Caso 992: 31 historias sobre violencia vicaria

Con nombres que se sustituyeron para proteger a las víctimas, esta iniciativa muestra el infierno que es este invisibilizado tipo de violencia contra las mujeres

por La Costilla Rota

Con nombres que se sustituyeron para proteger a las víctimas, esta iniciativa muestra el infierno que es este invisibilizado tipo de violencia contra las mujeres.

Hoy son 31 porque representan los 31 años que duró casada la “verde” porque el marido se ocultó para no dar gasto ni devolver lo que se llevó y hasta este año se pudo divorciar. Pero no somos 31, somos millones.

Amapola. Tiene 82 años de edad y cuidó veinte años de sus tres sobrinos nietos mientras su mamá salía a trabajar para mantenerlos a todos. Los 42 años anteriores trabajó, de lunes a sábado, atendiendo una dulcería. Hoy la mamá de los 3 niños, que ya son adultos jóvenes, la mantiene y la cuida y, ambas siguen trabajando. Ella y la sobrina ya no tienen a los niños, pero ahora cuidan a su hermana que le dio Alzheimer y todavía ayudan a los dos más jóvenes para que terminen la universidad. Le quitaron un pedazo de intestino y esos meses su sobrina no pudo ir trabajar porque no podía dejar en el hospital a un adulto mayor en estado crítico. Ya mero terminan de pagar la cirugía y lo que pidieron prestado.  

Rosa negra. Estuvo en Santa Marta Acatitla 3 meses y después iba a firmar otro medio año. Fue condenadapor robo de leche de fórmula y pañales. Lo robado ascendió a 502.00. Cuida enfermos y adultos mayores por las noches y mientras ella sale a trabajar su hija de 13 años cuida de su hermanito, que hoy ya tiene 7 años y padece cáncer testicular. Los tres viven entenados en casa de su abuela materna.

Clavel. Se casó por sociedad conyugal y terminó teniéndole que entregar al marido el departamento que ella sacó con un crédito que tardó en pagar 16 años, mientras que él ni un peso dio. Aceptó porque eso era mejor que ser encañonada con una escuadra calibre 45. Nunca le han dado nada porque resulta que ella es muy inteligente y trabajadora y por eso no necesita de “ayuda”.

Lirio. Tiene 53, el marido le empezó depositando mil pesos y ocho meses después dejó de hacerlo. El querubín se fue a vivir a Las Brisas en Acapulco. Su Facebook está lleno de las alegres fotos de su eterna fiesta y en su yate bebiendo Wiskey etiqueta negra. Ella lleva diez años echando mano de la herencia de su padre y, claro está, su propio hijo nada heredará. Tal vez le alcance para un año más y no encuentra trabajo. El otro sigue de fiesta.

Lila.  Promueve bienes raíces y tiene dos hijos en la universidad. El papá no aporta desde hace 11 años y además tuvo que migrar para hacerse cargo de la enfermedad de su propio padre. Vive en una casa que le presta una hermana y en la noche vende comida, con su mamá de 83 años, con lo que sacan se ayudan y así lo los hijos puedan seguir estudiando.

Iris. Tiene 21 años. Ella es la hija del que se fue. Vio a su padre por primera vez en 18 años hace tres meses, en una audiencia que ni siquiera era del juicio que ella puso para que diera alimentos desde hace más de cuatro años. Resulta que a su padre nunca lo han podido notificar. Con el nombre lo encontró en Google y se enteró que era Director de un banco y ganaba un platal.

Violeta. Tiene veintiuno, viene en nombre de X, C y D, sus amigos. Le consta que su padre ha tenido que ayudar a la madre de sus amigos cuando no ha juntado para comer, incluso el día que no tenía para pagar el pasaje para llegar a trabajar. Forma parte del bloque negro porque se le trepó el novio de su madre.

Verde. Tiene 54 años y se tapa la frente para que no se note la cicatriz que él le hizo. Lleva 20 años manteniendo a sus tres hijos. Cuando el marido se fue con la amante se llevaron todo y se han escondido para no devolver nada. El marido y la amante falsificaron una escritura, en Celaya, donde supuestamente ella, la esposa, le regalaba su patrimonio a la amante. Él marido dice que dio alimentos, pero el dinero que dio en un cheque él mismo lo uso para no irse a la cárcel por fraude y falsificación. Un año prófugo y 18 escondido. El falsificador hoy es un alto funcionario público y ahora se esconde tras la guardia nacional que cuida del edificio donde trabaja.

Ocre. El marido fingió que tenía Alzheimer, pero en realidad era una amante. Se fue hace más de tres años y, dice, que no da lo suficiente por la pandemia,pero se le ve flamante en la Fórmula Uno y con la nueva el Orlando. La obligaba a apuntar en un cuaderno, peso por peso, todos los gastos y no hubo nunca uno que no revisara ni le reclamara. Ni cuentas, ni bienes ni nada de nada. Veintidós años de casada y con una mano adelante y otra atrás. Su mamá le comparte de su pensión del ISSSTE para que pueda llegar a fin de mes y aunque no se ha divorciado, su marido ya fue a pedir la mano de la novia.  

Magenta. Tiene 19, no es que su papá se haya ido, más bien ni lo conoce. Su mamá se rifa diario por ella y por sus hermanos. Ella dejó de estudiar porque era el único modo de ayudar.

Café. Vende micheladas en su casa. Perdió el trabajo que tenía porque se iba todo el día a trabajar y su niña de once empezó a beber, se juntaba con otra niña de 15 que ya era mamá. Le dio miedo que saliera embarazada y lo que vende apenas alcanza, pero soloasí está con ella. Él papá de la niña acaba de estrenar un carro.

Morada. Viene en nombre de Plata que tiene 76 añosy no pudo faltar al trabajo. No solo no le dieron nada para los tres hijos sino que el querubín, que había sido alcalde y bien ratero, hasta alimentos pidió ¡y el juez se los dio! A su hija la mataron en un asalto, otro hijo se rehabilita por adicciones y uno más anda sin chamba. Ella paga las colegiaturas de los nietos, ayuda con las rentas de los hijos dos veces le han abierto el pecho para arreglarle el corazón y así, incluso hoy, sigue yendo a trabajar.

Gris. Tiene 25, su mamá murió de un pasón y su hermano está guardado en Cana. Ella mejor se vino a la ciudad a ser edecán porque no pudo terminar la prepa. El papá… bien gracias. Se fue cuando ella tenía dos años y jamás volvió, ella creía que ya se había muerto, pero hace poco supo que no, le cuentan que vive con otra familia muy feliz.

Naranja. Viene en nombre de su mamá porque tuvieron que huir del país y su mamá no ha podido regresar. Salieron porque su papá la abusó cuando tenía 4 años. El sigue negándolo. Él sigue diciendo que la madre estaba loca, que era alienaciónpero, aunque diga lo que diga, ella sí recuerda lo que él le hizo y agradece a su mamá el valor de salvarla y el coraje de mantenerla hasta ser la mujer que es. La pasaron mal por años. Huyeron porque después de ganar tres instancias a un juez de lo familiar se le hizo buena idea mandarla a ella, con solo seis años, a que tomara terapia con su abusador sexual. Claro, el influyente abusador si anduvo persiguiendo a su mamá por años, pero ni un peso depositó de gasto.

Rosa. Creció en casa de sus abuelos sordomudos. El papá vive de la pensión de su propia mamá (la abuela) porque le gustan los videojuegos y las muchachas de menos de 16 años y en eso se le va la “mesada”. La única temporada que vivió con su papá la ponía a vender arroz con leche y le quitaba el dinero y mejor regresó con los abuelos que se dedican a coser, en la casa viven 4 familias y cada una usa una recámara. Son 18 personas en total.

Oro.  Lleva años pagando todo lo de sus dos hijos porque el papá ha estado muy concentrado, casi diez años, haciendo el doctorado y reencontrándose a sí mismo, en lo que le ayudan las nuevas novias. El sostiene que no debe mantener a sus hijos porque ella es muy famosa, brillante y tiene un gran prestigio académico y siempre ha ganado más dinero que él.  Invita a sus hijos a dormir en su departamento en un colchón los días de visita y a veces, como cada mes, les da 300 para que se compren algo y esa es su aportación. A él si le alcanza para los cigarros, los cafés y todo lo que su intelectual vida requiere.    

Cardo. 71 años. Salió embarazada y así se quedó en casa de sus papás hasta que ellos murieron, trabajando en el negocio de su papá. Alcanzó a sacar a su hijo adelante, hoy es Doctor y él cuida de ella. Nunca recibió un pañal ni un litro de leche ni un solo peso. Hace 40 años no había ni ADN ni nada. Hace 10 años perdieron todo por una expropiación y tuvieron que volver a empezar de cero, por eso sigue trabajando.

Nube. 64. El papá era coronel. No se fue nunca hasta que salió muerto de la casa. No daba el gasto, pero si vivía con ella y sus hermanos, comiéndose lo que la mamá compraba y cocinaba y dando madrizas a todos ellos. El abandono no era de hogar, solo de todos sus deberes. Un día, hace cincuenta años, despacharon a su mamá de la comandancia diciéndole que no podía quejarse de abandono porque el señor ahí vivía y, claro, el señor tenía derecho de vivir ahí ¿Cuál abandono? Como ese día al regresar a su casa el papá golpeó a su mamá hasta desfigurarla ya no más lo volvieron a intentar.

Canela. Viene desde Mérida porque allá ayuda en albergues y a tramitar pensiones. Las abandonadas y sus niñas y niños no juntaban para el pasaje ni de ida. A la mitad de los abandonantes nunca los puede ubicar y a los que ubican salen, siempre, que no tienen trabajo o que ganan menos el caso es que nunca dan. Igual Mayas que mestizas o blancas. Allá les va mal a todas, pero más mal a las mas pobres.

Gladiola. Es bartender de una de la tarde a 11 de la noche, a veces más. Desde que se cayó el metro las jornadas no son de 12 sino de 14 porque hace dos horas de ida y dos de venida y cuando sale tarde, para sacar más propina, termina gastando la mitad en el taxi. Su hijo se queda solo, sin ella, y siempre ha estado solo respecto del papá. Como muchos, anda diciendo el bato que ella no lo deja verlo y que no tiene trabajo, pero mientras ella sirve tragos…él se los bebe con sus amigos y la novia en turno.  Los lunes descansa en el bar donde trabaja y los usa para lavar, planchar, ir al tianguis por comida, hacer la limpieza de toda la casa donde viven, porque es lo menos que está obligada a hacer por vivir de arrimada, quien le manda a abrir las piernas. Su niña apenas habla porque casi siempre esta sola.

Marieta. Regresó a su pueblo hace dos años después de trabajar 38 años en casas, de tiempo completo. Mandaba todo el dinero para sus hijas y el papá que decía que cuidaba de ellas y de sus animales, fue el que lo administró. Casi no iba a verlas porque le tocaban reatazos y patadas en el vientre. Esperó a que él se muriera para volver. Hoy cuida de sus animales, los que ella compró porque el que administró, todo se lo gastó. Sus hijas hasta le reclaman porque no lo va a ver al panteón y dicen que ella las abandonó. Regresó con seis bolsas de colchas y ropa usada que sus patronas le regalaron a lo largo de los años, una parrilla y la computadora que compró, con su liquidación, para los 15 años de su nieta que es la única que sigue estudiando.  Llegó a vivir en la parcela de su mamá.  Los 38 años que trabajó en casa solo guardó lo de su pasaje y lo demás lo mandó. La computadora es lo que ahorró desde que el murió. Claro, en la mesa del señor nunca faltó el pulque ni quien se le arrimara para dormir a gusto.

Roble. El señor se fue a trabajar a Morelos, de mero gerente. Allá puso casa nueva con alberca y se llevó a otra señora con hijos (de otro), a los que cada día les crecieron las necesidades y de a poco fue dejando de mandar dinero. Lo despidieron por acoso y no se sabe dónde está, la señora de Morelos se quedó con la casa que él le puso a su nombre y que es lo único que el compró en treinta y dos años de matrimonio con Roble. La última vez que vio a su hijo, le dijo que todo lo malo que pensaba de él era porque su madre le había envenenado su corazón. No es lo que él hizo. La culpable del desprecio de su hijo es la madre, lo ella dijo o dejó de decir y no lo que él les hizo y lo que dejó de hacer.  

Gardenia. 81 años. Lo que sea de cada quien, a los hijos les dio un puesto de mercado y a las hijas educación. A ella le dejó la casa y sin pensión y sin derecho de rentarla. Vende comida, en la puerta de esa casa, vive con uno de los hijos a quien el puesto de nada le sirvió porque quedó ciego y con la hija y los nietos que el yerno abandonó. Le duelen sus manos y apenas camina y, cuando llueve, el dolor es peor. La segunda esposa fue la que en el divorcio se llevó lo de él y por eso cuando él enfermó y ya sin nada lo tuvo que cuidar la hija.

Jazmín. Tiene tres críos, sigue abonando lo que se pidió prestado para el bautizo del más pequeño y ese abono es lo único que recibe, además de golpes. Aquél se fue con una nueva y solo lleva lo del abono del usurero. Ella trabaja en una casa. Subió a su Facebook una foto con el velo de novia que hoy trae a la marcha y como aparecía un muchacho activista en la foto y él pensó que parecía un novio, entonces le tocó su madriza por bien puta, porque ella tiene que quedarse sola mientras el fulano si puede disfrutar de su nueva compañía. Los tres chavales los cuida su hermana y ella le convida de lo que gana para que a su vez se ayude porque está igual de abandonada. Terminó siendo la que da el gasto y su hermana la señora de casa.  Esta sola para todo, pero ni sola se salva del visitante golpeador. Con eso de que tiene derecho de ver a los niños y el pretexto de llevar el abono...

Algodón. Ella tiene 71 y viene en nombre de su madre, que ya no está. Viene porque su papá, que era un gran abogado y hasta hijo de un famoso constituyente, dejo a su mamá con cuatro hijos y solo mandaba 350 pesos de gasto mientras la colegiatura de cada uno era de 400 al mes. Su mamá trabajó en una farmacia de 7 de la mañana a 11 de la noche de lunes a sábado y dos veces por mes le tocaba hacer la guardia de 24 horas seguidas. Completaban porque su abuela viuda, que había sido acaudalada, pero de mayor empobrecida, rentaba sus muebles para películas en los estudios Churubusco. “Aquí estoy porque no era justo para mi mamá y no es justo para ninguna mujer”.

Ave. Viene por su cuñada porque su propio hermano la dejó. Como eso de dejar la casa a él le parecía incómodo y tenía ganas de vivir con la nueva, la madreó hasta que ella tuvo que salir huyendo. A la nueva la instaló en la casa 8 días después y ya juntos, espulgaron entre sus trapos para ver que tiraban o que se quedaban. Ave trabaja en casas y vende en un mercado y le pasa alguna lana a sus sobrinos. COMO cuando ocurrió la madriza también la llevó al hospital, su familia dejó de hablarle por traidora, le dicen que es una mierda por hacerle paro a sus sobrinos y su cuñada porque su deber era hacerle paro a su carnal. Cuando el DIF ha ido a buscar a su hermano, sale la nueva y dice que ni lo conoce, también eso han dicho sus papás.

Hasta aquí van 27 pero podemos seguir con miles y miles más.  

¿Cuántos testimonios más necesitas para ver la realidad?

En tu familia, en tu propia estirpe, hay una mujer que fue abandonada a su suerte con sus hijos. Si eres de ese diez por ciento de personas que no tiene una mujer de su familia en esa condición, vives una situación excepcional y de privilegio que no justifica, autoriza o legitima para negar la realidad ni para cuestionar la lucha de las madres y los hijos que han sido abusados.

Ten la pulcritud intelectual y cívica de no entorpecer una lucha por “todos los derechos para todas las personas”. Especialmente para las niñas y los niños de este país y para la mujer de tu familia, que si hoy no está… seguro estará en las mismas.

Si tu situación no es la de la ceguera o el privilegio, agradecemos y bendecimos cualquier apoyo a nuestro esfuerzo. Tu opinión pública es lo que pedimos. Gracias.

 

Caso 992

Información de: https://www.caso992.org/

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