¿Confiar o no confiar?… ese es el dilema

por Yolanda Díaz

Por Yola Díaz

Confianza: Esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actué como ella desea.
Esto mis queridos (a) lectores (a) es la definición de esta palabra de nueve letras que tiene un peso y muy grande, porque para obtenerse lleva un proceso, perderla es cuestión de segundos, pero recuperarla, eso sí que no es garantía, depende de
muchas circunstancias, pero sobretodo de cada individuo. Cuando me preguntan de mis defectos, creo que desde hace un buen tiempo la confianza pasó de ser una cualidad a ser un defecto, porque se me da mucho eso de confiar en la personas y me ha traído muchas decepciones. Les voy a contar de forma breve las últimas dos, dicho sea de paso hago catarsis o al menos me libero compartiéndolo con ustedes.
Por medio de un amigo, conocí a una chava que se decía ser de Durango (mi tierra), pero la realidad es que no era ni de aquí ni de allá, le gustaba decirse norteña por aquello de que la gente del norte es más franca etc (hay excepciones). En ese entonces yo andaba buscando roomate y ella también, nos pareció buena idea mudarnos juntas, en algún momento yo tuve una situación económica complicada y me apoyó haciéndose cargo de la renta por dos meses, en cuanto mi situación se estabilizó de inmediato le pagué y, como manera de compensar esa ayuda, le sugerí hacer networking con mis contactos con la condición que me avisara como iba con los procesos y demás, cosa que aceptó, pero además en ese momento de entusiasmo al ver posibilidades de negocio ella me dijo que iríamos 50-50 en todos los proyectos que se cerraran. Al momento de presentarle a un buen amigo y posible socio, ella modifica su ofrecimiento y me dice que vamos 70-30; me molesté por el hecho de no mantener su palabra, sin embargo y pensándolo fríamente me pareció justo. En algún momento ella comentaba que éramos súper amigas a lo que yo la corregí y le dije que aún no éramos amigas, que estábamos en el camino de serlo puesto que yo soy muy selectiva con mis amistades, pero además la amistad es algo que realmente valoro y no cualquiera puede ostentar ese título, creo que ese fue el principio de un intento de amistad fallida ya que se ofendió por mi franqueza. Dos meses después, yo me estaba mudando de departamento porque la convivencia se volvió insoportable: ella entraba a mi recamara a esculcar, utilizaba mi ropa sin pedírmela y detalles que no me gustaron; fue sin duda un abuso de su parte. Pasó un año entre pocos mensajes, cero llamadas, algo de resentimiento de ambas partes supongo, pero se cerró el negocio y fue un negocio muy “choncho”, en el cual al cabo de dos años más me dio una cantidad irrisoria, justificándose que sus viáticos, que sus gastos, que no le pagaban, cosa que no fue cierta, puesto que por el lado de mi amigo, yo me enteraba de los pagos que recibía y yo, ni el 2% recibí. Pero no vamos a echarle toda la responsabilidad a ella puesto que en algún momento ella me ofreció firmar un contrato para que todo quedara plasmado en papel y Yolanda, la confiada, dijo que después, que ella confiaba en su roomate. ERROR, sin duda el dinero cambia a las personas (no a todas).
Renegué por mucho tiempo, sí, pero como dije, yo tengo gran parte de responsabilidad al haber confiado en alguien que evidentemente no conocía del todo.
En otro episodio de mi vida “me asocié” en un restaurante con un conocido y de nueva cuenta me fui como “hilo de media”. Al cabo de año y medio, me dio una patada en salva sea la parte o una puñalada por la espalda. Esto es muy reciente (dos meses), quiero pensar que he tenido el desatino de toparme con las personas equivocadas, espero esta vez sí haber aprendido la lección, porque no quiero “curtirme” en el tema de las traiciones. Pero esto me lleva a analizar si debo andar por la vida desconfiando de todo mundo, no está padre no confiar en las personas, yo creo que aún existen personas honorables en este planeta. Yo confío mucho en la palabra de las personas, en mi tierra hay un dicho: “mi palabra vale más que mi firma”, pero me queda claro que hay gente a quien no le importa pisotear a las demás y/o llevársela entre las patas para poder avanzar. De lo que sí estoy súper consciente es que nadie debe arrepentirse de hacer las cosas de manera correcta.
“Lamentablemente mi confianza fue mayor que tu honestidad”.

Nos leemos la próxima semana.

 

Foto de Pavel Danilyuk: https://www.pexels.com/es-es/foto/negocio-profundidad-de-campo-apreton-de-manos-acuerdo-5520322/

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