Por Graciela E. Corona
Hace unas semanas el mundo de las redes sociales colapsó por el estreno de una película de Disney en la que se presentaba por primera vez a una familia lesboparental y en la que además y para disgusto de las personas anti derechos se incluía un beso entre mujeres, y claro que las reacciones de odio y discriminación no se hicieron esperar.
De repente empezaron a circular imágenes con leyendas absurdas del tipo “con mis hijos no”, ilustraciones de sombrillas que “protegían” a las y los niños del arcoíris de la comunidad LGBTTTIQ y publicaciones en las que invitaban a las madres y padres de familia a boicotear la película pidiendo que no la fueran a ver al cine ya que esta vez Disney había vuelto a implementar la mal llamada “inclusión forzada” ,en fin un desplegado de comunicados lesbofóbicos, misóginos y heterosexistas que dejaron entrever como los grupos conservadores han ido formando un mercado lingüístico en el que han tenido la desfachatez de apropiarse de términos y categorías como la de ”ideología de género” para difundir sus discursos y posturas de odio en temas de derechos humanos sobre todo en lo referente a los derechos sexuales y reproductivos, todo esto claro está con el fin de no decir abiertamente que odian y repudian todo aquello que se sale del binomio de la heterosexualidad y de la heteronorma.
Pero eso sí, cuando las personas que no estamos de acuerdo con esas posturas conservadoras y odiantes osábamos responder dichas publicaciones las y los anti derechos respondían que ellos estaban en su derecho de expresar sus opiniones y que además el hecho de que repudiaran y se manifestaran en contra de la representación de los diversos tipos de familia y en especifico del amor entre dos mujeres era todo menos lesbofobia y era todo menos odio, y aquí es cuando le pregunto a ustedes, ¿ si no es fobia, o discurso de odio entonces qué es?…
Y claro se entiende que las personas hemos sido socializadas y formadas en sociedades en las que la cultura de género parte de la matriz de inteligibilidad heterosexual que refiere la filósofa Judith Butler, en las que todo aquello que salga del binomio mujer/hombre o hombre/mujer resulta relegado al ámbito y al espacio de la otredad, pero ¿qué tan difícil puede ser explicarle a los niñxs que el amor entre mujeres existe?, digo al parecer para las y los antis resulta más sencillo explicar las películas clásicas de Disney en las que el amor romántico y violento permite que las mujeres decidan enamorarse de sus secuestradores ( La Bella y la Bestia), abandonen toda su vida y decidan renunciar a todo por hombres que acaban de conocer sin importar que ellas sean menores de edad (La Sirenita) o que reciban mal tratos y humillaciones por parte de sus “sanas” familias tradicionales ya que siempre llegará un príncipe azul a rescatarlas ( La Cenicienta) porque claro aquí se trata del amor entre mujeres y hombres…
Pero ¿cómo hemos ido normalizando e introyectando los discursos de odio y la fobia a la diversidad?, ¿hasta dónde pueden llegar los discursos de odio?, ¿se han colocado los discursos de odio dentro de los feminismos?…
Lo seguiremos discutiendo en la segunda parte de la presente columna.
Gracias por leer y recuerden: El feminismo debe ser tan diverso como diversas somos las mujeres.