Transformar la atención a las mujeres victimas de violencia: Hacia una atención psicosocial y jurídica integral y humana

Las mujeres no se sienten seguras donde son tratadas como un dato, cifra o noticia. Por el contrario, se acogen cuando existe el poder de darle un lugar a su historia, su familia y su comprensión del ser

por Juliana Andrea Moncayo Meneses

#MujeresEnSeguridad #Amassuru

Por Juliana Moncayo

“Tenemos que desmontar la asociación entre sufrimiento y amor, acabar con la cultura del aguante femenino, poner de moda el buen trato y construir colectivamente una ética del amor que nos permita aprender a querernos bien, más y mejor»

Coral Herrera Gómez

 

La prevención y atención de las mujeres que han sido víctimas de las Violencias Basadas en Género (VBG) no son acciones nuevas. Lo novedoso radica en las estrategias y articulaciones necesarias para mitigar el riesgo de sufrir este tipo de violencias, especialmente cuando las condiciones sociales, emocionales, educativas y culturales no articulan ni prometen blindar la seguridad de la mujer en hechos violentos.

La intervención psicosocial ha demostrado ser un recurso significativo para mujeres que han sufrido algún tipo de violencia. No obstante, el verdadero desafío reside en superar las barreras legales y garantizar una atención integral que acompañe a las mujeres en su proceso de denuncia y colocar mediante la palabra los hechos victimizantes a los que han sido sometidas en todas las esferas de su individualidad. Expresiones comunes como “la mujer debe romper el patrón” “sanar desde su interior” suelen minimizar la complejidad del problema, presentándolo como un síntoma colectivo interminable.

En este contexto, las estrategias de atención psicosocial y legal deben enfocarse en el reconocimiento de las particularidades de cada caso, ofreciendo acompañamientos que permitan a las mujeres transitar por la culpa desde una postura de separación y desarticulación del vínculo afectivo y posteriormente atravesar por un sistema legal que reivindica desde el merecer aquello que “le ha sido arrebatado”.

En Santiago de Cali, desde la Secretaria de Seguridad y Justicia de la Alcaldía Municipal, ha implementado articulaciones y estrategias para prevenir y atender casos de VBG. Mas allá de las cifras, se prioriza una atención en el marco de la emergencia que reconoce a la mujer no solo como víctima, teniendo no una mirada sintomática de las cifras, sino de la atención inmediata y emergente de aquella mujer y su grupo familiar el cual se traspapela e invisibiliza en muchos planes de atención ciudadana tras una cifra o estadística. Según el Observatorio de Seguridad de Cali, “En Cali, durante el primer semestre del 2024 los casos de VIF se han incrementado en un 43 % frente al mismo periodo de 2023”. Este incremento, aunque preocupante, refleja también un mayor acceso de las mujeres a las rutas de atención públicas.

Sin embargo, no es suficiente ingresar a una ruta de protección. Es importante que estas rutas no reduzcan a las mujeres a meros datos estadísticos. Aquí, la estrategia del Equipo de Acción de emergencias de la Secretaria de Seguridad y Justicia se convierte en un modelo que destaca por su enfoque integral y humanitario. Donde se busca impactar desde la mirada y confianza en el discurso de la mujer, no dejando de lado que ella trae consigo una historia familiar que incluye a un grupo familiar dependiente, el cual se coloca de manera directa en riesgo ante estos presuntos agresores.

Todas las iniciativas preventivas apuestan desde su misionalidad a prevenir todo aquello que incurra o se familiarice con violencia física, patrimonial, sexual, psicológica entre otras. No obstante, durante el presente año desde la apuesta del Equipo Acción de Emergencias como estrategia articuladora y transversal a los procesos de la activación de ruta de protección a mujeres victimas de VBG, ha tenido una apuesta integral que permite que las mujeres sean atendidas desde una valoración médica (física, psicológica y psiquiátrica de requerirlo), legal y psicosocial.

Me permito resaltar, que, la institucionalidad tiene un carácter y rasgo relevante como apostar por la seguridad de las mujeres en situaciones de emergencia, donde el tiempo es en cierta manera el enemigo o protector de la vida de una mujer y su grupo familiar. La atención que se apuesta desde el Equipo es poder articular la atención psicosocial desde un frente inicial, considerando a la mujer que llega a la línea de la ruta de protección, desde la particularidad de la atención siendo el “caso a caso”. Se resalta que el objetivo de las atenciones psicosociales no es entonces “la búsqueda de la cura” porque realmente el síntoma con el que puede llegar la mujer podría ser, salvaguardar su vida y la de los suyos. O simplemente la de ella, puesto que allí en escena desafortunada se resalta que ella haya querido dar un paso a trasgredir la ley de un “amo” que la acogió bajo una relación devoradora desde una mirada acapadora de sueños, autonomía y su vida misma.

Por lo anterior, las mujeres no se sienten seguras donde son tratadas como un dato, cifra o noticia. Por el contrario, se acogen cuando existe el poder de darle un lugar a su historia, su familia y su comprensión del ser. El reconocimiento de la mujer y su grupo familiar, permite entonces desde la experiencia, abordar a la mujer en momentos de la emergencia, salvaguardando su vida en medidas preventivas, solidarias y subsidiarias que permiten proteger a la mujer de su presunto victimario. Dando entonces así un espacio y tiempo a la celeridad de los procesos jurídicos legales, que ocupan entonces un lugar importante en la atención a mujeres victimas de violencia intrafamiliar o cualquier tipo de violencia. La ley, es entonces no solo una forma, ni un estatuto, sino una vía de acceso y carta de navegación para que la mujer desde las instituciones del Estado, viva desde su experiencia la protección y ese caso a caso. La justicia, entendida como un derecho accesible y no como privilegio, se convierte en una herramienta para restablecer la dignidad de quienes han sido víctimas. En un país donde la violencia de genero sigue siendo una problemática estructural, estrategias como estas representan un faro de esperanza para muchas mujeres.

La institución entonces da salvedad que puede generar formas y estrcutras de salvaguarda de la vida de la mujer, desde la pretensión jurídica y psicosocial en las diferentes formas de violencia que se registran en informes, noticias y contexto nacional. El efecto social que estas atenciones generan entonces es devolver a las mujeres la confianza en los entes de la ruta con acciones articuladoras como estos equipos interdisicplinares que motiven la causa misma de la justicia y prevención de violencias, puesto que la justicia no debe ser concebida como una política de seguridad privada, sino de acceso a mujeres de carne y hueso que han atravesado caminos de violencia con ciertas fechas de inicio y quizá sin un final que enmarca en el peor de los casos con el sello del feminicidio.

La opinión de las autoras no compromete la posición institucional de Amassuru

Foto Imagen creada con IA

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Somos una red de mujeres que trabajan temas de Seguridad y Defensa en América Latina y el Caribe (ALC), creada para promover el trabajo de las mujeres en el área, además de facilitar la visibilidad y los espacios de discusión en la región. Juntas, somos mucho más poderosas, por eso creemos que es central crear una red entre nosotras, en un área como la de seguridad, en la cual hemos sido segregadas históricamente. Somos una red independiente y apartidaria de mujeres que trabajamos en diversas áreas, incluyendo la investigación, la docencia, el trabajo directo en políticas públicas y prevención, el periodismo, las ONGs, los gobiernos nacionales y locales, así como en organizaciones internacionales y la academia, entre otras áreas. La red de Amassuru está enfocada en la seguridad en el sentido amplio, englobando temáticas de seguridad ciudadana, seguridad humana, seguridad internacional y justicia.

Las opiniones compartidas en la presente publicación, son responsabilidad de su autora y no reflejan necesariamente la posición de La Costilla Rota.  Somos un medio de comunicación plural, de libre expresión de mujeres para mujeres.

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