LaCostillaRota. 22 de abril, 2025.- El Papa Francisco dio pasos significativos en la apertura de espacios para las mujeres dentro del Vaticano, designando a varias de ellas para ocupar puestos de responsabilidad en la Curia Romana. Sin embargo, estas acciones no han venido acompañadas de reformas de fondo que modifiquen la estructura de poder y permitan una mayor igualdad de género en la Iglesia Católica.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco expresó su deseo de que las mujeres tengan un papel más relevante en la Iglesia. En los últimos años, nombro a mujeres para cargos como subsecretaria del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, directora de los Museos Vaticanos y secretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Estos nombramientos han sido celebrados por organizaciones feministas y defensoras de los derechos de las mujeres como un avance simbólico y un reconocimiento de la capacidad y el talento de las mujeres.
En un discurso reciente, el Papa Francisco insistió en la necesidad de una «teología de la mujer» y afirmó que su contribución no puede limitarse a tareas auxiliares o decorativas. «No podemos seguir hablando de la mujer como si fuera un apéndice», declaró, dejando clara su intención de integrar a las mujeres en los ámbitos donde se toman decisiones importantes para la vida de la Iglesia.
Sin embargo, a pesar de estos gestos y declaraciones, las estructuras fundamentales de la Iglesia Católica, que reservan el sacerdocio y los puestos de mayor jerarquía a los hombres, se mantienen intactas. La cuestión de la ordenación de mujeres como diaconisas, aunque ha sido objeto de debate y estudio por comisiones designadas por el propio Papa, aún no ha derivado en cambios concretos.
Organizaciones de mujeres católicas han expresado su reconocimiento por los avances logrados, pero también su frustración por la falta de reformas más profundas. Señalan que, si bien la presencia de mujeres en puestos de liderazgo es importante, no aborda la raíz de la desigualdad y la exclusión que históricamente han enfrentado en la Iglesia.
«Estos nombramientos son un paso en la dirección correcta, pero no son suficientes», comentó María López, portavoz de un colectivo de mujeres católicas. «Necesitamos reformas que permitan a las mujeres participar plenamente en todos los aspectos de la vida de la Iglesia, incluyendo el ministerio ordenado y la toma de decisiones a todos los niveles».
La apertura de espacios a mujeres en el Vaticano bajo el pontificado de Francisco representa un cambio significativo en comparación con épocas anteriores. Sin embargo, la ausencia de reformas estructurales plantea interrogantes sobre el alcance real y la sostenibilidad de estos avances a largo plazo. Para muchas mujeres católicas, la esperanza de una Iglesia más igualitaria y participativa sigue viva, pero aún depende de que se den pasos más audaces y transformadores en el futuro.
Imagen creada con IA por LCR