Crítica al discurso de la paz total con enfoque de género en Colombia

En la participación de la sociedad las mujeres no pueden quedar diluidas. No hay paz total ni paz territorial con 500 feminicidios en Colombia durante 2024

por Danna Urdaneta

#Amassuru #MujeresEnSeguridad

Por Danna Urdaneta

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El discurso de la paz total con enfoque de género en Colombia se quedó en el discurso. Visibilizar a las mujeres delegadas y constructoras de paz, impulsar la vocación de poder, la pedagogía sobre las limitaciones y las propuestas eficientes deben acompañar toda crítica. En la participación de la sociedad las mujeres no pueden quedar diluidas. No hay paz total ni paz territorial con 500 feminicidios en Colombia durante 2024.

La crítica a la ausencia de paridad y enfoque de género en la paz total y la paz territorial de Colombia está obligada a: 

  1. Visibilizar a las mujeres que sí participan como delegadas de paz en las Mesas de Diálogos.
  2. Impulsar la vocación de poder en las mujeres y protestar en favor de la paridad en foros, conversatorios, entrevistas, delegaciones y paneles de paz para que mujeres delegadas, gestoras, académicas, lideresas, víctimas, combatientes, excombatientes y madres de cualquier sector sean incorporadas.
  3. Hacer pedagogía sobre la invisibilidad como una necesidad de supervivencia y una posición colectiva y comunitaria. La ausencia de la participación mediática de las mujeres en los procesos de paz también es una medida de autocuidado frente a la seguridad y la estigmatización inherente a la participación en Colombia. Las mujeres que asumen una posición colectiva y comunitaria no se muestran ellas individualmente sino a través de sus procesos sociales y políticos.
  4. Proponer en todos los espacios los nombres de las mujeres que consideramos deben participar en los debates y análisis de la agenda de paz.

La transversalización del enfoque de género en la solución política para Colombia, Venezuela y América Latina pasa por el reconocimiento y la visibilización del lugar de las mujeres en las luchas políticas, sociales, las guerras de resistencia y los procesos de paz tal y como ellas quieran ser representadas

Las mujeres en las Mesas de Diálogos

Hoy no existe paridad en los espacios de toma de decisión en Colombia ni en las Mesas de Diálogos con las estructuras que se autoreconocen como insurgencias. Esta limitación está mediada por diversos factores asociados al patriarcado pero que van más allá de él, por ejemplo, respecto al rechazo que genera la lucha armada y la vulnerabilidad y exposición que significa para las mujeres participar en estos procesos donde, finalmente, ellas no toman decisiones y los acuerdos no las reconocen. Sin embargo, hay otras mujeres que participan directamente:

  1. Vera Grabe es la primera mujer jefa de una delegación de paz en la historia colombiana. Esta fue la primera y única delegación de paz paritaria con la designación de Mabel Lara y María Jimena Duzán, Nigeria Rentería y Adelaida Jiménez el 25 de noviembre de 2022. Meses después Lara y Duzán renunciaron. También participan María José Pizarro, senadora del Pacto Histórico; Rosmary Quintero, presidenta de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi); Dayana Paola Urzola Domicó, antropóloga del pueblo indígena embera-katío, excoordinadora de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y de la Red de Jóvenes Indígenas de América Latina y el Caribe; Olga Lilia Silva, abogada de la Corporación Humanidad Vigente, e Isabel Cristina Ozuna Stockl, mayor del Ejército del Equipo de Apoyo y Observadores del Proceso de Paz.
  2. Por la guerrilla del ELN en la fase exploratoria participó la comandante Paula o Perla Negra, en 2016 se incorporó María Consuelo Tapias del Frente de Guerra Darío Ramírez Castro y en 2017 Silvana Guerrero e Isabel Torres, quienes provienen del Frente de Guerra Nororiental Manuel Pérez Martínez (FGNO) igual que Paula. Durante el primer ciclo del proceso en 2022 se incorporaron Viviana Henao, Cataleya Jiménez y Manuela Márquez. Hasta la fecha hay varias gestoras de paz, entre las más conocidas destaca la socióloga Violeta Arango.
  3. En la Mesa de Diálogos con la Segunda Marquetalia por el gobierno están como delegadas de paz la doctora Gloria Arias, columnista e integrante de la Red Defendamos la Paz; y María Camila Romero, jefa de oficina en Colombia de International Center for Transitional Justice (ICTJ). En la Comisión Consultiva de Alto Nivel de esta Mesa está Estefanía Ciro, directora de A la Orilla del Río e integrante de la Red Amassuru. Jhurleny Guerrero es la única mujer delegada de paz por la insurgencia.
  4. En la Mesa de Diálogos con los Bloques Jorge Briceño y Gentil Duarte de las autodenominadas FARC-EP están Gloria Quiceno Acevedo, lideresa sindical, exintegrante del M-19 y exdirectora del programa de reinserción del Ministerio del Interior. También Luz Dary Landázuri, víctima del conflicto y coordinadora regional del Pacífico Sur de la Fundación Cirec. En la última declaración conjunta del 15 de julio no hubo una mujer que firmara por las FARC-EP. Sin embargo, la combatiente Fernanda Briceño del Comando Coordinador de Oriente en Arauca (frontera con Venezuela) fue delegada de paz antes de que las estructuras comandadas por Iván Mordisco y Sebastián Martínez decidieran no permanecer en el proceso de paz.

Las participación de la sociedad y las mujeres

Aparentemente, para el ELN la participación de la sociedad es el centro de su agenda de paz, sin embargo, la misma delegada de paz María Consuelo Tapias ha dicho que el tema de género no es prioridad. La participación tiene que superar la nomenclatura, no puede ser abstracta cuando las mujeres cada día somos más invisibilizadas. La cineasta colombiana Lita Rubiano Tamayo considera que sin acuerdos formales para las garantías estructurales no se puede romper el ciclo de violencia, sobre lo cual apunta:

  1. Implementación: verificar cómo ha sido el diálogo de paz y lo que ya está establecido para aplicarlo, por ejemplo, la Ley 1257 de 2008 sobre la protección a las mujeres. En zonas rurales y urbanas sigue siendo una odisea denunciar, las violencias basadas en género son vistas como un “problema de faldas”. Esta ausencia de garantías en lo nacional se intensifica en las zonas de conflicto. Es una tarea pendiente empezar por la implementación del marco normativo existente.
  2. Modelos de verificación de acuerdos anteriores con el pueblo organizado: para la tenencia de la tierra, el acceso al trabajo y la educación, el trabajo forzado visto como trabajo domiciliario, formas de esclavitud como la prostitución. De modo que se reconozca la historicidad de los datos existentes de las organizaciones en los temas mencionados y que este trabajo sea incorporado a las discusiones de las Mesas de Diálogos.
  3. Acceso a garantías para la defensa de derechos humanos: que sea parte de los acuerdos de la paz total el financiamiento de organizaciones de derechos humanos, feministas y de mujeres que trabajen en los procesos y con un canal de comunicación eficiente con las mesas para tener las mismas posibilidades de acceso para las denuncias también en materia de derechos sexuales y reproductivos. 
  4. Acceso a garantías para la comunicación alternativa, popular y comunitaria: financiamiento para que los medios alternativos y comunitarios tengan condiciones dignas en la producción de contenidos y de realidad, que de común acuerdo entre gobierno-insurgencia-medios sea reglamentado el acceso a la información y a entrevistas con relación a medios nacionales para que la democracia se logre.

Si bien el enfoque de género se plantea de manera transversal y no como un punto de la agenda con el ELN, después de casi 2 años urge que se descongele la Mesa y que en todas los procesos de paz total y territorial abiertos se aterrice en políticas tangibles para las mujeres que participan directa o indirectamente, están amenazadas y son agredidas por viejos y nuevos actores armados. Como dijo el consejero comisionado de paz Otty Patiño el 3 de septiembre: “cada frase que no sea retórica, cada frase implica cuánta plata estamos dando para que las mujeres recobren su poder en los territorios”.

Fotografía: Danna Urdaneta, cierre del cuarto ciclo del proceso de paz con el ELN en Caracas.

La opinión de las autoras no compromete la posición institucional de Amassuru

Las opiniones aquí vertidas son responsabilidad exclusiva de su autora y no necesariamente representan la postura de La Costilla Rota.

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