Desarme Humanitario: el TPNW como un aliado feminista en América Latina

por Carolina Barrios Martinez

#Amassuru #MujeresEnSeguridad

Por Carolina Barrios

En abril de 2025, mientras las alertas humanitarias escalan por el posible uso de armas nucleares en conflictos activos como los de Palestina vs Israel o el aumento a casi 600 arsenales nucleares en China, América Latina guarda silencio. En la región el tema sigue sin ser prioridad política ni bandera ciudadana dado que se tiene la creencia errónea de que como la región no tiene armas nucleares no habrá impactos en el ecosistema o en la población. Sin embargo, vale la pena pensar que sucedería si un incidente nuclear estalla en medio de las tensiones geopolíticas actuales.

Pero más allá de eso: ¿Por qué no seguir el liderazgo que teníamos hace 70 años? ¿Por qué el desarme nuclear no ha sido aún parte integral de nuestras luchas? Hay que abogar para que los Tratados de Desarme, en especial TPAN (Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares) sean firmados para que posteriormente se utilicen como una herramienta para fortalecer la seguridad global desde un enfoque humano y de cuidado.

De Tlatelolco al vacío: una región que olvida su potencia

Hace más de medio siglo, América Latina firmó el Tratado de Tlatelolco, estableciendo la primera zona libre de armas nucleares del planeta. Fue un acto de dignidad política. Sin embargo, hoy, grandes países como Brasil, Argentina (ambos con uranio) y Colombia no han firmado o ratificado el TPNW. La región que alguna vez lideró, ahora duda, se silencia, se retrae. Esta ausencia no es neutral. Es una concesión al orden global dominado por potencias nucleares, todas ellas gobernadas por lógicas masculinas de poder, violencia y supremacía tecnológica. La guerra atómica es, en esencia, una guerra patriarcal.

Las armas nucleares son un símbolo extremo de desigualdad. Su posesión implica que unas pocas naciones —todas dirigidas en su mayoría históricamente por hombres—decidan sobre la vida del resto. Los impactos de una detonación nuclear no discriminan, pero sus efectos tienen consecuencias diferenciales según género, etnia y otro sin número de características diferenciales.

Además, los billones invertidos en armamento nuclear son fondos desviados del cuidado: salud, educación, justicia ambiental. Desde los feminismos, que luchamos por la redistribución del poder y por una ética del cuidado, no podemos mirar hacia otro lado.

¿Y si desarmar fuera una causa feminista?

Imaginemos un continente donde nuestras luchas por el derecho a decidir incluyan también el derecho colectivo a vivir sin la amenaza de aniquilación nuclear. Donde nuestras luchas por la igualdad también tengan una dimensión de seguridad y exijan la firma del TPAN. Donde nos organicemos para denunciar que la seguridad no se construye con armas nucleares, fortaleciendo instituciones patriarcales como las Fuerzas

Armadas o amenazando sino con dignidad y procurando cuidar de nuestro entorno desde una lógica del diálogo.

No estamos ante un lujo diplomático, sino ante una urgencia. Firmar el TPAN es rechazar la lógica patriarcal que prioriza el poder sobre la vida. Es elegir una América Latina que lidera, que imagine un mañana donde el cuidado sea ley. Como mujeres latinoamericanas, diversas, especialistas en seguridad y en la protección de Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario tenemos el deber de alzar la voz. Porque desarmar también es nuestra lucha. Porque el futuro, si queremos que exista, tendrá que ser sin armas nucleares.

La opinión de las autoras no compromete la posición institucional de Amassuru

Foto Imagen realizada con IA por LCR

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Somos una red de mujeres que trabajan temas de Seguridad y Defensa en América Latina y el Caribe (ALC), creada para promover el trabajo de las mujeres en el área, además de facilitar la visibilidad y los espacios de discusión en la región. Juntas, somos mucho más poderosas, por eso creemos que es central crear una red entre nosotras, en un área como la de seguridad, en la cual hemos sido segregadas históricamente. Somos una red independiente y apartidaria de mujeres que trabajamos en diversas áreas, incluyendo la investigación, la docencia, el trabajo directo en políticas públicas y prevención, el periodismo, las ONGs, los gobiernos nacionales y locales, así como en organizaciones internacionales y la academia, entre otras áreas. La red de Amassuru está enfocada en la seguridad en el sentido amplio, englobando temáticas de seguridad ciudadana, seguridad humana, seguridad internacional y justicia.

Las opiniones compartidas en la presente publicación, son responsabilidad de su autora y no reflejan necesariamente la posición de La Costilla Rota.  Somos un medio de comunicación plural, de libre expresión de mujeres para mujeres.

 

 

 

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