El cuerpo, territorio de las mujeres y de los feminicidios

Los cuerpos femeninos se convierten en elementos sociales, políticos y simbólicos por lo que nosotras hemos tenido que transitar bajo un pensamiento de defensa de nuestra propia existencia y cuerpo en los lugares donde habitemos

por Arely Huerta Maqueda

Por Arely Huerta Maqueda

El cuerpo de las mujeres es un territorio vivo e histórico, en el que se albergan heridas, deseos, experiencias y sueños de cada mujer, pero, en este sistema patriarcal, machista y capitalista los cuerpos femeninos se convierten en elementos sociales, políticos y simbólicos por lo que nosotras hemos tenido que transitar bajo un pensamiento de defensa de nuestra propia existencia y cuerpo en los lugares donde habitemos.

Pensamientos heredados de nuestras ancestras sobrevivientes de los modelos capitalistas extractivistas, donde en México en particular nos interceptan más violencias como la de la clase, de raza y por supuesto de género, que además en las mujeres de la periferia, las trabajadoras, la indiferencia marca una línea delgada entre la justicia y perder la vida. Mujeres que son vistas desde una mirada decolonial, tienen más probabilidad de que los delitos que cometen sobre ellas queden impunes.

Por ello el caso de Luz Raquel, Debanhi Escobar, Lesvy Berlín, Yolanda Martínez y muchos más casos de niñas y mujeres donde las instituciones las acusan de buscar su muerte, de culparlas socialmente, donde se encargan de formar una imagen de ellas, de distorsionar los hechos, y donde podemos ser testigos que utilizan sus memorias como mercadotecnia, que separan sus cuerpos convirtiéndolos en objeto de consumo, y al contrario, a los feminicidas buscan justificarlos, los convierten en individuos pasionales, sin autocontrol, merecedores de documentales sobre su pensamiento y su vida, aun sabiendo sus métodos de acosarlas, de utilizarlas y de asesinarlas, leemos lo cruel que fueron con ellas y no es un hecho aislado, es el concepto del patriarcado en poseerlas, es una declaración de poder que tienen bien arraigado y que cometen con total cotidianidad, de la mano con una injusticia indolente, preparados para aseverar que las mujeres tienen la culpa de ser asesinadas, y con complicidad de los medios, tienen todos los elementos para controlar un pensamiento colectivo que de por sí ha sido educado para odiar a las mujeres y lo que significa serlo, no es casualidad que las mujeres que no viven en un sitio centralizado y que sufren una presión social desde distintos ejes la “justicia” las abandone a ellas, e idolatre a los feminicidas.

Foto de Osmar Vasques : https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-sosteniendo-hojas-1982868/

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