QATAR 2022: Un Mundial femeninamente diferente

Aquelarre Ecléctico

por Inés Torres

Aquelarre Ecléctico por Inés Torres

Cada cuatro años nos reunimos con amigos y familiares a ver a la Selección Mexicana varonil en el Mundial en turno, no importando si nos gusta, o no, el fútbol soccer. Estoy segura que es de los eventos deportivos más vistos a lo largo y ancho del globo terráqueo. Y es que, seamos sinceros, este deporte es fácil de entender y sus reglas, no son tan complicadas: con saber qué es el fuera de lugar, ya estás del otro lado.

Por lo general, los Mundiales se juegan en verano, entre junio y julio, justo cuando los niños están de vacaciones y el calor hace que nos de “sed de la mala». También, la mayoría de los deportes se encuentra en su “parón veraniego” así que este evento deportivo es el pretexto ideal para socializar.

Sin embargo, Qatar 2022 será diferente: para empezar, porque debido al clima tan caluroso, (siempre, pero más en verano), se decidió que fuera un Mundial invernal. Así que vayan preparando sus regalos navideños con tiempo porque del 21 de noviembre al 18 de diciembre habrá mucha actividad “panbolera” gracias a los 32 equipos y 64 partidos dentro del certamen.

Asimismo, será el primer Mundial en Asia occidental, específicamente en un país árabe y de mayoría musulmana (que practica la religión del Islam) pero lo más importante a mi parecer, es que por primera vez en un Mundial de Fútbol Soccer Varonil, habrá seis mujeres árbitras haciendo historia.
La francesa Stéphanie Frappart, la ruandesa Salima Mukansanga y la japonesa Yoshimi Yamashita forman parte de los 36 árbitros de campo, mientras que la brasileña Neuza Back, la mexicana Karen Díaz Medina y la estadounidense Kathryn Nesbitt, quedaron en el cuerpo de árbitros asistentes.

Me parece un acierto por parte de la FIFA esta decisión, no solo por la inclusión de mujeres en un evento deportivo en el que no cabíamos más que como fanáticas a un equipo; sino por hacerlo en un país donde la mujer está relegada a lo que decida un hombre de su familia.

Y es que, el que tengan derecho a votar desde 1999 y puedan participar en cargos públicos, o que mujeres deportistas (con hiyab, el velo que les cubre la cabeza) hayan competido en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, resulta una cortina de humo para lo que realmente viven las mujeres musulmanas.

No debemos olvidar que hace unos meses, Paola Schietekat, una joven mexicana que trabajaba en Doha, capital de Qatar, fue sentenciada a recibir 100 latigazos y pasar siete años en prisión tras haber denunciado una violación. ¡Qué coraje, qué impotencia! ¡Qué incongruencia!

Irónicamente, Qatar tiene uno de los marcos legales más liberales en el mundo árabe. En el caso de Paola, la sentencia que se le impuso está basada en el artículo 281 del Código Penal catarí, el cual establece que se deben castigar las relaciones sexuales consensuadas fuera del matrimonio.

Ahora, Schietekat denunció una violación, pena que se encuentra dos artículos antes que las relaciones extramaritales; si no se comprueba la violación, la denuncia se convierte en una declaración de haber sostenido relaciones sexuales extramaritales. Por dónde se observe, serás castigada… Así que las mujeres musulmanas se piensan dos veces antes de si quiera, realizar una denuncia por abuso sexual por que, como sea, tendrán un castigo.

Y tampoco debemos olvidar que la construcción de los estadios que formarán parte del Mundial han sido gracias a la mano de obra barata, y a veces no remunerada, de emigrantes que han sufrido abusos a sus derechos humanos elementales, al grado que se calcula que cuando se celebre el mundial de fútbol habrán fallecido 4000 personas.

Qatar, un lugar con edificios altísimos y lujosos, de esos que duelen los ojos al voltear a observar la cima, pero construido por la esclavitud y mano de obra barata de miles de personas. Un país en el que las mujeres aún no pueden ser libres… Qatar, sin duda, un Mundial diferente.

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