¿Quién será el sexador de balas?

por Nuria González López

Por Núria González

 

De los creadores de  “gestación subrogada ética” o “narcotráfico medioambientalmente sostenible”, ahora llega “armas moralmente aceptables.

La primera guerra de destrucción masiva que se desató desde principios de este maldito s. XXI fue la guerra del neolenguaje.

El neolenguaje es la estrategia, casi un arte, de utilizar palabras bonitas y cursis para renombrar actos o hechos absolutamente deleznables, y así ayudar a la mente del ciudadano medio del mundo rico a aceptar su propio comportamiento reprobable. Una auto estafa neurolingüística.

Una de las materias donde más se ha explayado el uso de este neolenguaje es en todo lo referente a los vientres de alquiler. A saber, un vientre de alquiler es un contrato mediante el cual se transacciona la propiedad de un ser humano recién nacido, de un adulto a otro adulto. Ni el adulto que lo transmite ni el que lo recibe tiene absolutamente ningún derecho a hacerlo y menos aún la propiedad de la persona transferida, pero, aun así, el contrato se formaliza. En España, además, es un delito.

Sin embargo, el neolenguaje entra en juego según los protagonistas de la historia. Por ejemplo, si la protagonista es Ana Obregón, doscientos mil dólares y la acción se desarrolla en Estados Unidos, la prensa hablará de “gestación subrogada” “madre de intención” o “familia por sustitución”. Pero si los implicados son unos desgraciados de Córdoba que pagaron 3.000 euros a otra desgraciada, como ha pasado esta semana, la prensa habla de venta de recién nacido y detenidos. Obvio, la termología correcta para ambos casos es la segunda. La primera es neolenguaje.

Pues podemos aplicar el mismo ejemplo al último espectáculo gubernamental, al hilo del contrato de compra de quince millones de balas a Israel. La indescriptible Yolanda Díaz ha establecido la categoría de balas moralmente aceptables, según el país que las fabrique. Como si las balas no sirvieran todas para lo mismo, es decir, para matar gente, ahora resulta que, esos balazos son más éticos dependiendo del país de procedencia de los proyectiles.

Me pregunto si van a publicar en el BOE la lista de países de comercio justo armamentístico, como pasa con los países productores de café o cacao. Me pregunto también quien será el líder moral y ético que establecerá esos requisitos pseudodivinos que deben cumplir los países a los que sí podamos comprar armas. Quizá es más ético un balazo mortal si proviene de el arma proviene de Rusia o China, ambos países exquisitos en su respeto a los Derechos Humanos. ¿Quién será el sexador de balas?

Pero según la pseudo ultraizquierda española (o catalana o gallega o de cualquier terruño con aspiraciones), que las balas no sean de Israel les provoca el mismo efecto que el auto engañodel neolenguaje, es decir, les ayuda a dormir tranquilos, aunque formen parte de un gobierno que va a aumentar el gasto militar en más de diez mil millones de euros, sin pasar por el parlamento y ante lo que ellos no van ni a rechistar.

Quizá a esta panda no le importaría que adquiriéramos armamento nuclear siempre que viniera de un país moralmente aceptable para su mente enferma, como Cuba, Venezuela o Irán. O que nos provea de armas el narco mexicano ahora que Pablo Iglesias y Ada Colau, tan anticolonialistas ellos, se han instalado cómodamente en México como asesores o en canales de televisión, en una versión 2.0 de la venta de espejitos, acogidos por el gobierno de Morena, el mismo que nos exige no se qué perdón.

Va a hacer falta mucho neolenguaje para aceptar el nivel de estupidez exacerbada en el que vivimos, pero hay que reconocer que van por el buen camino.

 

 

Foto de @dapaimages

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