La desarticulación del movimiento feminista a través de las redes sociales

Por la vindicación del movimiento feminista y la recuperación de su auténtico discurso, el de la libertad de las mujeres, liberarnos de todo lo que nos duela

por Fer Orduño

Por Fer Orduño, Integrante de la colectiva Vulvas Violetas.

Indudablemente, el acceso a la tecnología ha permitido contribuir de manera favorable a la agenda feminista, pues gracias a la facilidad de difusión, organización, conexión y la posibilidad de crear nuevos espacios de aprendizaje, es que el feminismo es conocido a gran escala en la actualidad. He de decir que, si no fuera por los beneficios que ofrece el encontrarnos en medio de la era digital, probablemente muchas no nos hubiésemos enterado aún del feminismo, por lo que aprovecho para dar las gracias a todas las compañeras de lucha que ya no solo se rebelan en su cotidianeidad del mundo físico, sino que también rompen barreras y desmantelan al patriarcado desde el mundo digital.
Si bien, las redes sociales han permitido que el feminismo esté al alcance y a la vista de todas y todos, trascendiendo tiempo, lenguas, latitudes y longitudes, también es importante reconocer que es ahí donde se ha conseguido infiltrar un pseudofeminismo, permeado por un sistema patriarcal, neoliberal, individualista, mercantilizador y competitivo, extendiendo una supuesta teoría feminista que no incomoda, no exige ni cuestiona.
Un feminismo mediático, desinformado, del que he de admitir que, lo que me parece más preocupante, es que atraviesa día con día a miles de adolescentes y mujeres jóvenes con ideas contrarias y erróneas de lo que representa nuestra emancipación como clase sexual, cayendo en un abismo de información inútil, que entorpece los verdaderos objetivos del feminismo.
Es así como nos encontramos con “feministas” que creen que el movimiento es la madre de todas las luchas y, por lo tanto, su sujeto político somos todos, todes y, si de vez en cuando se acuerdan, de todas. Es la explicación más acertada que encuentro al por qué el transgenerismo queer se logró colar en la lucha, siendo una teoría antifeminista. Es la misma razón por la que adolescentes y mujeres jóvenes se encuentran bombardeadas con videos en los que les repiten una y otra vez que si no se adhieren a la feminidad como único destino, es porque hay algo malo en ellas, convenciéndolas de que sus cuerpos son equivocados y que no pertenecen al sexo femenino, pues en realidad, son cualquier otra cosa antes que mujeres. Es lo que las ha llevado a afirmar que la explotación sexual y reproductiva son trabajos como cualquier otro que se pueda encontrar en el mercado laboral, o que desde luego no existe un sistema que las empuje, a costa del rechazo y odio a nuestras cuerpas que no encajan en las imposiciones patriarcales con las que eternamente nos agobian, a someterse a cirugías estéticas o adoptar hábitos dañinos, sino que los ven como actos genuinos de amor propio y empoderamiento.

Hermanas, nada de eso es feminismo. Y no van a encontrar todo lo que el feminismo engloba solo en tik tok, instagram, facebook o twitter, pues es donde lo han utilizado a conveniencia para definir todo y, a la vez, nada, convirtiéndola en una lucha vacía.
Me niego a definir como elitista, clasista, o cualquier otra denostación que puedan colocarle, al conocer las raíces de la lucha feminista. Leer los aportes teóricos que, a lo largo de la historia, muchas mujeres nos han dejado es esencial para comprender el porqué de la lucha, pues recordemos que es un movimiento social y político, construido colectivamente por mujeres que, tras el intercambio de experiencias en común y la toma de conciencia de las mismas, poco a poco llegaron a teorizar y conceptualizar. Y, aunque no basta solo con tener el conocimiento, sí es una pieza fundamental, pues de otra manera, el feminismo carecería de sentido.
Además, difiero de creer que aprender de teoría feminista implica hacerlo únicamente a través de la academia, que no deja de parecerme una opción válida, pues creo que la teoría feminista no fue fundada desde estas instituciones, sino que se abrió paso para llegar hasta ahí y ser visibilizada.
Podemos educarnos en el feminismo mediante el análisis y la lectura de textos críticos de autoras que nos lleven a comprenderlo desde sus cimientos hasta lo que es hoy en día. Y, a su vez, por medio de otros espacios creados por nosotras, donde reinventemos métodos de formación y enseñanza para transformar y reconozcamos desde las experiencias de vida de diversas mujeres el feminismo en el que, incluso sin saberlo, se han encaminado desde hace ya mucho tiempo.

Bastante complicado es el sistema que, como una querida mujer y amiga, Martha A. me recordó, nos enseña a que seamos el soporte de los varones, mientras que, a nosotras ¿quién nos sostiene? Eso es lo que ha logrado el feminismo; el feminismo prioriza, escucha, empatiza, cuida, sostiene, conecta, ama a las mujeres, siempre a las mujeres, y nunca estará a favor de “elegir” desde la individualidad lo que históricamente ha sido opresión para tantas.
Atrevámonos a ver el feminismo más allá de lo que las tendencias de las plataformas digitales imponen. Seamos selectivas con el contenido que consumimos y compartimos, no dejemos de cuestionar todo, y cuestionemos el doble lo que surge lejos del territorio que habitamos y que insiste en florecer en nuestras tierras, en contextos tan distintos a los que como mexicanas y latinoamericanas nos enfrentamos. Por la vindicación del movimiento feminista y la recuperación de su auténtico discurso, el de la libertad de las mujeres, liberarnos de todo lo que nos duela.

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