Por Alma Vidrio
A través de la eternidad, tu belleza se descubre
en su forma exquisita en la soledad de la
nada,
apareces como obra infinita, apacible,
intensa,
estás hecha de tiempo y espacio, de sueños
y esperanza.
El curso de la vida es un proceso que tiene principio y final, pero desde hace ya varias décadas la edad se ha convertido en un elemento secundario debido a que infinidad de personas, sin importar cuántos años tengan, quieren verse joviales y, además, gracias a los avances de la Medicina, tienen gran vitalidad para poder y seguir siendo útiles e independientes.
Durante milenios, hechiceros, magos y alquimistas buscaron incansablemente el elixir de la eterna juventud, y se originaron leyendas en todas las culturas acerca de ríos, fuentes, árboles, frutos y pócimas que, supuestamente,podrían rejuvenecer al ser humano.
La primera leyenda que se conoce es la del historiador griego Herodoto, quien habló de la existencia una fuente subterránea en algún lugar de Etiopía, en el continente africano. Los antiguos griegos creían que los etíopes eran muy longevos porque usaban y bebían el agua de esa fontana.
Otra leyenda es la del viajero Juan de Bourgogne, o Juan de Mandeville quien, a mediados del siglo XIV, contó que había descubierto la fuente de la juventud eterna, “FonsJuventutis”, la cual estaba al pie de una montaña que colindaba con una ciudad llamada Polombé. Supuestamente, quien bebía de esa agua en cantidad suficiente ya no enfermaba y siempre permanecía joven.
Asimismo, existe la creencia de que el explorador español Juan Ponce de León, quien viajó con Cristóbal Colón en su segundo viaje a América, estaba en busca de la fuente de la eterna juventud, aunque no hay constancia de eso en las crónicas oficiales. En un sumidero que está a lado al lado del balneario Warm Mineral Springs en North Port, Florida, hay un cartel que dice: “Este manantial buscó en vano Ponce de León. Oyó de los indios su existencia, y en 1521 hizo su segundo viaje para la búsqueda de esta fuente. Sus barcos fueron anclados en Charlotte Harbor, algo al sur del manantial, y de resultas de un ataque indio resultó herido, regresando y muriendo poco después. Por siglos, los indios habían viajado en busca de su salud y bebieron y se bañaron en estas aguas...”.
Como vemos, la humanidad siempre ha buscado la manera de perpetuar la vida y la juventud; sin embargo, el envejecimiento es un proceso de la vida y, al igual que las civilizaciones antiguas, la sociedad actual también prefiere y privilegia el aspecto joven.
En el caso específico de las mujeres, nosotras buscamos la manera de vernos y mantenernos jóvenes por vanidad, pero también porque conforme nos vamos haciendo mayores, se nos discrimina en un sinnúmero de ámbitos y actividades por nuestro aspecto y edad, y es por ello que muchas deciden no decir cuántos años tienen e, incluso,llegan al extremo al padecer “Gerascofobia”, que es el miedo a envejecer. Asimismo, para la sociedad occidentalpresente la vejez se considera una “enfermedad” porque la actividad física disminuye, pero más bien, deberíaaceptarse como un indicador de buena salud que puede hacer se alcancen edades que antes hubieran sido inconcebibles. Afortunadamente, hay millones de mujeres que viven su séptima década y tienen vidas activas, saludables, divertidas y, sobre todo, tienen significado para ellas y su entorno.
Las señales principales que manifiestan el paso del tiemposon arrugas, canas y postura corporal y, para tratar de ocultarlos, la sociedad ha propiciado el surgimiento de una gran industria cosmética que se centra en el cuidado de la piel para tratar de ocultar el paso del tiempo, con la finalidad de que las mujeres que lo deseen y puedan pagarlos, y quienes se sienten presionadas por el mandato social de seguir joven, permanezcan así en la medida de lo posible.
A lo largo de la Historia, ha habido gente que ha utilizado métodos muy diversos, y hasta extravagantes o enfermizos, para cuidar la piel y/o evitar su deterioro: Cleopatra se bañaba en leche de burra, las mujeres de la época de Isabel I de Inglaterra se aplicaban mercurio sobre la piel, y la húngara Erzsébet Báthory se bañaba en la sangre de doncellas para mantenerse joven. En la era moderna, también se han usado procedimientos insólitos para mantener la piel joven como son poner placenta de bovino sobre la piel, y recurrir a tratamientos faciales de vampiro, que consisten en extraer sangre del paciente, centrifugarla e inyectar el plasma que se obtenga (Kim Kardashian puso de moda este método, el cual no tienerespaldo científico).
Por suerte, a partir de la década de los 80 comenzaron a aparecer infinidad de productos cosméticos para el cuidado se la piel y muchos de ellos tienen el apoyo de la ciencia; entre los ingredientes que los componen hay antioxidantes, ácidos, péptidos (forman proteínas), y uno de los más populares para los productos antienvejecimiento es el ácido hialurónico, el cual se utiliza desde 1996 para obtener un rostro sin arrugas.
El ácido hialurónico es una biomolécula (compuesto químico) que en los seres humanos se concentra en articulaciones, cartílagos y piel. Un tercio de la cantidad total este ácido en el cuerpo humano se degrada y se repone a diario, pero con el avance de los años se disminuye su recuperación; se calcula que a la edad de 50 años ya despareció la mitad del ácido hialurónico de todo el cuerpo.
Ahora bien, ¿por qué los productos cosméticos que contienen ácido hialurónico para la prevención de arrugas y cuidado de la piel han tenido tanto éxito? La estructura de este ácido es como una esponja cortada en forma de “tallarines”, por lo que tiene la capacidad de absorber y retener el agua y, así, mantiene la hidratación de las células y se sostiene y rellena la piel. El agua que retienen las moléculas del ácido en las capas interiores de la piel, es la que da volumen y elasticidad a las facciones del rostro.
Sin embargo, como esos “tallarines” están muy “enredados” y son muy grandes no pueden atravesar los poros de la piel, de manera que el ácido hialurónico de las cremas antiedad se queda en la superficie y sólo aportahidratación y suavidad, pero no elasticidad ni volumen. Lamanera para hacer que el ácido penetre en las capas de la dermis es mediante inyecciones para rellenar la piel y dar contorno a mejillas, labios y párpados. Existen procesos muy costosos para añadirlo en forma de partículas lo suficientemente pequeñas para que pueda atravesar los poros.
El ácido hialurónico se ha convertido en sinónimo de belleza y hoy en día se encuentra en infinidad de cremas cosméticas y en clínicas y consultorios de estética que se dedican a tratamientos de belleza y cuidados del cuerpo.Sin embargo, como infinidad de productos, este ácido “milagroso”, ya sea que se use en cremas o en inyecciones, puede tener efectos secundarios.
La Doctora Alessandra Grassi Salles, coordinadora del Grupo de Cirugía Estética, Cosmética y Láser del Departamento de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, explica que con el paso de los años y el proceso de envejecimiento se pierde la matriz extracelular* de la piel, por lo que se vuelve más delgada, flácida y arrugada; cuando estos rasgos ya son muy marcados es cuando se recomienda la aplicación de inyecciones del ácido para regresar el grosor perdido.
* (Red grande de proteínas y otras moléculas que rodean, sostienen y dan estructura a las células y tejidos del cuerpo)
No existen recomendaciones específicas que se ajusten a todas las personas, y como se aplique depende de lo que se quiera y se necesite de forma individual. No hay límite mínimo de edad para aplicarlo ya sea en cremas o inyecciones; hay personas que lo usan a partir de los 25 años para reducir ojeras u otros aspectos del rostro; hay gente que prefieren procesos más completos cuando llegana los 50 o 60 años.
Como mencioné anteriormente, el ácido hialurónico de nuestro cuerpo se degrada y repone a diario. El que contienen las cremas es una réplica sintética y el que se inyecta se obtiene del proceso de fermentación de algunos microorganismos. Cuando se opta por usarlo, se debe tener en cuenta que la aplicación de cremas e inyecciones debe ser constante porque se degrada muy rápido.
La aplicación de inyecciones del ácido no debe tomarse a la ligera debido a que se necesita mucho tiempo de estudio para conocer los músculos faciales y donde puede habernervios, venas y arterias, porque debe evitarse inyectar la sustancia en un vaso sanguíneo porque puede obstruirse; o porque se puede picar o rasgar algún nervio y dejarlo paralizado.
También se pueden presentan otros problemas debido a alergias o intolerancia a las sustancias de las que está hecho el ácido hialurónico sintético, como son inflamación de la piel, hinchazón donde se aplicó e, incluso, se pueden formar nódulos. Por suerte, el organismo absorbe esta sustancia en un lapso de tiempo relativamente rápido.
Finalmente, hay personas que piden se les inyecten de 10 a 20 mililitros de ácido en el rostro y las consecuencias pueden ser desastrosas debido a que se puede afectar el movimiento de los músculos faciales y, con ello, perder la capacidad de sonreír y de tener expresiones naturales.
Quienes ya superamos los 40, 50, 60, 70 o los años que sean, debemos sentirnos bien con nuestra edad, ser conscientes de que nuestra vida ha avanzado y que, si sobrepasamos esas edades, es porque nuestros cuerpos y órganos son saludables. También debemos tener la sensatez suficiente para comprender y aceptar que no es necesario mantener una cara de 25 o 30 años para ser personas responsables, productivas y hermosas. La belleza física siempre se acaba, pero la belleza INTERIOR siempre perdura.
Que decidamos usar productos cosméticos para intentar que el paso del tiempo en nuestras personas sea más lento, de ninguna manera está mal porque, además de cuidar nuestra salud, el cuidado estético demuestra y confirma cuanto nos queremos. Lo que es perjudicial es que nos aferremos a un aspecto que ya no volverá, no aceptemos las etapas de la vida y decidamos en estancarnos en una edad; esa actitud y reticencia sólo nos creará frustración.
Fuentes: