Alto al Machismo: Justicia para las Víctimas de feminicidio en México

por Aideé Aguilar Esquivel

Por R. Aideé Aguilar Esquivel

Gracias a las organizaciones y personas que visibilizan la violencia hacia las mujeres y piden justicia, suena un eco al unísono: terminar con la violencia patriarcal. Pero la realidad es que aún nos queda un camino largo por recorrer. Tan es así que la violencia de género, en específico hacia las mujeres, es una herida abierta en la sociedad mexicana.

Durante los últimos tres años, los feminicidios han aumentado de manera alarmante, con más de 10 mujeres asesinadas al día, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). También menciona que, en los últimos 10 meses, en algunos estados aumentó el número de feminicidios, tales como Veracruz, Puebla, Chihuahua y Morelos. Sin dejar de lado los habituales como el Estado de México, Nuevo León y la Ciudad de México entre otros. Aunque en realidad la violencia machista impera en todo el país.

Este problema, lejos de ser una serie de casos aislados, es la consecuencia de un sistema patriarcal que perpetúa la desigualdad, la impunidad y el machismo. Marcela Lagarde han descrito esta situación como un «continuum de violencia», donde las mujeres son víctimas desde el espacio privado hasta el ámbito público, sin que el Estado garantice su seguridad o justicia.

En el desarrollo de este problema, Judith Butler aporta una perspectiva clave al analizar cómo los estereotipos de género contribuyen a la deshumanización de las mujeres. La idea de que las mujeres deben ocupar roles subordinados se refuerza cultural y socialmente, lo que normaliza la violencia en su contra. Esta narrativa es especialmente peligrosa en un país como México, donde la cultura del machismo está profundamente arraigada. Y donde la población no rompe con esquemas patriarcales y su lugar cuestiona a quienes exigen que la violencia se acabe.

De ahí la importancia hacer un trabajo arduo cultural para romper con pensamientos y esquemas machistas. Por eso es necesario que las políticas públicas en pro de la eliminación de la violencia hacia las mujeres, vaya acompañada con un trabajo en las bases sociales.

Además, las instituciones encargadas de proteger a las mujeres, como la fiscalía y los tribunales, suelen fallar en su deber. De cada 100 casos de feminicidio reportados, solo tres terminan en una condena, lo que envía un mensaje claro de impunidad a los agresores. Aquí lo que se debe de transformar en la mentalidad de los trabajadores de las instituciones con formaciones y capacitaciones constantes en materia de estudios de género, derechos humanos, justicia social, etc.

Bell Hooks argumenta que la justicia social solo puede alcanzarse si se combate la interseccionalidad de las opresiones. Lo anterior se refiere a que existen diferentes formas de desigualdad, como por cuestiones de racismo, de género, de pobreza, entre otras. Lo que provoca que muchas veces no solo es violentada por ser mujer sino también por ser pobre. Ejemplo: En México, las mujeres indígenas, rurales y de bajos recursos están en una situación especialmente vulnerable. La violencia de género en estos contextos no solo es física, sino también estructural, exacerbada por la pobreza, el racismo y la falta de acceso a la educación y la salud. Esto deja claro que el combate a la violencia de género debe ir más allá de medidas punitivas; requiere una transformación social profunda que ataque sus raíces culturales y económicas.

Es imperativo que como sociedad tomemos conciencia y exijamos un cambio inmediato. Es momento de decir alto al machismo, alto a la violencia y justicia para las víctimas. Las instituciones de justicia deben ser reformadas para garantizar procesos eficientes y transparentes, mientras que la educación debe convertirse en un eje transformador que promueva la igualdad y el respeto desde edades tempranas. La deuda histórica con las mujeres mexicanas es inmensa, y no hay tiempo que perder. Como dice Marta Lamas: «El feminismo no busca privilegios, busca derechos.» Exigir justicia no es un favor, es una necesidad para construir una sociedad libre de violencia y desigualdad.

Po eso es tan importante resaltar que para eliminar la violencia machista no solo se necesita que las instituciones se reformen, porque como ya mencione, es un problema estructural que compete sí, a las instituciones de justicia, la sociedad civil y a cada persona en realidad, porque es también un problema cultural que compete a la sociedad en general contribuir para generar un cambio de mentalidades, actitudes y gubernamentales. Para así en conjunto, como sociedad exijamos alto a la violencia machista y justicia para las víctimas.

 

Loading

Comenta con Facebook

También te podría interesar

Ir al contenido