Epistemología feminista, ¿moda o es asunto de seguridad femenina?

La epistemología feminista desafía las formas tradicionales de producción del conocimiento, argumentando que este está influenciado por posiciones sociales y políticas

por Trilce Fabiola Ovilla Bueno

#Amassuru  #MujeresEnSeguridad

Por Trilce F. Ovilla Bueno

RESUMEN 

La epistemología feminista desafía las formas tradicionales de producción del conocimiento, argumentando que este está influenciado por posiciones sociales y políticas. Teóricas como Sandra Harding y Donna Haraway destacan que la ciencia ha sido moldeada por valores patriarcales  con importantes sesgos de género, y que todo conocimiento es situado y no neutral. La epistemología feminista critica el androcentrismo y las dicotomías jerárquicas que excluyen a las mujeres, proponiendo la inclusión de las voces que han sido marginalizadas,  así como la reflexividad crítica en la investigación, el uso de lenguaje inclusivo y la creación de conocimiento emancipado. Con esto se ha impactado  en diversas disciplinas, promoviendo metodologías inclusivas y conciencia sobre las desigualdades creadas. La epistemología feminista ofrece una visión crítica y transformadora del conocimiento, desafiando estructuras de poder y promoviendo prácticas inclusivas y orientadas a la justicia social. No es una moda, sino un asunto de seguridad femenina, pues la forma en que se percibe a las mujeres influye en su tratamiento en la sociedad. La epistemología feminista es esencial para generar mejores condiciones de seguridad para las mujeres.

 

La epistemología feminista es una corriente dentro de la filosofía que desafía las formas tradicionales de entender y producir conocimiento. Surge en respuesta a las críticas de las feministas sobre cómo el conocimiento ha sido históricamente producido y validado. Las epistemólogas feministas sostienen que el conocimiento no es neutral, sino que está influenciado por las posiciones sociales y políticas de quienes lo producen.  Sandra Harding, una de las principales teóricas en este campo, sostiene que “la ciencia y la epistemología han sido modeladas por intereses y valores patriarcales” (Harding, 1986)./U)

Esta perspectiva desafía la noción de un conocimiento objetivo y universal, y presenta la posibilidad de que se tengan sesgos de género en su producción. Sugiriendo que todos los conocimientos están influenciados por el contexto histórico y social de los sujetos cognitivos. Donna Haraway introduce el concepto de «conocimiento situado», argumentando que “todo conocimiento está producido desde una posición específica y, por lo tanto, lleva consigo las marcas de esa posición” (Haraway, 1988).

En este contexto, resulta imperante voltear a ver el impacto en la vida actual y cotidiana del pensamiento feminista. En una realidad como la nuestra, donde las mujeres estamos avanzando en la construcción de un mundo igualitario, no es posible conservar patrones arcaicos de pensamiento hegemónico. Es aquí donde surge la pregunta ¿Es una moda o un asunto de seguridad femenina? La construcción de un conocimiento inclusivo es fundamental para alcanzar los objetivos de igualdad real que todas las personas debemos tener.

Críticas al Conocimiento Tradicional

La epistemología feminista critica varias dimensiones del conocimiento tradicional como lo son el androcentrismo, las dicotomías jerárquicas y la desigualdad epistémica.

Evely Fox Keller critica cómo la ciencia ha construido narrativas que refuerzan estereotipos de género, excluyendo así a las mujeres de ciertos campos del conocimiento (Keller, 1985). Lo que demuestra claramente el pensamiento androcéntrico prevaleciente, el conocimiento tradicional ha sido producido desde la perspectiva masculina, ignorando o minimizando las experiencias, saberes y conocimientos de las mujeres. 

Este androcentrismo está vinculado al uso sistemático de dicotomías jerárquicas como razón/emoción, mente/cuerpo, sujeto/objeto, hombre/mujer. Alison Jaggar argumenta que estas dicotomías no solo reflejan, sino que también refuerzan las desigualdades de género, al valorar las cualidades asociadas con lo masculino por encima de las asociadas con lo femenino (Jaggar, 1983).

Lo que nos lleva a plantear una de las preocupaciones centrales de la epistemología feminista, la cual versa sobre la deslegitimación sistemática,  como productoras de conocimiento, de la que las mujeres somos objeto. Linda Alcoff y Elizabeth Potter, en su obra «Feminist Epistemologies», exploran cómo las mujeres y otros grupos marginalizados son frecuentemente considerados como menos creíbles o competentes (Alcoff y Potter, 1993).

 

Propuestas de la Epistemología Feminista

La epistemología feminista no solo ofrece críticas, sino también propuestas constructivas para transformar las prácticas de conocimiento. Podemos señalar cuatro de manera muy puntual. 

La primera es la inclusión de las voces que han sido marginalizadas. La inclusión de todas las voces y saberes en la construcción del conocimiento. Esto no solo enriquece nuestra comprensión del mundo, sino que también promueve la justicia epistémica. 

La segunda es la reflexibilidad crítica en los procesos de investigación,  reconociendo cómo las posiciones sociales y políticas de los investigadores influyen en las preguntas y respuestas de sus estudios. Nancy Tuana sugiere que esta reflexividad puede conducir a una ciencia más robusta y menos sesgada (Tuana, 2006).

La tercera es el uso del lenguaje incluyente o inclusivo, las relaciones de poder subyacen en la construcción lingüística, por lo que es importante romper estos paradigmas y realizar un correcto enfoque del discurso.

La cuarta es la creación de un conocimiento emancipado. La epistemología feminista promueve un enfoque del conocimiento que no solo busca entender el mundo, sino también transformarlo para hacerlo más justo. María Lugones y Elizabeth Spelman argumentan que el conocimiento feminista debe estar orientado hacia la liberación y la justicia social (Lugones y Spelman, 1983).

 

Impacto y Relevancia Actual

La epistemología feminista ha tenido un impacto significativo en diversas disciplinas, desde las ciencias sociales hasta las ciencias naturales. Ha contribuido a la creación de metodologías más inclusivas y ha promovido una mayor conciencia sobre las desigualdades en la producción de conocimiento.

En la actualidad, la epistemología feminista es muy  relevante, especialmente en un mundo cada vez más consciente de las diversas formas de opresión y exclusión. Al respecto el trabajo de Kimberlé Crenshaw  sobre la interseccionalidad, que examina como diferentes formas de opresión se entrelazan, ha sido fundamental para entender las complejidades del conocimiento producido. (Crenshaw, 1989).

La epistemología feminista ofrece una visión crítica y transformadora del conocimiento, desafiando las estructuras de poder que han moldeado las formas tradicionales de entender el mundo. Como educadores, educadoras, investigadoras e investigadores, así como ciudadanas y ciudadanos, debemos reconocer y valorar las contribuciones de la epistemología feminista, promoviendo prácticas de conocimiento que sean inclusivas, reflexivas y orientadas hacia la justicia social. En palabras de Sandra Harding, “el conocimiento feminista no solo nos ayuda a entender mejor el mundo, sino que también nos brinda herramientas para cambiarlo” (Harding, 1991).

Por ello, afirmamos categóricamente que no es una moda el ser feminista, no es una moda realizar estudios de género, no es una moda investigar con epistemología feminista. Es un asunto de seguridad femenina. Las condiciones en las que vivimos,  y nos desarrollamos de manera cotidiana están ligadas a la explicación del mundo, a la construcción del conocimiento que generamos.

¿Por qué es un asunto de seguridad femenina? Porque la forma en que las mujeres somos percibidas es la forma en que las mujeres somos tratadas en las sociedades contemporáneas.

Sin lugar a dudas, muchas de las problemáticas a resolver en materia de seguridad femenina tienen sus orígenes en la percepción y construcción del conocimiento androcéntrico, binario, patriarcal y discriminatorio. Por lo que la epistemología feminista se convierte en una herramienta indispensable para generar más y mejores condiciones de seguridad para las mujeres. Su inclusión en todos los sectores y niveles fomenta la inclusión, igualdad y seguridad social.

La opinión de las autoras no compromete la posición institucional de Amassuru

Imagen Creada con IA

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Somos una red de mujeres que trabajan temas de Seguridad y Defensa en América Latina y el Caribe (ALC), creada para promover el trabajo de las mujeres en el área, además de facilitar la visibilidad y los espacios de discusión en la región. Juntas, somos mucho más poderosas, por eso creemos que es central crear una red entre nosotras, en un área como la de seguridad, en la cual hemos sido segregadas históricamente. Somos una red independiente y apartidaria de mujeres que trabajamos en diversas áreas, incluyendo la investigación, la docencia, el trabajo directo en políticas públicas y prevención, el periodismo, las ONGs, los gobiernos nacionales y locales, así como en organizaciones internacionales y la academia, entre otras áreas. La red de Amassuru está enfocada en la seguridad en el sentido amplio, englobando temáticas de seguridad ciudadana, seguridad humana, seguridad internacional y justicia.

El artículo titulado « El Enfoque de Género y Cultura de Paz en Ecuador dentro del Ámbito de Seguridad » ha sido elaborado por Sara Mantilla y Paola Vargas, quienes exploran la intersección entre la seguridad, el enfoque de género y la cultura de paz en el contexto ecuatoriano. Ambas escritoras son integrantes de la Red Amassuru.

 

Las opiniones aquí vertidas son responsabilidad exclusiva de su autora y no necesariamente representan la postura de La Costilla Rota.

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