La academia al servicio de la banda

Para hacer llegar el derecho a las personas más desprotegidas por el mismo o a las que las instituciones simplemente no les funcionan

Por Dimna Mirelle, de colectiva La Círcula

Evolucionar del derecho será feminista o no será a “la academia al servicio de la banda” es un compromiso que desde el privilegio deberíamos replicar. Esa necesaria democratización del derecho para las personas, especialmente mujeres, en lenguaje ciudadano y en conocimiento de los conceptos básicos de defensa auto jurídica, debería ser una obligación en nuestras agendas como abogacía.

¿A quién sirve el derecho? Es una pregunta trascendente y esencial para las personas que nos dedicamos al ejercicio de la abogacía y las ciencias jurídicas. El planteamiento del filósofo del derecho Roberto Gargarella, en el artículo “¿A quién sirve el derecho? Ética profesional, derecho y poder” es que el ejercicio del derecho parece dirigido a servir al poder y a favorecer a la impunidad de quienes gozan de él.

¿A quiénes defendemos las personas dedicadas a la abogacía? Es algo que se cuestiona Gargarella desde su natal Argentina. No es casualidad que quienes habitan las cárceles son inocentes condenados(numerosas personas en desventaja), mientras que los culpables impunes son (no fortuitamente) “los más poderosos”.

Es así como nacen las interrogantes, el derecho sin perspectiva de justicia social ¿es una herramienta de dominación? ¿perpetua las desigualdades? ¿es un fin en mismo?… Y ante la reflexión es casi inevitable no tomar acción para transformar la realidad.

Desde “La Círcula” conscientes que el acceso a la educación que tuvimos como abogadas identificadas como feministas, implica, ya en si mismo, un privilegio en sociedades desiguales. Por eso el compromiso y pasión enérgica de llevar a cabo actos congruentes para transformar las realidades de corrupción, impunidad, desigualdad estructural y violaciones a derechos humanos, que aquejan a nuestras sociedades latinoamericanas, es nuestra principal motivación.

“La academia al servicio de la banda” es ahí donde toma relevancia: hacer llegar el derecho a las personas más desprotegidas por el mismo o a las que las instituciones simplemente no les funcionan. Si bien es cierto, no tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que nuestro sistema diseñado por y para hombres, solo sirve para un porcentaje muy bajo de la población (¿quién puede soportar un juicio de cualquier índole o competencia hasta las instancias de apelación o incluso juicios de amparo?). Es ahí donde propugno o incito a que todas las mujeres de la academia plasmen sus ideas y las llevemos a la práctica, que no se queden en el papel, ya que esta desigualdad social, que evidentemente impacta más a las mujeres y dentro de este sistema patriarcal, el cual debe ser atacado desde todos los frentes: el activismo, la academia, la docencia, las operadoras de justicia debe ser transformado en políticas públicas reales, aterrizables y con enfoque hacia las mujeres en situación de mayor precariedad principalmente.

Una acción no gubernamental, pero si iniciada desde la sociedad organizada que abona a disminuir la brecha de desigualdad del acceso a la justicia de las mujeres, son los talleres de autodefensa jurídica, los cuales se basan en los principios de hacer entendible el derecho a personas mujeres no abogadas y que puedan conocer los derechos mínimos que les garantizan nuestras leyes. ¿Qué tanto es obligación constitucional conocer tus derechos y que tanto es nuestro deber hacerlo accesible? Ya que el principio, el desconocimiento del derecho no exime de su cumplimiento, golpea e impacta directamente a la desigualad social estructural que vive México y el resto de Latinoamérica.

Es preponderante seguir impulsando estos cuestionamientos, acciones y cualquier activismo que nos permita acercar la justicia a las mujeres, en materia de violencia ya sea física, económica, psicológica, laboral, del libre desarrollo de la personalidad, de sus libertades y su integridad. No dejemos la academia para el sector privilegiado que puede pagar por leer un “paper”, hagámoslo para la gente y por la gente. Un título de doctora o maestra carece de justicia social sino lo convertimos en activismo que genere incidencia política para desarrollar políticas públicas por y para las mujeres.

Seminario CEEAD # 25

Gargarella, R. (2009, julio 31) ¿A quién sirve el derecho? Ética profesional, derecho y poder. Seminario de teoría constitucional y filosofía política

https://seminariogargarella.blogspot.com/2009/07/quien-sirve-el-derecho-etica.html

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