La Violencia Vicaria SÍ ES violencia machista

La violencia vicaria es un problema social que consiste en la instrumentalización de los hijos por parte del padre maltratador para causarle daño a la mujer

por Gabriela Pablos Saucedo

La violencia vicaria se encuentra en sus primeros momentos históricos de visibilización, reconocimiento y legislación, de su penalización ni hablemos por ahora, pues no hemos llegado a ese momento en donde se dicten sentencias por este delito tan normalizado.

La violencia vicaria es un problema social que consiste en la instrumentalización de los hijos por parte del padre maltratador para causarle daño a la mujer, en alianza con cómplices familiares, abogados y autoridades machistas y corruptos. La violencia vicaria se empieza a manifestar en la mayoría de casos cuando una mujer busca salir de una relación abusiva o cuando la termina mediante la separación o divorcio.

El padre narcisista maltratador entenderá la separación como una ‘guerra’, (aun cuando nadie se la haya declarado), incluso cuando ha dado su palabra y acordó llevar todo ‘en buenos términos’. Para el narcisista se trata de una guerra a su ego herido.

Muchas veces será respaldado por la familia ‘narcisa’ y machista del agresor, que también no conciben que la mujer no haya aceptado y asumido el rol ancestral de ‘esposa y madre sacrificada, infeliz y aguantadora de abusos’ y también asumen el rechazo de la mujer al abusador en el ego, tomandolo de manera personal. ‘¿¡Cómo Fulanita dejó a SU hijo, hermano, primo, etc..?!, ¿¡Cómo se atreve Sutanita si es tan buen.. (inserte aqui lista de adjetivos chingones)… papá, médico, senador, empresario, honoris causa, proveedor…?! Y por ambos motivos creen tener el derecho de deslegitimizarla y anularla como madre, pues sus hijos son el único vínculo que los une y son la vía para hacerle daño y tener control sobre ella.

Recuerdo que en mi luna de miel conocí a un matrimonio que estaba en el mismo destino turístico en el que estábamos mi ex esposo y yo, pero ellos estaban celebrando veinte años de matrimonio. Yo desde mi inocencia romántica lunamielera pedí un consejo a la señora, sobre cómo lograr veinte años de aparente ‘bien llevado matrimonio’, recuerdo que me dijo: «¡Aguanta, Aguanta TODO!», con una voz que arrastraba queja y cansancio de antaño.

Puede ser que ambas hayamos elegido mal a quien fuere nuestro compañero, puede ser que su experiencia sobre ese ‘todo’ y el ‘todo’ que yo viví en la relación hayan sido muy distintos, también puede ser que en realidad las bases sobre las que socialmente contruimos el amor y las maneras en las que producimos nuestras relaciones de pareja esten basadas en expectativas del amor romántico y dinámicas de género machistas que nos llevan al desequilibrio, al desencuentro y eventualmente al desgaste de la relación trayendo como consecuencia la magnificación de las expresiones negativas proliferandose en una serie de abusos y violencias contínuas, que «deben ser aguantadas y superadas en nombre del amor» y nada tengan que ver con el amor en realidad, pues así se espera de la «buena mujer, la buena madre», la que se «sacrifica» como lo hicieron algunas de nuestras madres, abuelitas y bisabuelitas en tiempos donde no había de otra. Se espera que te quedes comiendo tus lagrimas en silencio y decoro por ausencias, abandonos, golpes, cuernos, humillaciones, abusos, violaciones o simplemente porque ‘te mantiene’ o ‘el paga’, lo que sea y los que ni eso, ni nada de lo que haga el maltratador importa, porque eres «su mujer», osea su cosa, su pertenencia.

La abuela paterna de los hijos de Luz Denisse Meza Morales fue muy clara con ella cuando Denisse dejó a su marido por no aguantar los maltratos de una relación que no daba para más.

«Yo quise separarme de mi marido pero no me atreví por los hijos, y todo en esta vida tiene consecuencias, así que tendrás que atenerte a ellas», la sentenció su ex suegra de iniciales FJRM quien es cómplice del rapto de los pequeñitos Lucio y Lucía de 4 y 2 añitos respectivamente y que desde hace 272 días están privados del vínculo con su mamá por su progenitor, de iniciales MLMR.

Hasta ahora Denisse como muchas madres de este país vive el duelo en vida, cada día apartada de sus hijos.Y esos niños viven cada día el frío y vacío emocional y el maltrato contínuo de escuchar las historias que no concuerdan con el dolor y la confusión en su corazón, cuando les dicen que «los estan salvando de su mamá malvada que los abandonó» y que no pueden verla ni hablar con ella.

Para Diana Alejandra Sánchez Gonzalez las amenazas del progenitor por «quitarle» a su hijo comenzaron cuando su bebé Sergio tenía tan solo 9 días de nacido. Ese temor constante fue lo que la hizo soportar años de maltratos, hasta que él mismo los corrió de casa. Alejandra fue una de las ponentes representando al Frente Nacional de Mujeres, que compartió sus vivencias en el Parlamento Abierto de la Cámara de Diputados el pasado 20 de junio para la discusión de la integración de la Ley contra la violencia vicaria. A todos dejó boquiabiertos cuando asemejó la violencia vicaria con el método de tortura de la gota de agua que cae de manera contínua y reiterada hasta que termina erosionando todo.

«Por lo menos 2920 días de mi vida he tenido pavor de que este tipo me quite a mi hijo, tengo miedo de salir, de que cuando llegue el camioncito de la escuela no lo vea bajar, pavor de que me lo arrebaten cuando vamos a una plaza o a donde sea porque además, su progenitor vive a tres cuadras de mi casa y no nos deja en paz, hasta drones me manda para espiarme por las ventanas», dijo Alejandra, quien también compara el temor de que aparten a su hijo de ella por rapto o sustracción con la tortura de un desmembramiento. Porqué tener un hijo es como tener un segundo corazón al que estás unida y late fuera de ti.

Alejandra y su pequeño actualmente también viven violencia por parte de su agresor y de su familia enferma de odio y rencor. «Uy no te extrañamos nada, estamos mejor sin ti, nada mas que tengamos a «nuestro niño» y te enterramos», son parte de las amenazas cotidianas que reciben y no los dejan vivir en paz.

«Tengo miedo de que mi papá cumpla lo que dijo, que ‘me lleve’, que te mueras, que no te vuelva a ver mami,» le dijo Sergito a quien encontró anoche en su cama llorando bajito en la obscuridad.

Actualmente los colectivos feministas de madres sobrevivientes a la violencia vicaria trabajamos arduamente en el reconocimiento de este tipo de violencia tanto en la sociedad como su tipificación en la ley. Para que se pueda poner un alto a los abusos que implica vivir la violencia vicaria que ejercen los maltratadores a las mujeres y que pueda haber consecuencias (porque no las hay, ni para los maltratadores, ni para sus cómplices ni para las autoridades corruptas, ni para los abogados sin escrúpulos) así como para los servidores públicos que participan en todo el engranaje de un sistema legal y judicial deficiente, carente y corrupto que ha aprendido estratégicamente a lucrar con el dolor de las madres y niños en todos sus niveles operativos a sabiendas del alto grado de vulnerabilidad al que se expone a sus víctimas. Este sistema legal mexicano que por décadas ha normalizado anular y rebajar a las mujeres y en el que los funcionarios corruptos han encontrado en las ‘mordidas’ de los agresores su sustento, porque su salario en realidad es su propina y su ‘bienestar’ lo acuñan con el dinero gastado por los maltratadores en la misoginia.

La violencia vicaria es una violencia machista que se ejerce de manera contínua para hacer daño a la mujer. Y debe de ser entendida como una violencia machista, (que perpetran hombres y mujeres machistas, machistas como la abuela machista de Lucio y Lucía y Sí a la mujer y a nadie más. Porque existe todo un contexto de género tan inmenso no se puede negar ni ocultar.

En nuestra cultura de género, nuestra sociedad actual, el desarrollo del vinculo materno filial es mas fuerte que el paterno filial, en la práctica y en el imaginario social. Las mujeres que ahora somos madres crecimos jugando a cuidar bebecitos de juguete, a darles la comidita, la ‘bibi’ y cambiarles el pañal, desde niñas nos prepararon para aprender a maternar, a los niños en esos tiempos se les daban carritos, espadas, pistolas y otros juguetes. Así es, y es la realidad, en México los cuidados de los hijos los desarrollan principalmente las madres, no las parejas de los padres, no las abuelas, no las hermanas de los padres, socialmente el vínculo materno filial es más profundo porque así se ha producido en nuestra sociedad. Y privar a la madre de sus hijos y a los hijos del vínculo con su madre en este contexto es violencia.

En un país en donde, de más de un millón 183 mil denuncias por violencia, el 80% de estos delitos fueron perpetrados por hombres. Más de un millón de estas agresiones tuvieron lugar en el ámbito familiar, más de 800 mil fueron por violencia psicológica y solo se emitieron 160 mil órdenes con medidas de protección, de acuerdo con cifras oficiales del Banco Nacional de Datos e información sobre casos de Violencia contra las Mujeres. Lo que claramente refleja lo normal que es la violencia intrafamiliar y que no pase nada

En México se cometen mas de veinte feminicidios diario.

En un país en el que hay mas de 35 millones de madres solteras jefas de familia, madres ‘luchonas’ que cargan con todo el peso de la responsabilidad de hacerle frente al sustento, a maternar y a cumplir responsabilidades de dos. Y si lo vemos desde la otra cara de la moneda hablamos de 35 millones de padres ausentes, de acuerdo con estimaciones del Frente Nacional de Mujeres Contra Deudores Alimentarios.

Se les dice ‘luchonas’ a las mamas jefas de familia y al deudor alimentario, al que incurre en un delito ni se le menciona, ni se le satiriza, a él, se le ‘perdona’, como el que calla y otorga y se le normaliza. De acuerdo con Diana Luz Vazquez Ruiz, impulsora de la Ley Sabina, de cada 10 divorcios en México, 7 padres no dan pensión alimenticia. Y en el 40 por ciento del total de la población infantil, los padres son ausentes en lo económico y en lo afectivo. Muchos de los agresores vicarios son deudores alimentarios e incluso, piden guarda y cuatodia a su favor, sustraen o raptan a los pequeños ‘porque les conviene’, para no dar pensión.

En un país en donde existe la necesidad de tener leyes de paridad sustantiva porque evidentemente no la hay.

En un país en donde las mujeres no accedemos a la justicia a causa de la corrupción, en donde te puedes esperar a caerte muerta mientras te otorga la burocracia tus medidas de protección que nunca llegan como le pasó a Cecilia Monzón. En donde aunque pruebes las agresiones, las omisiones, la mentiras y la corrupcíon, la palabra del hombre pesa más que todos los hechos probados por una mujer, por ser padre y por ser varón.

En un país en donde se tuvo que tipificar el delito de ‘feminicidio’ porque diariamente asesinan mujeres por misoginia y por el sistema de género en el que habitamos; caer en discursos como, «pero es que a los hombres también no los dejan ver a sus hijos», es caer en vicios disociativos y en laberintos discursivos que solo entorpecen la mejora social para la construcción de la paz y la erradicación de la violencia. Y nos enredamos en los mismos discursos que también tuvieron lugar cuando se tipificaron los feminicidios hace unos años. «A los hombres tambien los matan», SÍ y algunos tambien podrán asesinarlos por su condición de ser varones, pero ese no es un problema social, y reconocer el término ‘feminicidio’ no le quitó en lo absoluto valor a la vida de los hombres.

Para juzgar con perspectiva de genero se debe de reconocer que en todas las areas de la vida hay obstáculos para las mujeres y salir de la violencia familiar no es una excepción. Incluso para tener acceso a defenderte en una batalla legal que te arrincona porque los maltratadores saben que nuestros hijos son lo que más nos duele, lo que nos mata emocionalmente, saben que los pueden convertir en un instrumento de tortura, que con dinero se fabrican delitos, que te pueden privar de tus hijos y nada les va a pasar, que te pueden privar incluso de tu libertad y causarte un dolor contínuo y permanente el cual por tus hijos, te va a llevar a que ahora sí, «Aguantes TODO». Y saben que todo ese infierno se puede pagar, y sostener por mucho tiempo, y que los abogados y autoridades van a hacer gran parte de ese trabajo. Saben que te pueden llevar a matarte sin siquiera tocarte. Y si quieren tambíen te matan.

Las mujeres nos defendemos como podemos en los juzgados a pesar de todo, algunas sobrevivimos, no sin secuelas, no sin pobreza, no sin estrés postraumático, llevamos nuestros juicios en los juzgados como si fuesemos autos chocados y golpeados, sin llantas pero que caminan y tienen que aguantar la carrera larga. Caer en esa maraña es un infierno en vida, es una tortura contínua y en la gran mayoría de los casos la impunidad no nos permite la salida. Hoy por hoy ante esta aberrante situación es obligatorio juzgar con perspectiva de género y erradicar la corrupción en los juzgados de lo familiar y fiscalías de toda la nación.

Reconocer la existencia y ejercicio de esta violencia como un problema social, verla, darle su lugar, tipificarla, legislarla y sancionarla como tal como una violencia hacia las mujeres, una violencia de género, una violencia machista NO anula las violencias que pueden llegar a vivir los hombres. No quiere decir que sea una violencia ejercida exclusivamente por hombres, claramente también es ejercida con la complicidad de mujeres agresoras, la ejercen hombres y mujeres machistas. Que desde su rol de parejas, madres y familiares de los agresores, abogadas, juezas, secretarias de acuerdo, agentes ministeriales mujeres, peritos mujeres y demas roles encubren y ejercen violencia vicaria diariamente.

Foto de EUROPAPRESS

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