LaCostillaRota. 10 de junio, 2025.- La vida de Hildegart Rodríguez Carballeira, la «Virgen Roja», es un relato que conmociona. Nacida en Madrid en 1914, esta joven prodigio se convirtió en un símbolo del feminismo y la eugenesia en la España de principios del siglo XX, para luego ver su prometedor futuro truncado por la mano de su propia madre en un acto de posesión retorcido.
Desde su nacimiento, Hildegart fue el centro de un experimento social ideado por su madre, Aurora Rodríguez Carballeira, una mujer de férreas convicciones e ideologías avanzadas para su época. Aurora concibió a Hildegart con un propósito claro: crear a la mujer perfecta, un modelo de intelecto y libertad que lideraría el camino hacia una nueva sociedad. Educada en casa bajo un régimen estricto y una estimulación intelectual constante, Hildegart demostró una precocidad asombrosa. A los 14 años ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, obteniendo su licenciatura con honores a los 17.
Su inteligencia deslumbrante la llevó a involucrarse activamente en la vida política y social. Militó en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en la Unión General de Trabajadores (UGT), destacándose por su elocuencia y sus escritos sobre sexualidad, eugenesia, y reforma social. Fue una prolífica articulista, publicando ensayos y libros que defendían el derecho de la mujer a su propio cuerpo y a la autodeterminación, abogando por una educación sexual abierta y el control de la natalidad en un momento en que estos temas eran tabú.
Sin embargo, la relación entre Hildegart y su madre era profundamente compleja y asfixiante. Aurora, controladora y posesiva, veía en Hildegart no solo a su hija, sino a la culminación de su proyecto vital. A medida que Hildegart crecía y comenzaba a forjar su propia identidad, su deseo de independencia chocaba cada vez más con el férreo control materno. La joven se sentía sofocada por las expectativas y la vigilancia constante de Aurora, quien temía perder la influencia sobre su «creación».
La tensión escaló a límites insostenibles. Hildegart, agotada por la presión y anhelando una vida propia, comenzó a considerar alejarse de su madre. Fue este deseo de autonomía el que, paradójicamente, sellaría su destino. En la madrugada del 9 de junio de 1933, en su domicilio de Madrid, Aurora Rodríguez Carballeira disparó tres veces contra su hija mientras dormía, causándole la muerte.
El parricidio conmocionó a la sociedad española. Durante el juicio, Aurora argumentó que había matado a Hildegart para «impedir que se estropeara», convencida de que su hija se había desviado del camino que ella había trazado y que era preferible su muerte antes que ver su «obra» corromperse. Fue condenada a prisión, donde fallecería años más tarde.
La historia de Hildegart Rodríguez Carballeira es un sombrío recordatorio de los peligros del control absoluto y de cómo un idealismo mal encauzado puede derivar en tragedia. Su legado, sin embargo, perdura en sus escritos, que continúan siendo un testimonio valioso de la lucha por la libertad y la autonomía de la mujer en una época de profundas transformaciones sociales. Su corta pero intensa vida sigue siendo objeto de estudio y debate, inspirando obras literarias y audiovisuales que buscan desentrañar la complejidad de su genio, su idealismo y su trágico final.