Por Lourdes López Ayala
Yo habría llamado a este artículo menos gatos y más orgasmos, pero las Karen se vayan a ofender. Sin embargo, te explicaré lo que no pasó el Día del Orgasmo y lo que sí pasa en el cerebro cuando tienes uno (un orgasmo, no un gato).
Este 8 de agosto fue Día Internacional del Orgasmo Femenino. Sinceramente, pensé que en los medios, las redes sociales y demás espacios de diálogo estaríamos hablando mucho al respecto; pero no. ¡Claro que no, es algo demasiado íntimo! Además, las Karen estuvimos más ocupadas en postear sobre los Michis (pues también fue Día del Gato) que desmitificando el tema.
Y no vengan a decirnos que no hay un día de la eyaculación masculina o algo similar para poner el piso parejo, ¡ya los conocemos, hombres! Hoy tampoco se trata de ustedes sino de algo que fue considerado un asunto de salud pública, que justamente dio paso a instituir este día.
Sólo hay que dar cuenta que, según un reciente estudio de los Archives of Sexual Behavior (EEUU), el 95% de los hombres siempre logran tener un orgasmo, mientras que sólo el 65% de las mujeres lo consiguen. A esta diferencia se le llama la brecha orgásmica de género.
Desde mi punto de vista, este día debería ser de asueto para celebrarlo con la práctica y poniendo el tema en boca de todxs (guiño), especialmente cuando en el mundo hay un alto porcentaje de mujeres que nunca lo han sentido.
Se calcula que en América Latina el 30% de las mujeres nunca han sentido un orgasmo. Prácticamente la tercera parte de las féminas de este continente han vivido sin este tipo de placer, y muchas han debido simularlo. De hecho, según un estudio de LELO, marca sueca de juguetes eróticos, más de la mitad de las mujeres admite fingirlos. De ellas, un 40% reconoce que lo hace para hacer sentir bien a su pareja.
Los resultados de la encuesta también indican que un 74% de las mujeres llega al clímax cuando se masturba, un porcentaje que desciende hasta el 46% cuando mantienen relaciones sexuales. ¡Con estos datos, díganme si no es urgente hablar más del orgasmo femenino, aunque ya no sea el día!
El origen del día del orgasmo
¡Resulta que el Día del Orgasmo se lo debemos a un hombre!
En 2006, el brasileño José Arimateia Dantas Lacerda, concejal de Esperantina, impulsó una ordenanza para insistir a los habitantes de ese pueblo a que hicieran un esfuerzo para que sus parejas alcanzaran el punto máximo de placer en la sexualidad. Es desde entonces que cada 8 de agosto se celebra el Día Internacional del Orgasmo Femenino.
La razón fue impulsada a partir del interés sobre un estudio de la Universidad Federal de Piaui, que concluía que el 28% de las mujeres de aquella región brasileña no era capaz de llegar al orgasmo. El concejal consideró que dicho estudio demostraba un problema grave de salud pública y, por ello, decidió impulsar una ordenanza que abogara por el placer de las mujeres.
El nacimiento del placer: el cerebro
Describir un orgasmo me parece un poco obvio, quien lo ha sentido no requiere explicaciones; quien no lo ha tenido difícilmente podrá sentirse satisfecha con una. Esto es algo de los sentidos, o más bien del cerebro. Todo lo que sucede durante el orgasmo nace en este maravilloso órgano, capitán del Sistema Nervioso Central (SNC).
Al respecto, los neurocientíficos han sentido la curiosidad de saber si el orgasmo femenino es igual al masculino y descubrieron que, prácticamente sí lo es. La razón es porque, por mucho que nos guste pensar que el cerebro de las mujeres es diferente al de los hombres, la realidad es que no existen grandes diferencias ni en su composición ni en su funcionamiento esencial.
Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, señaló que el orgasmo es una respuesta fisiológica, emocional y social que une el cuerpo a la capacidad de gozar la experiencia sexual. Y aunque existen algunas diferencias fisiológicas, ambos experimentamos la sensación vivida en el cerebro sin diferencias.
El circuito neurológico del placer es igual para todos, aunque no lo son los prejuicios ni los tabúes.
¿Qué sucede en el cerebro cuando tenemos un orgasmo?
El área tegmental ventral (VTA) es el principal eslabón del denominado “circuito de recompensa cerebral”. Esta área contiene neuronas que se proyectan hacia numerosas regiones del cerebro, desempeñando un papel fundamental en la motivación, el deseo, el placer y la valoración afectiva. Es ahí donde nacen todas las sensaciones que nos brinda el orgasmo.
El proceso del orgasmo es tan complejo, que apenas en 2017 se publicó un estudio en The Journal of Sexual Medicine, en el que la Universidad de Rutgers en Newark, reveló indicios de este proceso a través de analizar imágenes de resonancia magnética funcional para hallar respuestas de cómo se desarrolla la excitación sexual y el orgasmo en el cerebro de una mujer.
A medida que se produce la estimulación sexual, se activan regiones del cerebro que se sabe están involucradas en el procesamiento del sentido del tacto. A partir de ahí, una serie de áreas cerebrales aparentemente no relacionadas, como el sistema límbico relacionado con la memoria y el procesamiento de las emociones se ponen en marcha.
También se involucra al hipotálamo, vinculado al control corporal inconsciente, así como a la corteza prefrontal encargada del juicio y la resolución de problemas. Según advierte Komisaruk, para cuando llega el orgasmo, se activan más de 30 sistemas cerebrales principales. Es decir, no hay un centro único del orgasmo, sino que está en todas partes; quizá por ello su intensidad y relevancia en la vida humana.
Finalmente, durante el orgasmo se desactiva la amígdala cerebral, una región que se encarga de avisarnos cuando estamos en peligro. La misma que produce miedo, estrés y ansiedad.
Neuroquímicos, la razón de nuestro bienestar
¿Por qué nos encantan los orgasmos? La razón está en los neuroquímicos que se producen antes, durante y después. En el inter, el circuito del placer genera varias de las llamadas “hormonas del bienestar o de la felicidad”.
Dopamina, serotonina, endorfinas y oxitocina, son las encargadas de darnos tantas sensaciones deliciosas.
Durante el orgasmo el cerebro produce una gran cantidad de neuroquímicos diferentes; pero especialmente nos encanta hablar de la dopamina, la hormona del placer, del deseo y la motivación.
La dopamina acompañada de la euforia antes del orgasmo es un rasgo común en ambos. Sin embargo, después en los hombres, simplemente desaparece y en las mujeres baja, pero no desaparece.
Luego del orgasmo, en las mujeres se activa la glándula pituitaria que libera oxitocina, la cual podría ser responsable del apego y el deseo de besos y caricias después del clímax. La oxitocina es conocida también como la hormona de la calma, el amor y la sanación; ésta promueve la intimidad con la pareja.
La prolactina también se libera durante el orgasmo y es responsable de esa sensación de satisfacción que acompaña al orgasmo.
Una gran dosis de endorfinas nos inunda disminuyendo nuestra sensación de dolor. Así que el viejo pretexto de “me duele la cabeza”, ya no lo es. Porque el orgasmo es el mejor analgésico.
Si esto te parece poco, el orgasmo tiene muchos beneficios, aquí algunos de ellos para que te animes a buscar más en tu vida (sola o acompañada).
Beneficios del orgasmo
Lo cierto es que el orgasmo femenino puede generar grandes beneficios, entre ellos.