Por Omega Vázquez
Un 25 de noviembre le arrebataron la vida a las hermanas Mirabal en República Dominicana, fueron mujeres inteligentes, valientes y amantes de su país quienes combatieron férreamente la dictadura del asesino Leónidas Trujillo.
El dictador militar se había apoderado de la presidencia y a base de sangre y plomo se impuso como líder plenipotenciario en aquel país, quienes se atrevían a montarle cara o a levantar la voz eran desaparecidos y/o asesinados.
Minerva, Patria y Teresa, las Hermanas Mirabal Reyes, educadas, decididas y guerreras, lideraron el movimiento que terminaría finalmente con aquella atrocidad para todo un país, no sin dejar en ello su paz, familia y su vida.
Ese 25 de noviembre, con engaños, les ofrecieron visitar a sus esposos, también activistas contra la dictadura,  quienes estaban presos desde hacía tiempo, al igual que ellas.
Las tres hermanas, quienes fueron arrebatadas del seno de su hogar y dejaron a todos sus hijos huérfanos, desde que las llevaron presas para sufrir violaciones y tortura ¡No se rindieron! toda la familia dio la batalla pero de aquel viaje nunca volvieron, las bajaron del vehículo y acabaron con sus vidas como un mensaje colectivo, ¡de odio! que terminó uniendo a todo un país en memoria de las mariposas -como les llamaban-, menos de un año después de aquel crimen duró el déspota Trujillo en el poder, será recordado siempre como un dictador y ellas como la razón para seguir luchando por una vida digna libre de miedo y con seguridad para volar para todas las niñas y las mujeres de Latinoamérica.
Ahora y desde 1999 se conmemora el 25 de noviembre como un día de lucha, de acciones simbólicas y efectivas para exigir la eliminación de la violencia contra las niñas y mujeres.
Todas las mujeres nos sumamos a esa exigencia para detener de una vez por todas este genocidio cuya principal objetivo es achicar, detener y eliminar a las mujeres libres.
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