Por Alma Vidrio
Heroína: Mujer ilustre y famosa por sus grandes hechos.
“La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde
me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.
la tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde.
El viento hace a mi casa su ronda de sollozos
y de alarido, quiebra, como un cristal, mi grito.
y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir intensos ocasos dolorosos.
¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido
si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto
crecer entre sus brazos y los brazos queridos!
Fragmento de “Desolación”, escrito en 1922
El 10 de enero se recuerda y conmemora el aniversario del fallecimiento de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcagaya, quien cambió su nombre por el de Gabriela Mistral, una de las más grandes y excelentes mujeres escritoras y poetas de América Latina. Gabriela Mistral, nació en 1889 en el poblado de Vicuña, en el centro de Chile. Su vida tuvo múltiples facetas entre las que destacan que fue una gran poeta, y la diversidad y belleza de su obra literaria la hizo merecedora del Premio Nobel de Literatura en 1945; asimismo, también fue una gran pedagoga y diplomática que destacó en América Latina.
La influencia de su media hermana, la profesora Emelina Molina, la encaminó hacia la enseñanza y, los 16 años, inició su carrera docente como ayudante y luego como maestra en la Escuela de “La Compañía Baja” en La Serena*; luego fue maestra en la localidad La Cantera y, después, fue a Santiago donde aprobó los exámenes de la Escuela Normal de Preceptoras e inició su obra literaria con poemas que escandalizaron a los directivos de la institución porque los consideraron “algo socialistas y un tanto paganos”. Al terminar su preparación en la capital chilena, trabajó en varias escuelas de las ciudades de Traiguén, Punta Arenas, Autofagasta y Temuco, donde conoció a Pablo Neruda.
* Después de Santiago, La Serena es la segunda ciudad más antigua de Chile pues se fundó en 1544
La experiencia de fue adquiriendo como docente fue fundamental para mejorar y madurar su obra poética, la cual se publicó en los periódicos regionales de las poblaciones de La Serena, Ovalle y Vicuña. Algunas de sus creaciones son, en verso, los “Soneto de la Muerte” y las prosas “Ensoñaciones”, “Junto al Mar” y “Carta Íntima”.
Gabriela no salió de Chile por cuestiones políticas o religiosas sino porque, en 1922, nuestro secretario de Educación (México) José Vasconcelos la invitó a colaborar en el proyecto y reforma educativa que surgió con la Constitución de 1910, que en su artículo 3º. establece que “Todo individuo tiene derecho a recibir educación”, principio que surgió de la lucha en Revolución Mexicana; pero también para construir y crear el sistema de bibliotecas públicas en todo México. Además, ese mismo año, en Nueva York, Estados Unidos, se publicó su libro Desolación, el cual le dio reconocimiento y prestigio a nivel internacional, la puso en la palestra de las grandes escritoras latinoamericanas pero, sobre todo, fue el inicio de publicaciones hermosas y reflexivas como son Lecturas para Mujeres, en México) y Ternura, en España, con el que renovó los “géneros” de la poesía infantil que incluían canciones de cuna, rondas infantiles, etc.
Regresó a Chile en 1926 y, por unos años, de dedicó la enseñanza y publicó varios artículos que reflejaron su vocación pedagógica y, con la influencia de pensadores los escritores Rabindranath Tagore (India) y José Enrique Rodó (Uruguay), Gabriela propuso que las escuelas enseñaran al aire libre, propugnó por que hubiera un equilibrio entre la cultura europea con las de los pueblos americanos, que la religión se incluyera en la educación para “acercarse a Dios”, etc., pero además, en 1927 escribió un artículo donde establece cuales deben ser los derechos de los niños entre los que destacan:
- Derecho a la salud plena, al vigor y a la alegría
- Derecho a lo mejor de la tradición, que para ella es el cristianismo.
- Derecho al niño a la educación maternal
- Derecho a la libertad, que es un derecho tiene desde antes de nacer
- Derecho a la enseñanza secundaria y la de niveles posteriores
Mistral inició su carrera diplomática al inicio de la década de 1930. El gobierno chileno la designó cónsul en Nápoles, Italia, pero no pude ejercer porque se instauraron en el gobierno italiano Benito Mussolini y su Partido Nacional Fascista. Como ya estaba en Europa, se le nombró cónsul honorario en Madrid, España, y, después, cónsul de segunda clase en Lisboa, Portugal; posteriormente, estuvo en el consulado de Petrópolis, Brasil, donde conoció al escritor austriaco Stefan Zweig y a su esposa Lotte Altmann, que habían huido de Europa de la persecución nazi.
Entre los varios reconocimientos que Gabriela Mistral recibió a lo largo de su vida, sin duda destacan:
- El Premio Nobel de Literatura que le otorgó la Academia Sueca de Literatura en 1945
- El Premio Nacional de Literatura de natal Chile, en 1951
Gabriela Mistral fue una mujer que desde muy joven entendió la importancia de educación en el desarrollo de la infancia y de la sociedad en su conjunto, pero también que los derechos de los niños son fundamentales para llegar a ser personas con valores morales. Pero sin duda, su poesía, y su obra literaria en su conjunto, reflejan los diversos aspectos de y de la existencia y de los sentimientos del ser humano que incluyen amor, alegría, compasión y el respeto por la vida, pero también sentimientos de tristeza, desolación, frustración, que todos tenemos y que, al superarlos, nos hacen mejores mujeres y hombres.
El 10 de enero de 1957, Gabriela dejó pasó al umbral de que existe después de la vida. Las generaciones presentes y futuras de América Latina siempre la tendremos como un gran referente de amor, dedicación y perseverancia.
Fuentes:
- Gabriela Mistral (1889-1957), Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile, 2023
- Gabriela Mistral, Abacoenred.com
- Gabriela Mistral y la educación: una historia en las sombras, Universidad de Chile, 7 de abril, 2016
“Gabriela Mistral como educadora” de Marie-Luise Gazarian para Revista Hispánica Moderna, 3 de diciembre
Foto Universidad de Chile
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