Después de más de 7 años, Juanita Alonzo Santizo por fin se reunió con su familia en su natal Guatemala, después de ser víctima de tortura, violación a sus derechos humanos y encarcelamiento injusto en México.
Juanita Alonzo, migró irregularmente en 2014 a Estados Unidos con intención de conseguir un empleo mejor remunerado que en su país. Según un reporte de Naciones Unidas en México, ese año un coyote (como se les conoce a los traficantes de personas migrantes) la capturó junto con otra mujer en Reynosa, siendo llevadas a una casa donde fueron obligadas a trabajar. Dos migrantes más que estaban en la casa lograron contactar a las autoridades para denunciar su cautiverio. Lamentablemente, las autoridades en vez de rescatar a Alonzo a la par de las demás migrantes, la acusaron de secuestro y se la llevaron presa sin brindarle un intérprete que pudiera explicarle el señalamiento que se le hacía, pues en ese momento, ella solo hablaba chuj, su lengua maya natal.
Fue llevada a las oficinas de la entonces Procuraduría, donde permaneció una semana, tiempo en que fue golpeada, apuntada con una pistola y amenazada de muerte por los oficiales durante los interrogatorios.
Sin saber hablar español, fue ingresada al centro penitenciario de Reynosa el 18 de noviembre de 2014, donde estuvo bajo prisión preventiva, sin una sentencia en su contra y sin acceso a un traductor, por lo que no se enteró de qué la acusaban.
Pese a denunciar la tortura a que fue sometida, nunca ha sido investigada ni se le brindó la oportunidad de contar con asistencia consular, mientras que los abogados de oficio que le asignaron, tampoco hicieron algo por ella.
El 8 de septiembre del 2021, el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, en la decisión 35/2021, concluyó que la prisión preventiva de Juanita era arbitraria, por lo que la reparación adecuada del daño consistía por lo pronto, en la libertad inmediata.
Además, se vulneraron sus derechos a la igualdad y no discriminación, a un juicio justo e imparcial, así como la adecuada defensa y debido proceso, agregando que tampoco se le proporcionó oportunamente, un traductor o intérprete en Chuj, su lengua natal.
Finalmente, y tras varias acciones de defensa, Juanita Alonso Santizo, fue liberada el pasado 21 de mayo, hecho que fue celebrado por el Gobierno federal, a través del subsecretario de Derechos humanos, Alejandro Encinas Rodríguez. Sin embargo, Juanita aún no tiene acceso a una reparación del daño proporcional a los 8 años de su vida que permaneció encarcelada ni se han deslindado responsabilidades a los responsables de su arbitraria detención y tortura.
«Yo injustamente estuve ocho años en la cárcel, pero gracias a Dios estoy viva», comentó «Juanita», como se le conoce cariñosamente, y que estuvo desde 2014 encarcelada en la ciudad de Reynosa, en el estado de Tamaulipas.
México sigue siendo un país mortal para cientos de mujeres migrantes que son detenidas ilegalmente, sin acceso a intérpretes o abogados que les acompañen a librarse de las acusaciones, los actos de tortura y en muchas ocasiones, hasta la desaparición.
