Por Paloma Cecilia Barraza Cárdenas y Jennifer de la Torre Delfín
“Hace 50+ años, las mujeres tenían prohibido correr un maratón: hoy celebramos corriendo libres.”
Dos Seis Uno
El pasado domingo 17 de marzo, la ciudad de Durango se llenó de energía feminista con la celebración de la Carrera 8.03K, un evento sin precedentes en conmemoración del Día Internacional de las Mujeres. Desde tempranas horas de la mañana, un grupo de mujeres valientes, intrépidas y poderosas se reunieron para participar en una experiencia que trasciende los límites del deporte y se convierte en un grito de lucha y emancipación. Nos levantamos como una tribu para correr, trotar, caminar, avanzar y cantar en libertad.
La jornada inició con un emocionante calentamiento, acompañado de la entrega de pañuelos verdes y morados, donde las participantes se unieron en un gesto de sororidad y fuerza colectiva a esta actividad separatista. Enseguida, con un discurso inspirador se recordó el significado profundo de la carrera: más que una competencia física, es un acto de resistencia y una manifestación de la fuerza y el poder que emana de cada una de nosotras. Un recordatorio de todas las batallas libradas y las que aún están por venir.
Antes de iniciar, detuvimos el tiempo para honrar a Karem. Nos acompañó su familia en un momento de profunda tristeza y reflexión. Su imagen iluminó el evento, pero su ausencia pesó cada segundo. Su partida prematura nos llena de dolor y digna rabia. Por ello, algunas corredoras llevaron un velo negro como símbolo de duelo, protesta y justicia. Los pasos de estas mujeres llevaron consigo un mensaje claro y contundente: nunca olvidaremos. La memoria y el legado de Karem y tantas otras mujeres están con nosotras en todo momento, impulsan la batalla contra la violencia machista y nos recuerdan que la lucha no es una opción, sino una necesidad urgente.
Con el disparo de salida, la foto de Karem sostenida por su hija e hijo, abrió y cuidó nuestro camino. Con esta guía, las participantes se lanzaron a las calles dispuestas a avanzar 8.03 kilómetros a espaldas de la hermosa y representativa Antigua Estación del Ferrocarril. Los kilómetros recorridos, no sólo representan distancia, simbolizan también una fecha trascendental que remueve hasta lo más profundo de nuestro ser. Por ello, dejamos el alma en la ruta y la atmósfera se impregnó rápidamente de unidad, sororidad y pasión. Cada paso, cada aliento y cada latido fue por nuestras ancestras, hermanas, niñas y por nosotras mismas.
Al finalizar el trayecto, llegó el momento de reconocer a las ganadoras. Para la premiación, contamos con la presencia de destacadas mujeres duranguenses representantes de distintos sectores de la sociedad, quienes han dejado una huella imborrable en nuestra comunidad con su trabajo, compromiso y entrega. Ellas colocaron las medallas a todas las participantes, pues no sólo se reconoció la velocidad y resistencia, sino también la valentía, empatía y el espíritu indomable que nos impulsa a seguir adelante desde nuestras distintas trincheras. Asimismo, durante este espacio se agradeció a las instancias organizadoras y a los patrocinios por hacer posible este evento tan significativo.
Como cierre, tuvimos la participación musical de Prania Esponda, reconocida rapera feminista originaria de Tlaxcala. Con cada palabra y cada nota, Prania encendió la llama de la rebelión en nuestros corazones, recordándonos el valor y poder de nuestra desobediencia. Sus letras, son un himno de resistencia y una llamada a la acción para todas nosotras. Con lágrimas en los ojos y fuego en el pecho, entonamos sus canciones con amor, fuerza y coraje. Juntas, formamos una tribu imparable, lista para desafiar cualquier obstáculo en el camino.
Fotos de Karina Medina.