Por Núria González López
Me pregunto dónde andará Greta Thunberg que no está por ahí tirándole tomate frito a cualquier cuadro. Ahora que la emergencia climática está llegando más que nunca a los campos y grifos europeos echo de menos el activismo andrógino tan popular de la niña sueca, otrora alabada incluso por reyes y gerifaltes de todo tipo.
Será que una vez que se ha puesto talludita y bastante fea, como el 99,9% de las y los adolescentes normales, pues ya no vende tanto y ha sido sustituida por jóvenes modernas más vistosas. Porque no se si sean fijado, pero casualmente, todas las chicas que sacan tirando cosas a los cuadros o pegándose en el suelo por ahí son monísimas y modernísimas. Porque alternativos sí, pero el marketing instagramero y tictoquero manda, y, por ende, y nuestra extraña y prodigiosa Greta ha desaparecido.
El tema es que con o sin Greta, la cosa del campo se está poniendo seria en toda Europa. Contra la propia Europa. Y ya era hora porque con la cantidad de calamidades que viene sufriendo el sector primario, lo que no se es cómo están esperando tanto para dejarnos a todos sin comer.
Desde que empezó la guerra de Ucrania los costes de producción se han triplicado, eso sumado a la sequía y todo ello encorsetado en la famosa “PAC”, Política Agraria Común, que exige unos estándares de producción altísimos a los productos intra europeos, que no existen para ninguno de los productos que se importa.
¿Qué sentido tiene eso? Así en principio sólo se me ocurre que garantizar las ganancias de los grandes grupos “import/export” que actúan en el mundo entero y que son un importantísimo lobby económico de esos que se pasean por las instituciones europeas como por el patio de su casa, y de los que ya conocemos varios y de muy diverso pelaje, cuyo principal objetivo es asegurar que su cuota de negocio sea intocable y crezca exponencialmente a través de legislaciones europeas que nadie conoce y por tanto, nadie entiende ni puede enfrentar.
Y son realmente poderosos como vamos a comprobar con la nueva directiva europea de Banco de Alimentos que es de aplicación inminente y que tiene como objetivo dejar de repartir comida desde las instituciones para repartir tarjetas monedero y que la gente que acuda esos bancos no se sienta “estigmatizada” mientras está esperando en las famosas “colas del hambre”.
Una se pregunta si realmente a esta sociedad que tenemos le preocupa que la gente pase hambre en medio del consumismo absoluto o más bien le molesta ver a la gente que pasa hambre porque interrumpe nuestra frágil y aspiracional felicidad de redes sociales. Así de pusilánimes somos que pensamos que lo que estigmatiza al pobre no es la pobreza sino que se vea que es pobre.
Pero cerrando ese paréntesis, lo que quería resaltar es que esta nueva política de sustituir los Bancos de Alimentos por tarjetas bancarias monedero es un gigante nicho de negocio para dos de esos lobbies económicos que antes les comentaba. Para empezar, obviamente para los bancos que generen y gestiones esas tarjetas monederas que por supuesto no son gratis y que se pagarán a las entidades bancarias con parte del presupuesto que se supone que va destinado a alimentos. Primer pelotazo.
Y segundo, igual que se ha hecho con los famosos y escurridizos fondos Next Generation, allá donde se van poder utilizar estas nuevas tarjetas monedero no son precisamente en los comercios de proximidad de barrios y pueblos, en absoluto. Estas tarjetas se podrán utilizar en las grandes cadenas de supermercados que son las que se van a poder presentar a los procesos de licitación para gestionar esta nueva política de banco de alimentos. Pues ya pueden imaginar que grandes cadenas como Carrefour, Mercadona, Lidl, Dia, etc …están frotándose las manitas ante esta nueva oportunidad de ganancia extrema que se les presenta. Y ya tenemos el segundo pelotazo y el segundo esquilmazo al presupuesto final para comida porque, el margen de ganancia de los súper también va a gastarse del saldo de las tarjetas monederos. No puedo ni dimensionar las comisiones que se pueden llegar a levantar los facilitadores de tan maño negocio.
Fórmulas para mejorar el reparto de comida a quien la necesita había mil, pero sólo en esta Europa perdida y desnortada se decide implantar una en la que los principales beneficiarios del asunto fueran las entidades bancarias y las grandes cadenas de alimentación que, recordemos, vienen presentado ambos beneficios mega millonarios año tras año.
Dentro de cuatro meses hay elecciones al Parlamento Europeo y los partidos políticos ya se están afanando en hacer sus listas electorales con todos aquellos “recortes de quirófano” que no saben dónde meter, ya que de todos es sabido que se utilizan las instituciones europeas como cementerio de elefantes. Como si no importara lo que allí pasara. Cosa especialmente alarmante si tenemos en cuenta que la máquina del dinero para todos se controla precisamente desde allí.
Donde se niega la política es donde se hace la peor política y por ello deberíamos empezar a plantearnos quién gana con esta situación de oscurantismo y nula gestión, en la que perdemos todas y todos los europeos.
Foto Captura de Pantalla desde X