Lo que hasta hace algunos pocos años parecía imposible, se hace realidad. El 9 de abril de 2022 sábado comenzó a disputarse el primer mundial de polo femenino y tuvo como sede a Argentina, en el Campo Argentino de Polo en Palermo.
Los obstáculos que enfrentaron para la práctica de un deporte tradicionalmente considerado de hombres se convierten en una anécdota graciosa. Mientras las jugadoras se alistaron junto a otras 22 mujeres para la prueba de caballos en un campo de las afueras de Buenos Aires, justo la víspera del primer mundial de polo femenino que se disputo hasta el 16 de abril en el país sudamericano.
En esta primera realización del femenino, que tuvo lugar casi completamente en el campo de Palermo, las seis selecciones compitieron con un tope de 16 goles de valorización femenina–handicap específico de las mujeres, distinto al general– divididas en dos grupos de tres, en los que se enfrentaron bajo la modalidad americana (todas entre sí).
Argentina, Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Brasil e Italia se enfrentarán en el Campo Argentino de Polo, considerado la “catedral” de esta disciplina en el país. La entrada será libre y gratuita con el objetivo de fomentar el polo al público en general.
“El polo ha sido dominado por los hombres por mucho tiempo. Y ahora culturalmente las mujeres en general en todo el mundo están siendo escuchadas. Hay mujeres CEO de empresas, no hay razón de que haya diferencias”, valoró Gandomcar, quien forma parte de un comité de la asociación de polo de los Estados Unidos. “Por años intentamos organizar un mundial para mujeres. Este es un sueño hecho realidad”
Remozadas las tradiciones que acompañaron el crecimiento del polo a lo largo de su historia, la Federación de Polo Internacional definitivamente se actualizó a las nuevas pautas. Si bien desde hace mucho tiempo se trabaja en el desarrollo del polo de mujeres, este mundial en la Catedral fomentará el progreso de las jugadoras y el interés. Sólo resta que el certamen tenga la continuidad de aquel primer mundial absoluto, el de Palermo 1987.
Foto de Milena de Narvaez Ayllon en Pexels