Por R. Aideé Aguilar Esquivel
La realidad es que la violencia en contra de mujeres periodistas ha crecido en la última década.
De acuerdo a la información del quinto informe de libertad de expresión, «Palabras impunes: Estigmatización y violencia contra mujeres periodistas en México 2019-2022», Comunicación e Información de la Mujer A. C. (CIMAC), evidencia la persecución y violencia en contra de las periodistas, además de que en este periodo no han disminuido las condiciones de riesgo. Es decir, no se están tomando medidas para evitar que la violencia incremente, por el contrario, esto va cada vez en aumento. ¿Por qué en este lapso ha crecido la violencia? ¿qué y quiénes la alientan o ejecutan?
En la gestión del gobierno actual ha sido marcada la crítica y señalización hacia aquellos periodistas que han cuestionado, que no se muestran a fines a su ideología o forma de pensar o, manifiestan que algo no se ha puesto sobre la mesa ciertos intereses sociales, en esta gestión. La reacción del actual presidente hacia esto ha sido de rechazo, incluso, ha tildado a los y las periodistas de «golpistas», «mercenarios» o «traidores de la patria», esto lo ha manifestado en «la mañanera». Lo que ha provocado que se estigmatice a este sector. Además de ello, eso ha dado pauta a que «justifiquen» su persecución y las agresiones en general.
En el análisis de este informe, muestra que las declaraciones del actual presidente, es un discurso que provoca «una reacción en cadena en quienes lo escuchan, que interpretan sus palabras como «una orden de ataque». A causa de cuestionar las versiones oficiales esto ha sido un foco de agresiones en las redes sociales, también hay un bloqueo informativo hasta el extremo de la prohibición al acceso a Palacio Nacional. Todas estas actitudes también se han replicado en otras entidades federativas.
Pensemos que vivimos en sociedades donde una gran parte de la población no suele preguntarse lo que consumen tanto en los medios de comunicación como en general. Además que muchas veces la sociedad sigue ciegamente a líderes que los convencen con discursos demagogos, es decir, apelan a los sentimientos, ya sean nacionales o algún descontento general y, por ello, les siguen ciegamente.
Lo mismo pasa cuando un líder le dice a sus seguidores que un sector o alguien no concuerda con su visión y que por ello, son personas que no deben de ser escuchadas. La misma población va a replicar los discursos y actos que ven de aquel que consideran su líder sin cuestionarse lo que esto implique.
En los resultados de este informe hay un cuadro comparativo de las agresiones a mujeres periodistas en el gobierno de López Obrador y muestra lo siguiente: en el 2019, 127 agresiones; en el 2020, 251 agresiones, 2021, 232 agresiones; 2022, 127 agresiones hasta el mes de julio. En el primer trienio de Enrique Peña Nieto, del 1 de enero de 2013 al 31 de julio de 2016, hubo 248 agresiones hacia las periodistas, en comparación al primer trienio de Andrés Manuel López Obrador, del 1 de enero de 2019 al 31 de julio de 2022, con 767 casos. El aumento es del 209.2%.
De ahí la importancia de que el Estado debe de reconocer y aceptar que la libertad de expresión es importante para las democracias, incluso, los periodistas son un pilar para mostrar opiniones diversas. Además el Estado debe de garantizar la vida a los y las ciudadano, es decir los derechos humanos, principalmente a los sectores más vulnerables como somos las mujeres, independientemente de nuestras profesiones.
También debe de proveer justicia hacia las y los periodistas que han sido violentadas. Como vemos estamos en un camino muy largo en búsqueda de la justicia. Es responsabilidad tanto de los gobiernos y ciudadanos exigir el ceso a la persecución y violencia hacia las mujeres en general y a las periodistas.