Por Verónica Rivera
Gran revuelo han causado las últimas noticias sobre el Reino Unido. La muerte de la Reina Isabel II, ha provocado que los ojos del mundo se giren hacia lo que ahora es un país con un nuevo monarca y cuyos protocolos y ceremoniales parecieran trasladarnos a épocas coloniales en pleno siglo XXI.
Ahora bien, el reinado de Isabel II estuvo marcado por una serie de cambios políticos, culturales y sociales trascendentes en la historia de la humanidad, pues fue fiel testigo de acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento y la expansióntecnológica, los momentos más tensos de la Guerra Fría, varias recesiones económicas y qué decir del Brexit, la pandemia por Covid 19, la guerra en Ucrania y las –ya numerables- guerras en el medio oriente.
Sin embargo, en este espacio no me dedicaré a hablar de lo que ya se conoce, gracias a las redes sociales, de la difunta Isabel II. Dado que las relaciones internacionales y la geopolítica están en constante movimiento, estaremos desarrollando en estas líneas lo que probablemente pueda influir en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y en su contexto exterior el vacío de poder –o no- que deja la muerte de la regente.
Para el país en cuestión, la semana pasada estuvo llena de sorpresas, pues fue apenas el martes 6 de septiembre que la recién electa, Liz Truss, fue nombrada Primera Ministra del Reino Unido en representación del Partido Conservador y como sucesora de Boris Johnson, quien renunció al puesto hace apenas un par de meses. Cabe destacar que en la historia de este país, es la tercera mujer en ocupar tan importante cargo, solo después de Theresa May y la famosa <<Dama de Hierro>>, Margaret Thatcher.
Así pues la Primera Ministra llega a una nación debilitada en materia económica, pues sus tasas inflacionarias han presentado considerables aumentos, a tal grado que solo en lo que va del 2022 la inflación acumulada ha llegado a más del 7%. Esta situación preocupa a la población en general, pues se ha visto reflejada no solo en el aumento de los precios de la canasta básica, sino en los altos costos de los servicios eléctricos.
Sucede que esta crisis energética no solo se está presentando en el Reino Unido, sino en prácticamente toda la Unión Europea. ¿La causa? La guerra en Ucrania y los recortes a los suministros de gas proveniente de Rusia. Y no apreciable lectorx, en esta ocasión la historia no da un giro inesperado y todo se resuelve; en este momento la capital londinense tiene grandes problemas en puerta, pues al más puro estilo de Game of Thrones, <<Winter is coming>> y en este país no cuentan con las reservas suficientes para sobrellevar esta gélida temporada del año.
A pesar de lo anterior y en una arriesgada jugada en el tablero, Liz Truss anunció en su primer discurso que pretende congelar el pago del costo de la energía en los hogares y para que ya no siga aumentando suspenderá temporalmente los impuestos a las tasas verdes; además pretende ayudar a los negocios durante seis meses para que puedan recuperarse y costear sus gastos mientras apoya para que, tanto hogares como pequeñas empresas, transiten a energías sustentables. Todo esto, quiere lograrlo con una inyección de más de 100 000 millones de euros que el Estado obtendrá mediante deuda.
Lo anterior, se suma a un plan a largo plazo en el que Liz Truss, proyecta potenciar la producción local de hidrocarburos, aprovechando las reservas del Mar del Norte, mientras que asegura una política de transición a las energías renovables, además de que apuesta por invertir en energía nuclear con el objetivo de que en 2040, sea el Reino Unido un exportador de energías y no dependa más de suministros europeos.
Es así como podemos caer en cuenta que el futuro político y económico dependerá únicamente de las decisiones que continúe tomando Liz Truss y no necesariamente de quien se encuentre en el trono de la Monarquía Inglesa. Incluso es momento de reflexionar el papel que juega la realeza tanto para Inglaterra, para la Mancomunidad de Naciones, para Europa y para el mundo en general en pleno 2022. De hecho, la muerte de la Reina Isabel II lo único que puede provocar en el entorno geopolítico es que ciertos países busquen liberarse del Reino Unido.
Resulta que la Monarquía, hoy por hoy, juega un papel simbólico en las relaciones de poder y aunque tiene bajo su cargo a los países de la Commonwealth, incluidos por ejemplo Australia, Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, entre varios más; únicamente desarrolla un rol figurado en cuanto a toma de decisiones, pues como sucede en la mayoría de los territorios mencionados, se conforman por parlamentos votados por la ciudadanía y estos representantes nombran a Primeros Ministros que se encargan de llevar las riendas políticas y económicas de sus naciones.
Sin duda alguna, es increíble que sigamos hablando de reyes y reinas, de familias reales, de operaciones secretas y de ceremoniales palatinos en un mundo donde las desigualdades sociales siguen aumentando. No hay que olvidar que estos privilegios los lograron con base en conquistas despiadadas, dominaciones ideológicas impuestas y expansiones coloniales injustificadas y que si bien es cierto muchos países han logrado su independencia, los monarcas no son, ni serán en absoluto, personajes que merezcan reconocimientos o alabanzas, en ningún momento de la historia.
Finalmente, hay que reconocer nuevamente en este espacio que las mujeres que están llegando a los puestos de toma de decisiones están tomando decisiones arriesgadas que, sin duda alguna, estarán redefiniendo el rumbo de la historia, no solo al interior de sus países, sino del concierto internacional en general. Espero que estos acontecimientos en el Reino Unido nos sirvan como ejemplo para confirmar, una vez más, que países como México, Argentina o Colombia, Alemania, Australia o Suecia, están preparados para ser gobernados por mujeres valientes, capaces, feministas y decoloniales.
Foto oficial por Simon Dawson / No10, vía wikipedia
