Por Núria González López
Toda ola tiene una resaca y en eso es en lo que estamos ahora mismo. En una resaca horrible de esas que sientes que te va a explotar la cabeza. Concretamente, estamos en la resaca a de la llamada “cuarta ola del feminismo” que me he permitido la licencia de llamar el “feminismo cash”, entiéndase como tal aquel en que la supuesta feminista se proclama como tal si hay alguna ganancia de por medio, aunque para ello tenga que validar cualquier tipo de barbaridad infecta que atente precisamente contra los derechos de las mujeres.
Podemos situar el inicio de esta llamada cuarta ola en la segunda década de los años 2000 y su punto álgido a partir de 2018 y 2019, con la eclosión de los casos de violencia sexual, si quieren concretar un poco más, con el mal llamado caso de “La Manada”.
Sin embargo, esa cuarta ola no sólo abordó las violaciones, sino que empezó a alzar muy fuerte la voz en temas tan importantes como la abolición de la prostitución que, hasta el momento eran prácticamente una entelequia. Lo mismo pasó con una grandísima oposición a los vientres de alquiler. Y todo ello con una novedad muy importante que fue la participación masiva de las mujeres más jóvenes en el movimiento feminista.
Fruto de todo ello fue la Huelga General Feminista convocada el 8 de Marzo de 2018, que fue un éxito rotundo, tanto, que los poderosos inventaron e introdujeron como “feminista” toda la teoría transgenerista, a modo de caballo de Troya para hacer exactamente lo que hicieron los griegos en Troya, a saber, intentar reventar el feminismo desde dentro.
Y es en ese punto donde aparecen las primeras feministas cash, casualmente la inmensa mayoría pertenecientes a la órbita podemita. De ahí salen las irenes monteros, la adas colaus, las yolandas díaz, etc. en el ámbito político, al tiempo que en PSOE empieza una purga implacable contra todas las mujeres feministas que militaban en ese partido hasta dejarlas absoluta y completamente defenestradas.
Aquí quiero parar un segundo para señalar a quien lee que se abstengan de meter a Carmen Calvo en el saco de las feministas purgadas, pues ella merece un capítulo a parte de como una feminista es usada para “domar” al resto de la tribu y que acepten lo inaceptable. De nada le sirvió pues cuando dejó de ser útil al amo fue defenestrada igualmente y sacrificada en el altar del Ministerio de Igualdad para pasarlo a manos de la señora de Pablo Iglesias.
Pero alrededor de estas politiquillas serviciales al patriarcado creció un submundo de opinadoras, tertulianas, periodistas, presentadoras o cualquier cosa que, ocupando horas y horas de televisión, defendían y defienden todo lo contrario de lo que defendía el feminismo, es decir, defendían la prostitución como opción laboral, los vientres de alquiler como nuevas maneras de familia, que la violencia machista tenía que ver con no se qué invento de las “nuevas masculinidades” o que ser mujer es un sentimiento de hombres, afianzado con cualquier pintauñas barato o una cutre peluca del chino.
A ese grupo pertenece la que esta semana pasada se ha querido alzar como la voz de las víctimas de Errejón, Cristina Fallarás, inseparable compi de Ada Colau en Barcelona, y participante de mítines y de todo el entorno podemita. La misma que ha señalado a esas víctimas que han confiado en ella la poca utilidad de ir a la policía mientras, resulta, que en quince días lanza un libro precisamente con “testimonios”.
Mucho asco todo.
Sin embargo, no es la única de este selecto grupo de “supervivientes” a costa de destrozar el feminismo enarbolándose en él. Hemos visto como colaboradoras habituales incluso de los medios público no tenían ningún reparo en hacerse fotos de amiguis con adquirentes de bebés si eso les garantizaba unos minutos más de plató, o mirar para otro lado cuando desde el gobierno al que sirven como soto voceras hablan de abolición de la prostitución mientras guarda todas las proposiciones de ley que vienen del movimiento feminista en el cajón más escondido del Congreso de los Diputados. O no osan de decir ni media palabra sobre tantísimo putero como hay en las instituciones.
Muchas de estas pertenecen a asociaciones disque “feministas” que se han visto beneficiadas por generosas subvenciones del Ministerio de Igualdad precisamente para seguir con su labor de minar la agenda feminista y garantizar, en la medida de lo posible, tanta confusión y manipulación del feminismo que, al final, a la mayoría de la población le cause incluso rechazo o nos vea como una grotesca caricatura entre neomojas o incapaces emocionalmente de gestionar la más mínima adversa situación.
Ese cash les puedo asegurar que nunca llega a mujeres que se manifiestan en las calles con sus propios medios y con mucho esfuerzo, como los cientos de mujeres que se manifestaron este pasado sábado en León con la plataforma La Fuerza de Las Mujeres, que casualmente, ninguno de los grandes medios de comunicación tuvo a bien ni dedicarles cinco minutos, ya que bien saben que no tienen nada bueno que decir sobre las instituciones ni sobre ningún político.
En lo que unas se desgañitan en las calles y en su día a día, otras se pasean por los platós horas y horas, previa minuta pactada solo para invisibilizar a quienes no tragan con su engaño y así nos van destruyendo, cosa que ya les viene bien a todos los partidos, pero que le viene muy mal a la sociedad en general.
Ya les dije, las mujeres estamos en una horrible resaca que no hay ibuprofeno que la cure.
Foto: Composición de LCR