Por Yola Díaz
Hace unos días curioseando en Instagram me topo con una story de un influencer regio llamado Gualy. El contenido de este chavo es bastante orgánico, comparte su día a día, a su familia, etc., y todos los días sube una frase motivadora, es de esos influencers “light”, pues como les comentaba estaba viendo sus historias y me llamó la atención que compartió una donde una chava le comenta una story anterior y le dice algo así: oye no es crítica pero como que últimamente te veo más “chonchito”, a lo que él responde de manera educada y directa que este tipo de comentarios cero son lindos, al contrario, que él está efectivamente más “chonchito” y que lleva meses batallando para poder estar en su peso ideal.
Y por este tema es que surge esta columna.
¿Qué nos motiva para criticar el cuerpo ajeno?
Como bien lo dice él, absolutamente nadie sabe que lucha está viviendo esa persona en su interior, como para que venga una desconocida a echarle más limón a la herida.
¿Dónde queda nuestra empatía? ¿Dónde queda el respeto hacia los cuerpos de los demás?
El otro día escuchaba un podcast que hablaba de redes sociales y la protagonista de dicho podcast decía que el mejor consejo que le habían dado al empezar a generar contenido en RRSS era: si tienes la piel gruesa para aceptar todo el hate y que no te afecte, adelante.
Esto puede leerse muy simple, incluso común, pero ¿por qué acostumbrarnos al odio de los demás? Me queda claro que no somos monedita de oro, para caerles bien a todos y también me queda claro que hay mucho contenido basura en el cual su propósito principal es el hate hacia los demás, pero entendamos que eso NO ESTÁ BIEN, no podemos normalizar el odio.
En el grupo de mujeres que tengo en face (Proyecto M), una de las reglas son respeto, otra de ellas es que probablemente no estés de acuerdo con algún tema o con alguna especialista y está bien, es normal, pero pasas de largo, si vas a criticar que sea realmente constructivo, pero de NINGUNA MANERA SE TOLERA EL HATE, y la verdad es que la dinámica se ha entendido muy bien y al día de hoy es un espacio libre de toda basura mental, cosa que se debería replicar en un mundo ideal, pero pues no tenemos ese mundo.
En el ámbito político son muy comunes los ataques y dadas todas las cuentas fake es casi inevitable que esto sucedo, pero vuelvo a lo mismo; ¿qué necesidad de agredir a esas personas por su físico?
¿Se vale criticar a los funcionarios públicos? Claro que sí, si no están haciendo su trabajo como es, pero siempre de forma respetuosa, eso de mentarles la madre ni efecto tiene, dicho por una experta en relaciones públicas políticas, genera más impacto la crítica directa, tajante, y con sustento, puesto que en automático esas que ofenden ni “las pelan”.
En definitiva si eres ese tipo de persona que se la pasa criticando destructivamente, ofendiendo, agrediendo, etc., seguramente estás proyectando todas las carencias, inseguridades y frustraciones que tienes guardadas (dicho por psicólogos).
Nadie, absolutamente nadie es perfecto, tampoco nadie tiene un cuerpo perfecto.
Y recuerda que mientras tú señalas con un dedo, hay cuatro que te señalan a ti.
“La gente perfecta no es real, y la gente real no es perfecta”.
Sin más ni más…
Nos leemos la próxima.
Yolanda Díaz
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Foto de Rattankun Thongbun desde Getty Images