FUEGO

Ver FUEGO con un guión de Romina Díaz Araujo, codirigida por la guionista y Helena Cobo Reyes, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en un fin de semana y al mismo tiempo una de las más dolorosas

por Paloma Cuevas R.

Por Paloma Cuevas R. | La cueva de Medusa

¡Es un hecho! No soporto, ni tolero la injusticia, los abusos, toda aquella acción que demuestre la bajeza en el alma humana, me pone muy mal, me duele, me enoja y entristece.

Pensar que estemos dispuestos los seres humanos a lastimar a otros seres humanos protegidos en la impunidad, la cobardía o la fuerza.

Pensar que existe quien sea capaz de agredir, violentar, aterrar al otro, la otra, el otre, simplemente porque puede, me resulta nauseabundo.

Quiero contarles qué sucedió este fin de semana: Yo estaba muy tranquilita y feliz, escroleando – acción de escrolear, es decir mover el cursor o el ‘dedito’ sobre la pantalla de un dispositivo electrónico revisando contenido, sin apenas llegar a verlo, en una acción de perder el tiempo, sin interactuar con la ‘información’ – en Twitter o “Ecs” X o como se llame lo que Musk hizo con una de mis ex plataformas favoritas, cuando de repente capturó mi atención este post del 19 de enero, del Instituto de las Mujeres (@inmujeres), https://twitter.com/inmujeres/status/1748474553708290393/photo/1 que decía lo siguiente: El próximo 25 de enero acompáñanos a ver el cortometraje animado “Fuego”, después en compañía de Karina Ochoa Muñoz de la Red de Feminismos, Cultura y poder.

Quienes me conocen saben bien que cuando algo llama mi atención, música, libros o cine no soy alguien que sepa esperar, ¡bendito sea mi TDAH!, además de que la invitación es para un evento presencial que por la naturaleza de mi trabajo y ocupaciones, no podré aunque muera de ganas cumplir, así que me di a la tarea de buscar dicho cortometraje, creo que lo que más pudo conmigo fue la imagen de la animación en stop motion de una mujer indígena, sin espacio para una boca, ojos enorme y tristes, nariz grande, que pensé: ¡la nariz como la orejas, es algo que nos crece toda la vida, con razón no le cabe una boca, esa nariz es grande! ¿De qué tamaño irá a ser cuando le termine de crecer? Luego en mi divagación cotidiana producto de mi TDAH pensé: ¿De qué tamaño habrá sido mi micro nariz cuando era una bebé, si ahora es pequeña debe haber sido casi inexistente?

Ver FUEGO con un guión de Romina Díaz Araujo, codirigida por la guionista y Helena Cobo Reyes, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en un fin de semana y al mismo tiempo una de las más dolorosas.

El stop motion fue la técnica escogida, mezclada con animación 2D, para dar vida a esta denuncia cinematográfica, que utiliza el diseño  sonoro de Erick Alcántara, y nos sumerge en esta reflexión sobre la permisión desde una parte de nuestra población, esa de la que nos enorgullecemos cuando hablamos de nuestro pasado, pero jamás en presente: La comunidad de los pueblos originarios.

¿Qué se hace frente a los innumerables casos de violencia a los que están expuestas las mujeres de las comunidades originarias, en donde la sociedad revictimiza, y se mantiene en calidad de cómplices silentes? Las agresiones permanecen impunes por el pacto de silencio, mientras que aquellas que se atreven a buscar ayuda ante los casos de agresión física, sexual o emocional son pocas y en muchas ocasiones “desoídas” mantenidas en el cautiverio de su realidad monolingüe que no les permite ser entendidas por aquellos que deberían garantizarles un derecho básico: JUSTICIA.

En una duración de seis minutos que en realidad se convierte en 4 minutos con 35 segundos aproximadamente, -más los créditos,- este cortometraje mete el dedo hasta el fondo de la llaga del dolor que implica nacer, vivir y morir sin llegar a ser, en un completo alejamiento del círculo de privilegios, cuando no se es hombre blanco, que responde perfectamente a lo deseable en el mundito de la heteronorma patriarcal y se atreve a existir siendo mujer, pobre y para “acabarla de acabar” siendo indígena, sin asistir a escuelas caras, sin posibilidad de ostentar códigos postales de prestigio ni de cumplir con los estereotipos de género incluidas todas las violencias estéticas de por medio, desde el PANTONE en el tono de piel, hasta el desconocimiento de los derechos fundamentales de los seres humanos, olvidando de pasadita que las mujeres son seres humanos.

La premisa que presenta Filmin Latino es la siguiente y cito: “Xóchitl es una mujer indígena que debe luchar por su libertad antes del nacimiento de su bebé, ya que se encuentra atrapada en una relación abusiva. Ella tendrá que enfrentarse a un pueblo lleno de prejuicios y cómplice de su abusador. Sin embargo, Xóchitl cuenta con la fuerza interior de su linaje, que se manifestará a su favor.” (https://www.filminlatino.mx/corto/fuego)

A lo largo de esos 259 segundos la existencia de Xóchitl transcurre maltratada en cautiverio, y con una evidente preocupación por el destino del bebé que espera, pero a pesar de todo eso, ella se da el tiempo de nutrir con agua unas plantitas que mantiene en casa, – las mujeres y esa costumbre que nos introyectan, no sé si por gusto o por fuerza – de cuidar, a, por y para los otros, a pesar de nosotras, – a pesar de las habladurías de la gente del pueblo que en ningún momento hace nada para ayudarle.

Ella sueña con salir de ese lugar y volver a ver el amanecer y las estrellas.

Un día cualquiera el fuego acaba con todo, el fuego arrasa…

Luego la falta de cifras que nos informen el horror del maltrato y los feminicidios hacia las mujeres indígenas, pues no existe un conteo oficial que nos permita ser conscientes de la falta de atención a ese sector de la población, y de cómo sus vidas parecieran no ser relevantes para nadie.

En un post de Instagram, Romina dice lo siguiente, y me parece relevante: “No quiero dejar de hacer mención de algo que me revuelve la panza cada que veo FUEGO. En la caja de cerillos que encuentra Xóchitl escribimos “10 diario” en referencia al promedio de víctimas de feminicidio que se usaba en marzo del año pasado (2021). Lamentablemente, este año (2022) el número ha aumentado a 10.5-11 diarios. De cualquier forma, estas cifras siguen y seguirán siendo cuestionables mientras los feminicidios sigan tipificándose como homicidios, así que Abramos bien los ojos (porque en Querétaro nada pasa 👀). Y son todavía más cuestionables si seguimos negándole a las mujeres indígenas la posibilidad de denunciar en sus lenguas o diciéndoles que la violencia es parte de los usos y costumbres en su pueblo, devolviéndolas a la persona de la que huyeron para que vean cómo arreglarse con su abusador.” Completamente inhumano y alarmante.

El colofón no podría ser más doloroso:

“EL CAMBIO COMENZARÁ CUANDO

TODAS LAS VIDAS IMPORTEN

NO SOLO ALGUNAS.”

¿Qué tiene que suceder para que se entienda? Violentar a una, es violentarnos a todas, es atentar contra la calidad de vida y el derecho al desarrollo integral de una persona, es mancillar ese México de los diez de mayo y la virgencita de Guadalupe, es negar nuestra humanidad…

¿Qué tiene que suceder para que se entienda?

 

«Ma u satal k´atun lae,

wai tak´ petenil tumen k´a sijnalil,

lai peten lae.»

No se perderá esta guerra,

porque este país se unirá

y este país renacerá.

 

Foto Captura desde X

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