mujeres.
Foto vía Canva