Voti, voti, voti

Los miles de años y de vidas y de litros de sangre derramada de las mujeres que lucharon por tal de que todas podamos ir hoy a votar, hace que para nosotras la abstención no se a una opción digna de las que nos precedieron

por Nuria González López

Por Núria González López

De nuevo nos encontramos hoy en Catalunya con esta ilusión que nos embarga y nos colma de emoción, de vernos de nuevo frente a la urnas y frente a unas mesas llenitas de variopintas papeletas, que más que a la fiesta de la democracia parece que vayamos a una sesión del “susto o muerte”, aproximadamente.

No vayas a votar que no es obligatorio, me dirán algunos. Sin embargo, deben saber que para una mujer con conciencia de los miles de años y de vidas de otras mujeres y de litros y litros de sangre derramada de las que nos precedieron por tal de que todas podamos ir a votar hoy, hace que para nosotras la abstención no sea una opción digna de las que nos precedieron.

Así que tenemos que votar, en honor y memoria de todas aquellas luchadoras anónimas que no salen en los libros de historia pero que son a quien hay que agradecerles el privilegio de poder votar hoy. Aunque sea un espanto lo que tenemos delante.

En esta ocasión, repasar las opciones de votos es como cuando te juntas con las colegas a repasar tu lista de ex.

Empezando por el partido del president Aragonés, Esquerra Republica, que son como ese noviete del instituto que iba a excursiones los fines de semana para subir al Pedra Forca, con un pañuelito en el cuello, creyéndose la versión catalina de los boy scouts. Te duraba poquísimo porque, además de no encontrarle la diversión a subir al monte como las cabras por mucho que fuera gratis, era el típico que jamás nunca jamás, osaba salirse de las “faldilles de la mama”. Mal.

El segundo en liza es el PSC, Partit dels Socialistes de Catalunya. A mí me recuerdan a esos maridos que parecen perfectos, siempre peinados, siempre oliendo bien, siempre con la frase perfecta en la boca, siempre a punto para todo y que siempre, siempre, siempre te la acaban pegando a la primera de cambio y acabas con más cuernos cuernos que un saco de caracoles. Y encima cuando lo explicas, nadie se lo cree. Illa va en cabeza en las encuestas, veremos qué nivel de “fidelidad” maneja o si le va más el rollo sado con Sánchez de dominatrix. Veremos.

Luego está Carles, Carles Puigdemomt y sus colegas. Poco hemos visto a sus colegas de partido y eso que el tío ha hecho campaña deslocalizada desde el sur de Francia. Éste voto sería sin duda como aquel rollete que te echas una noche loca porque te sientes fea o estás enfadada por algo, y en contra de toda lógica decides alargarlo más de las tres horas de rigor y acaba en desastre. Error fatal.

El Partido Popular en Catalunya es como si vas a una reunión de la parroquia acompañando a tu yaya y te sale un ligue con cara de Alejandro Fernández, que pretende llevarte a confesar cada vez que intente darte la mano. Muy majo y formal, pero da una pereza infinita. Y luego, además, este tipo de varón acaba siendo muy rarrito en demasiadas ocasiones, no me digan que no.

Los comunes, con la señora Albiach al frente. Votarle sería como aquella explicación fantástica de la película del Bar Coyote, de las señora dueña del garito a la novata que le pregunta que es un Coyote Ugly y la señora amablemente le explica que es esa sensación cuando despiertas al lado de alguien y te dan ganas de arrancarte un brazo. Eso mismo intuyo que me pasaría a mí si votara a esa gente, que querría arrancarme el brazo.

Más o menos como los de la CUP. Yo nunca tuve relación íntima con ningún ser humano que le tuviera aversión a los olores agradables. Pero me consta por amigas muy locas que existen. Y si eso lo mezclamos con la musiquilla machacona, eso sí, en català, casi mejor virgen hasta la muerte.

Y por último los Voxeros. Los machos men del arco parlamentario. Además, encabezados por uno exótico y con históricamente buen cartel. Sin embargo, el modelo gañán de bar de café, copa, puro y palillo a punto de caerse y ocasional rasconazo de huevos, pues como que no.

Pero eso es lo que hay mis queridas congéneres. Cierto es que siempre queda el voto nulo o voto en blanco, que al hilo de este artículo y tal y como está el patio, vendría a ser la opción Satisfayer electoral.

Sea lo que sea lo que decidan, decidan siempre votar. Por las que lo hicieron posible y por la que aún no pueden hacerlo. Dona, voti, voti, voti.

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