Debanhi Escobar, nos permite entender la crisis de feminicidios en México

La única esperanza de justicia para las víctimas es mediatizar los casos

por Karen Castillo

Debanhi, fue asesinada por asfixia causada por sofocación, así lo dictaminó la nueva necropsia realizada al cuerpo exhumado de la joven, derrumbando la primera versión oficial de la Fiscalía de Nuevo León que sostenía que, Debanhi Escobar, había muerto por un golpe en el cráneo causado de manera accidental.

El asesinato, seguirá siendo investigado como feminicidio, sin embargo, es inaceptable que se haya tenido que exhumar el cuerpo de la joven para, al final, comprobar que la versión de la Fiscalía de Nuevo León era errónea.

¿Qué puede explicar que la institución encargada de investigar los asesinatos de mujeres no pueda siquiera emitir un dictamen de muerte correcto? ¿Omisión, negligencia, indolencia? ¿A caso es contubernio?


La crisis de feminicidios que se vive en México, exige respuestas a estas preguntas, exige que, si el gobierno no lo hace, las mujeres analicemos cada asesinato de cada hermana; para así lograr entender a la maquina feminicidio a la cual nos enfrentamos todos los días.

Estos son 4 puntos que valen la pena rescatar de este imperdonable hecho,

1. Las Fiscalías no sirven; así de simple. Debanhi fue encontrada sin vida casi 15 días después de su desaparición, sin embargo, la nueva necropsia dictamina que la joven fue asesinada aproximadamente 5 días antes de ser encontrada. Es decir, pese a lo mediático del caso, la Fiscalía fue incapaz de localizar a la joven y curiosamente, la primera versión de la Fiscalía quería hacer creer que la joven murió la misma noche en la que desapareció. Más vergonzoso para la Fiscalía fue tener que reconocer que su primer dictamen pericial, fue falso. El caso de Debanhi no es aislado, en todo el país las Fiscalías se caracterizan por su negligencia en la investigación de las muertes violentas de mujeres y en casos de posibles feminicidios.
2. La única esperanza de justicia para las víctimas es mediatizar los casos: en México al menos 10 mujeres son asesinadas y, en lo que va de 2022, se han registrado 847 casos de mujeres desaparecidas. Lamentablemente, de estos casos son pocos los que llegan al conocimiento de la población en general, y,por ende, son mínimos los casos que las Fiscalías llegan investigar de la manera en que deberían investigar cualquier delito. El caso de Debanhi Escobar y Yolanda Martínez dejó entrever esto, la joven Debanhi desapareció la noche del 8 de abril, mientras que Yolanda desapareció el 31 de marzo. Mientras que el caso de Debanhi se mediatizó rápidamente, al padre de Yolanda nadie lo recibía. No fue hasta que los dos casos se virilizaron, que Yolanda también fue encontrado sin vida y que padre de la joven fue recibida por funcionarios públicos. Esto se repite en todo el país, en los últimos meses se ha comenzado a notar que más familias de jóvenes desaparecidas deciden cerrar calles y avenidas ante la falta de respuesta de las autoridades.
3. Los medios de información continúan reproduciendo discursos misóginos en contra de las mujeres: la narrativa en los medios nacionales de televisión y difusión masiva mostraron ser sumamente indolentes a desaparición y muerte de Debanhi. Cada aspecto de la vida de la joven y de sus familiares fue minuciosamente expuesta en cadena nacional. Los medios revictimizaron una y otra vez a la joven, reproduciendo videos que la mostraban comprando bebidas en una tienda, y especulando sobre lo que pudo haber pasado. Información sobre el caso fue filtrada y reproducidos en medios; y Youtubers como Mafian TV convirtieron el asesinato de Debanhi caso en una forma de generar ingresos a través del morbo social que se traduce en vistas en canales de redes sociales. No hay que olvidar que los medios de este país son parte fundamental en seguir reproduciendo los discursos de odio que legitiman la violencia en contra de todas las mujeres.
4. No hay políticas públicas de largo plaza para frenar la crisis de violencia de mujeres: si algo nos ha demostrado el caso de la joven Debanhi y los 493 casos de muertes violentas de mujeres en lo que va en el 2022; es la falla de la actual administración en desarrollar una propuesta sólida y comprehensiva que atienda la crisis de violencia que devora al país. Las mujeres mexicanas siguen enfrentándose aviolencias de todo tipo, empleos mal pagados que las obligan a estar en situación de vulnerabilidad; acoso laboral; acoso en las calles y en cualquier espacio público. Al contrario, los pocos programas en apoyo a las mujeres se han reducido drásticamente este sexenio. Por ejemplo, la Red Nacional de Refugios (RNR) no ha recibido el presupuesto asignado, correspondiente a los cinco primeros meses del año 2022, a pesar de que albergó a casi 11 mil 120 mujeres, niñas y niños sobrevivientes de violencias machistas. Es simple, en donde no hay recursos, no hay interés.

Estos son sólo algunos puntos que nos permiten entender por qué las cifras de violencia no disminuyen. El nombrar la realidad que vivimos nos permitirá entender que las mujeres en este país estamos solas, que el Estado no nos cuida, y que en nuestra colectividad esta la respuesta para sobrevivir

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