Carta por motivo de un nacimiento

Empachadas de letras que urgen ser expulsados de nuestro sistema y plasmadas en hojas blancas, en pantallas, en teclados, ¡rayemos todos los espacios literarios!, virtuales, físicos y rayemos de colores todas las mentes hasta que les sea muy difícil volver a pensar en blanco y negro, como antes

por Omega Vázquez Reyes

*Carta por motivo de un nacimiento*.

A propósito del nacimiento de esta media periódica, bautizada en tinta violeta como “la costilla rota”, me nace compartir estás líneas con ustedes hermanas.

Dedicada a todas quienes no pudieron hablar fuerte, a las que sólo calladitas se veían bonitas, a las que castigaron por saber escribir y a las que quemaron por saber leer – Omega Vázquez.

Todos los nacimientos son motivo de festejo pero no todos son buenos, me alegra que este sea de los que si. Si, es bueno el nacimiento de un equilibrio porque es urgente que nazcan muchos para que funcione la balanza. Y un foro que amplifica las voces, la perspectiva y la lupa de las mujeres libre pensantes, donde sea que estén, es una maravillosa razón para festejar.

Embriagadas de alegría y empachadas de letras que urgen ser expulsados de nuestro sistema y plasmadas en hojas blancas, en pantallas, en teclados, ¡rayemos todos los espacios literarios!, virtuales, físicos y rayemos de colores todas las mentes hasta que les sea muy difícil volver a pensar en blanco y negro, como antes.

Usemos bien usado este lienzo en blanco, usémoslo tanto hasta que se traspase la tinta y el violeta empiece a manchar también los documentos oficiales, hasta salpicar los proyectos de iniciativas y termine por calcarse en la mismísima constitución.

¡Nazcamos ya juntas! como emergiendo de una isla de Amazonas cuya fuerza y poder radican en su intelecto y capacidad de ver el mundo desde otro espacio.
Pero como dijo Rita Segato, sin descuidar la digna memoria. Sin confundir ni negar la lucha que posibilitó estos y tantos logros.

Caminemos arropadas en la energía y las letras de las que nos precedieron en cada etapa de la historia y de nuestras ancestras, de todas las que para el mundo fueron leídas como “anónimo”, las que tuvieron que firmar con nombres de hombres para poder ser publicadas.

El único pago histórico que muchas de esas mujeres recibieron fue el olvido. Hoy que les debemos tanto a tantas que jamás vieron o verán llegar los frutos de su lucha; no les neguemos la memoria, nombrémoslas, citémoslas, acariciemos en este festejo la Posibilidad de continuar la misión del feminismo en este Akelarre literario, en esta periódica llena de costillas rotas que no buscan reparación sino la urgente vindicación.

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