Llegó la quinta ola de covid a México. Lo sabíamos y la esperábamos. Lo importante es que, la mayoría, estamos vacunados y eso hace que la enfermedad se desarrolle de una manera más rápida y llevadera.

Parece ser que quedaron muy atrás los días en que las filas por oxígeno parecían interminables y los hospitales se desbordaban entre los contagiados y los fallecidos. Incluso el protocolo medicinal del covid es mucho menor que al principio y en algunos casos, nulo.

Hemos ido tomando confianza, poco a poco, cuando salimos y así debe ser: tenemos que superar juntos el trauma que nos dejó la pandemia, sea la situación que hayamos vivido.

Sin embargo, pocos hablan de las secuelas del covid. Sí, actualmente si nos contagiamos, difícilmente estaremos en una situación grave, pero en un par de días o semanas, empezaremos a notar la repercusión del virus.

Las secuelas que deja el covid incluyen un amplio repertorio: caída de cabello, zumbidos constantes, sensación de no estar en el presente, se te olvidan palabras, te agitas fácilmente, insomnio o mucho cansancio, dermatitis, problemas estomacales, por mencionar algunas.

He escuchado a muchas personas decir de lo poco relevante que es en la actualidad contagiarte de covid, ya que son menos síntomas y no la pasas tan mal (y tal vez tienen algo de razón), sin embargo, menosprecian (o ignoran) el hecho de que al tener la enfermedad, vendrán las secuelas.

Con dos covids en mi haber, puedo testificar sobre la enorme diferencia de la enfermedad en el inicio de la pandemia sin nada de protección y el contagio con dos dosis de vacunas. La primera ocasión, julio del 2020, llegaron abruptamente los síntomas: de un día para otro. La pasé muy mal. Diario escuchaba a lo lejos, las sirenas de las ambulancias y pensaba en lo afortunada que era al poder estar en casa, encerrada en mi cuarto, pero en casa. En el segundo contagio, me di cuenta gracias a una prueba rápida que me hicieron en el trabajo por haber estado en contacto con personas contagiadas. Los síntomas que tuve como cansancio, dolor de cabeza y de garganta, eran casi imperceptibles.

En ambos casos, la prueba más difícil vino después: las secuelas. Y es que cada quien habla como le fue en la feria y a mí me han pasado factura, pero eso, tal vez, lo relate en otro texto.

Dicen los expertos que todos nos contagiaremos en algún punto y es verdad, así se logrará la tan ansiada y necesaria “inmunidad de rebaño”.

Ya tenemos las vacunas, ahora, es necesario ampliar la investigación hacia los residuos físicos, psicológicos y sociales que nos dejó el covid. Esto aún no termina, sigamos cuidándonos y aferrémonos a una nueva normalidad no muy lejana.

 

Foto de Naciones Unidas, creative commons

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