Por Núria González López
Las plataformas audiovisuales son lo más parecido a la Máquina del Tiempo que se ha inventado hasta ahora, ya que te permiten trasladarte a cualquier época del cine y la tele sólo con darle a un botón. Y como cualquiera que haya nacido antes del 1985 sabe que los felicísimos años 90 son la mejor época a la que viajar con la menor excusa, más aún si la excusa es el cine.
Total, que aprovechando las innumerables e infrautilizadas suscripciones que pago, y que Demi Moore está de nuevo de moda, recuperé “La Teniente O’Neil”, una peli que en su momento podría parecer un himno feminista pero que vista casi 30 años después de su estreno (es de 1997, sí, así de mayores estamos…) ni se acerca.
Y llegué a la conclusión de que la teniente O’Neil y hoy no podría existir, ya que paradójicamente, la secta Woke de la inqueersición, seguro que abogaría porque una mujer como ese personaje sería a todas luces un hombre trans, es decir un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer.
¿Por qué? Pues sencillamente porque para esta marabunta del pensamiento mágico del cual parece que España va a ser el último país en librarse, no puede existir una mujer que no tenga comportamientos propios de una mujer, y claro, no era propio de una mujer de bien en 1997 apuntarse a los SEALS, por lo que eso es prueba irrefutable de que es un hombre. Y más aún si recuperamos su icónica frase “oficial en jefe: chúpeme la polla”, que sin duda alguna demuestra que se siente hombre y que incluso llega a auto percibir su miembro imaginario.
Seguramente, si son personas normales, creerán que esta última afirmación es una solemne estupidez y sin duda lo es. Sin embargo, este pensamiento chamánico es el que ha estado dominando la política y por ende nuestras vidas, al menos la última década.
La reacción a la obligación constante a tragar con ruedas de molino ha estado a la altura de aberración irracional sufrida y la gente, simplemente está optando por todo lo contrario, no porque se hayan vuelto locos, sino por dejar claro que de cancelación y censura autoimpuesta ya están hasta el flequillo. Y por eso personajes como Trump, Milei o Bukele se perciben como más confiables que Biden, Harris o nuestro presi icónico Sánchez.
Y entonces la gente lanza a las fauces de la ira de la democracia a toda la secta cancelaria. Sin embargo, su virulencia se queda en un juego de niños si la comparamos con el canibalismo casi gore que los mismos Woke han practicado con quien era su bandera hasta hace apenas 15 días. Gascón, que pretendía usurparle el Oscar precisamente a la Teniente O’Neil, ha sido aniquilado por sus propies amiguis y amigues, porque no tenía todos los “checks” en su lista de posmolerdo.
Si bien es importante que la misoginia y la usurpación de cualquier derecho de las mujeres a través del revolucionario acto de dejarte crecer el pelo, ponerte falda o pintarte la uñas esté en tu currículum, todos nos hemos enterado a la vez de que eso no es suficiente si te atreves a meterte con el islam. Mahoma mata brilli brilli. ¿Por qué? No hay explicación lógica para quien se guía por las autopercepciones. Lo malo es que aún conservan ciertas parcelas de poder.
Y ahora no me queda más que desearle mucha suerte a Demi Moore, que tampoco tenía rival en su carrera al Oscar de este año y agradecerle tan buenos y malos personajes que nos ha dado, ninguno feminista, pero todos con los mismos ovarios tan bien puestos como la joven Teniente O’Neil y como ella misma.
Foto Captura de Pantalla desde X
