Reina Isabel II, la inquebrantable

por Sofía Gamboa de la Parra

Por Sofía Gamboa

Quien vive, quien muere, quien cuenta tu historia…

Símbolo de una nación…

Tenemos derecho a tener sentimientos complicados sobre la desigualdad e injusticias que la monarquía representa. Es un instituto patriarcal, opresivo, antidemocrático, colonizador, racista, misógino, que mantiene riquezas, linajes y pretensiones de clase alta.

La Reina Isabel II ha sido criticada por beneficiarse de este y de hacer muy poco para reconocer o reparar su cruel legado. Sin embargo, su muerte provoca un fuerte debate del rol que vivió la monarca en la historia del Reino Unido, así como del papel de la mujer en la sociedad y de cómo nivelar su campo de juego.

A la Reina no se le puede considerar feminista en una estructura que de entrada está catalogada como masculina. Lo que hay que destacar es que ayudo a que las mujeres visualizarán de todo lo que era posible.

Demostró que ellas podían ocupar posiciones de poder y hacerlo bien. Continuamente mandaba mensajes de felicitación a mujeres que rompían el techo de cristal y daba discursos ocasionales elogiando el potencial de las mujeres. Mostro lo fuerte y resilientes que podemos ser las mujeres y lo aceptable que era dedicarse por completo a su trabajo.

No tuvo ninguna entrevista de trabajo, ni luchó por salarios o condiciones de trabajo flexibles, ni abogó por la igual de derechos, pero si cambio los estereotipos de género y se convirtió en una precursora social al apegarse a su dogma “nunca te quejes, nunca expliques”.

Isabel II, quien se convirtió en Reina casi por accidente a los 25 años, 1952, cuando las mujeres solo estaban destinadas a labores domésticas, se abrió paso en un mundo de hombres y, como tal, tuvo que demostrar el doble. Supo ganarse el cariño, y hoy tristeza por su muerte, de la población por la lealtad que manifestó ante la confianza que le deposito el pueblo. Reconocía que esa lealtad y respeto se ganaban a base de humildad.

Desde que era princesa, tuvo agallas para unirse al Servicio Territorial de Auxilio Femenino durante la Segunda Guerra Mundial, donde trabajo como chofer y mecánica, en contra de los deseos de su padre. Alterando los roles de género desmontó motores y cambio llantas.

Ella fue cabeza de estado, líder del ejército y fuerzas británicas del Reino Unido y monarca de 14 reinos que integran la Mancomunidad de Naciones (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Granada, Jamaica, las Islas Salomón, Papúa Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, y Tuvalu) por más de 70 años.

Personajes como Margaret Thatcher y ella han podido empoderarse en sus roles abriendo camino a las mujeres que vienen atrás. Algunos analistas consideran que la oportunidad que se le presento a la Gran Bretaña de ser una de las primeras regiones a nivel mundial en elegir una lideresa en 1979, podría haber sido en parte porque los votantes estaban acostumbrados a ver una jefa de Estado.

El legado de la Reina Victoria (1837) ayudo a precipitar una conversación sobre el sufragio femenino. El de la Reina Isabel II ayudó a darle las riendas del poder a la primer fémina de un estado de Europa.

Existieron 15 ministros durante su mandato. De ellos, Winston Churchill, quién estaba en el cargo cuando a ella la coronaron, se dice que al inicio pensaba que ella no tendría experiencia para el rol, sin embargo, pronto se convirtió en su fan impresionado por su sabiduría e ingenio.

Como CEO, la Reina fue decisiva y despiadada. Hizo aquello por lo que le pagaron: poner al reinado primero antes que sus intereses personales o familiares. Su reinado se caracteriza por un fuerte sentido del deber y su determinación por dedicar su vida al trono y al pueblo.

Su estilo de liderazgo se caracteriza en “ser y poner el ejemplo”.  Entre todos los privilegios que vivió nunca fue uno de ellos ir en contra de su rol. Cumplió con la función principal del monarca de asegurar y fortalecer la corona para la próxima generación. La reina encarnó la serenidad británica. Lo hizo con una constante presencia y apegada a una facilidad de adaptación y salvaguardando la relevancia de la institución.

Entendió los problemas de cambio climático, al no poder acudir a la Cop26 en el año 2021, dio un mensaje a través de un video, en el que aparecía al lado de una fotografía de su extinto esposo, en el que decía: “Ninguno de nosotros vivimos para siempre, pero los cambios en cuanto cambio climático deberían de ser hechos no por nosotros, si no por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos”.

En 2013 firmo una carta para la Mancomunidad de Naciones, en donde reconocía la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres como componentes esenciales en el desarrollo y los derechos humanos básicos. Además, aprobó un cambio legal que autoriza a las mujeres, si son primogénitas, tomar el trono. Es decir: “el primero en llegar, el primero en servir”.

Al llegar la revolución digital, la Reina fue pionera de estacon su propio sitio web y en redes sociales, inclusive antes que sus hijos o nietos. Fue la primer monarca británica en enviar un correo electrónico (en 1976 la reina envió su primer email en un acto de celebración de la llegada de una de las primeras redes de Internet a Inglaterra, adelantándosedos décadas) o publicar un tuit. Permitió cámaras en sus compromisos. Todo esto le presentaba otra forma de conectarse con su público.

Fue una de las primeras personas en viajar a través del túnel del Canal de la Mancha Eurostar, el ferrocarril que une Gran Bretaña con el resto de Europa. Pronunció uno de sus tradicionales mensajes de Navidad en 3D, e incluso utilizó Instagram para compartir una foto de una carta que el pionero de la informática Charles Babbage envió a su tatarabuelo en 1843.

Contrario a los estereotipos que se han creado de la vejez en la sociedad, ella enseño que las mujeres ancianas aún eran importantes y tenían mucho que contribuir. Esta mujer trabajo dos días antes de morir.

El valor de una marca

La Reina Isabel II representaba una marca global. Su imagen y solemnidad vivirán entre muchas personas del planeta, mientras que el himno, sellos y brindis británicos deberán modificarse de “God Save the Queen” a “God Save the King”. Nueva Zelanda, Australia y Canadá también deberánmodificar su himno.

Los cascos de la policía británica, el texto de la cubierta inferior de los pasaportes británicos, australianos, canadienses y neozelandeses deberán hacer cambios. Veintinueve mil millones de monedas cambiarán la cara de Isabel II por la de Carlos III. Los cuales también aplicaran en Caribe oriental, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, islas de Jersey, Guernsey y Man, Maldivas, Gibraltar, Santa Elena.  

Marcas como Heinz, Coca-Cola, Martini y 800 más están temiendo contar con la obligación de cambiar sus etiquetas, a causa de un documento oficial emitido por la corona británica que acredita a una empresa o titular individual en calidad de comerciante de la Casa Real, con derecho a lucir el escudo de armas real en sus logotipos o etiquetas. Sin embargo, ese documento queda anulado tras la muerte de la reina, pues era la propia figura de Isabel II la que concedía las autorizaciones, obligando a todas las empresas a renovar la solicitud, así como sus etiquetas en un plazo máximo de dos años. La casa real deberá revisar dichas concesiones, para decidir si se mantienen las cédulas aprobadas previamente.

@GamboaSofia

 

Foto de Biografías y vidas: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/isabel_ii.htm

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