Por R. Aideé Aguilar
La violencia estructural que vivimos las mujeres es desde la casa, las calles, la escuela, el trabajo, etc. Durante mucho tiempo se han silenciado a aquellas mujeres que son víctimas de abuso, acoso e, incluso, violaciones sexuales, por parte de servidores públicos, militares, marines etc.
Abordar y visibilizar esta problemática es fundamental. Es un problema que ha existido y que lo han silencenciado desde los mismos perpetradores hasta aquellas instacias que deberían de encargarse de llevar a cabo la investigación y, por ello, a la fecha estos casos de violencia siguen impunes.
Una realidad es que justo toda la violencia que vivimos en el país se debe a esa falta de acceso de justicia, a la impunidad que las mismas instituciones de justicias nos han negado.
Partamos desde la idea de cosificación hacia nosotras las mujeres. Siempre se nos ha reducido a objetos que pueden usar como quieran los hombres. Ejercer poder sobre nosotras con base a amenzas, a torturas psicológicas, a violencia en sí.
Hay testimonios de algunas mujeres que han tenido la posibilidad de alzar la voz, de visibilizar esta problemática que vivien. Testimonios de mujeres jóves, de 19 años que han sido hostogadas por oficiales de mayor rango que ella en el ejército. Ofreciéndoles subir de cargo a cambio de «favores sexuales»; muchas de ellas incluso al negarse han sido golpeadas, violadas y hasta destituidas de su función y, más aún, las han amenazado con asesinarles si hablan de los hechos.
Es importante abordar nuevamente estas problemáticas ya que no pueden quedar en el olvido y además se debe de hacer justicia para evitar que siga ocurriendo y no se siga normalizando como una practica cotidiana.
Actualmente algunas instituciones están teniendo formaciones en materia de derechos humanos, pero debería de ser también con un enfoque de género.
Foto vía Gobierno de México