Por Claudia Espinosa Almaguer
Una recomendación más en torno al cine hecho e interpretado por mujeres en este año que duró muy poco en salas, pero ahora puede buscarse en plataformas. Me aprovecho de usted, de la época del año, de mi propia tristeza, vamos a ello.
La directora es Daina O. Pusić, las actrices, Julia Louis – Dreyfus, Lola Petticrew, Leah Harvey y un actor, Arinze Kene, la película se llama “Tuesday”, producción de A24 con la BBC, British Film Institute y Cinereach, es decir, estamos ante una apuesta al talento femenino, como cada que se debe convencer que la medida de la creatividad está en constante movimiento y que su cúspide no está en la imaginación de los hombres.
La historia inicia con una presentación: “Soy Lilly Tuesday Markovich” y ante ella la Muerte. ¿Qué haces si ha llegado tu hora? ¿maldecir? ¿agradecer?, presentarte.
Muy lejos de aquí, donde la muerte no es una nota cotidiana y donde el miedo no obliga a tener que agradecer tener el cuerpo presente de quienes hemos amado, la gente fallece de modo natural y no por la violencia o la falta de atención médica oportuna y el duelo puede ser un cuento como en este film, un ave que en su ojo ciego guarda al universo y acude a decirnos: La vida, toda vida, se termina.
Y es que Tuesday aborda un tipo de muerte innombrable, siendo que las mujeres creamos vida en nuestro vientre y compartimos el alimento, la sangre y el espacio de nuestro cuerpo con nuestros hijos e hijas, estamos formadas para tolerar la partida de quien sea, la propia incluso, pero no la suya.
Seremos viudas o huérfanas, morirán las hermanas, las amigas, las abuelas, el padre, pero la aceptación de la pérdida de un hijo o hija es una oposición, no a la religión, no a la cultura, a nuestra naturaleza.
Tuesday sabe que su madre no soporta la idea de su muerte y lo vemos todas en escena cuando Zora aplasta al ave, le prende fuego y la devora como a un hortelano al Armagnac, desde luego no hay nada racional allí, porque la pérdida hace otra cosa de nosotras, de tajo o lentamente, nos deja desnudas ante la desesperanza. Pero la película no acaba contigo, te ilumina, está imaginada por una mujer.
Muchísimas historias se han pensado sobre esto, siendo la única especie animal que razona, y por consiguiente es consciente, al menos en momentos precisos, necesarios, del término de su existencia e incluso construye una valórica de quienes deberían morir y en qué momento, Savater describe que ninguna otra función biológica es tan insustituible: “En ese trance nadie es más ni menos ni puede ser otro del que es, al morir cada cual es él mismo, lo mismo que al nacer traemos al mundo lo que nunca ha sido al morir nos llevamos lo que no volverá a ser”.
Con suerte, tendremos esos encuentros puntuales de los que hablo, conservamos la ingenuidad infantil sobre la muerte hasta el día en que advertimos el final de la vida de otros (morir es no estar), perdemos la inocencia cuando deseamos ese final o uno peor para quienes odiamos (esos curiosamente tardan demasiado en irse), plantamos los pies sobre la tierra cuando nosotras mismas perdemos la salud, cuando ese hilo de vida tan seguro, tan elástico, se tensa una y otra vez, (no acabar de morirse también tiene lo suyo de fastidio) y advertimos que el propio paso por el mundo va a concluir de modo inminente cuando la gente que creció a nuestro lado comienza a partir, (vamos desconociendo el mundo).
Sin suerte, pero honrosamente, la gente que uno ama se nos morirá en los brazos y andaremos por ahí con el corazón mordido, con el aprendizaje a cuestas, pensando en poner una funeraria y aprovechar este oficio a fuerza de perder y escribir un manual de Carreño de hasta donde acercarse en un velorio o que llevar para cafetear al prójimo, un kit básico de goma de mascar, tabaco, pañuelos desechables, palabras precisas y silencio, ese silencio donde una imagina cuando vendrá al fin por nosotras y qué legado dejamos a nuestro paso por la tierra.
Con inconmensurable amor y gratitud para Eurídice.
Las opiniones compartidas en la presente publicación, son responsabilidad de su autora y no reflejan necesariamente la posición de La Costilla Rota. Somos un medio de comunicación plural, de libre expresión de mujeres para mujeres.