La connivencia de la ONU con los talibanes: una traición a las mujeres afganas

Una vez más, el mundo ha fallado a las mujeres y niñas afganas. El 15 de agosto de 2024, se cumplieron tres años de los devastadores ataques a los derechos y la libertad de movimiento de las mujeres bajo el régimen de apartheid de género de los talibanes

#MujeresEnSeguridad #Amassuru

Por Priscyll Anctil Avoine & Lida Ahmad

*Este artículo es una traducción de la entrada de blog originalmente publicada en The Loop: UN Collusion with the Taliban Is Betraying Afghan Women.

Una vez más, el mundo ha fallado a las mujeres y niñas afganas. El 15 de agosto de 2024, se cumplieron tres años de los devastadores ataques a los derechos y la libertad de movimiento de las mujeres bajo el régimen de apartheid de género de los talibanes. En esta columna, Lida Ahmad y Priscyll Anctil Avoine argumentan que, durante la reunión llevada a cabo en Doha, Qatar en el mes de junio pasado, la ONU ha fallado en defender los principios consagrados en su carta.

La supresión pública de las mujeres

Para los grupos de mujeres afganas, el restablecimiento del régimen talibán en 2021 significó una expulsión cuidadosamente planificada de la esfera pública, incluyendo de los colegios, los gimnasios, el mercado laboral y los parques. A finales de 2022, los talibanes prohibieron a las mujeres asistir a la universidad. Han institucionalizado la opresión sistemática y han empleado múltiples formas de violaciones de los derechos humanos de las mujeres, instaurando así un apartheid de género.

La retoma del poder por parte de los talibanes era previsible. Durante décadas, las activistas por los derechos de las mujeres han advertido de los múltiples impactos de 40 años de guerra, ocupación y fundamentalismo en el país. Para ellas, estaba claro que los talibanes 2.0 no serían diferentes.

“Desde 2021, en Afganistán, han aumentado los suicidios, los matrimonios infantiles forzados y las detenciones por protestas políticas”

Desde 2021, las mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ afganas se enfrentan a crecientes inseguridades y violencias corporales. Cuando están en lo público, se ven obligadas a cubrir sus cuerpos por completo. La policía moral afgana les ha impuesto una restricción total de movimientos y las inseguridades de género se extienden a todos los ámbitos de la vida social y política, con consecuencias desastrosas para la atención sanitaria, la infancia y la economía. En Afganistán, uno de cada diez niños/niñas menores de cinco años sufre de desnutrición y han aumentado los suicidios, los matrimonios infantiles forzados y las detenciones por protestas políticas.

“Blanqueo” los talibanes: las mujeres excluidas de las negociaciones

 Tras décadas de guerra, lo talibanes se felicitan ahora por haber combatido el tráfico de drogas y restaurado la “paz”. Sin embargo, Afganistán sigue siendo un país plagado por crisis económicas, humanitarias y climáticas. Alrededor del 80% de la ciudadanía carece de acceso suficiente al agua y más de 12 millones de mujeres afganas dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

“Los talibanes se felicitan por haber combatido el tráfico de drogas y restaurado la ‘paz’. Sin embargo, Afganistán sigue siendo un país plagado por crisis económicas, humanitarias y climáticas”

En este contexto, los días 30 de junio y 1 de julio de 2024 se celebró en Doha (Qatar) la tercera reunión entre la ONU y los dirigentes talibanes, a la cual asistieron aproximadamente 30 países. Entre las “exigencias” de los talibanes figuraba el desbloqueo de $7 billones de dólares de las reservas del banco central afgano, actualmente congelados en Estados Unidos. Es la primera vez que los talibanes aceptaron asistir a una reunión en Doha, pero con una condición: si había mujeres, no acudirían. La ONU aceptó.

Los líderes políticos que respaldaron la invasión liderada por la OTAN en 2001 justificaron sus acciones con el pretexto de “salvar” a las mujeres afganas y establecer una “democracia liberal” impuesta por Occidente. Pero ahora, la ONU ha aceptado a los talibanes como socio legítimo sin pedirles que respeten los derechos de las mujeres, además, excluyendo a las mujeres activistas de las conversaciones sobre la construcción de la nación. Como afirman Farooq Yousaf y Bilquees Daud en The Loop, se trata nada menos que de una traición a los valores aparentemente tan queridos por la coalición.

Afganistán es el único país en el que la ONU no puede emplear a mujeres. A pesar de ello, la ONU ha fallado a las mujeres afganas al negociar con los talibanes en Doha. La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA), la organización de mujeres más antigua que aboga por la libertad de las mujeres afganas, condena estas concesiones de la ONU como un blanqueamiento del sangriento pasado y presente de los talibanes.

Un ataque contundente a los principios de la Agenda Mujer, Paz y Seguridad

Cuando se trata de los derechos de la mujer, la comunidad internacional debe ir más allá de la mera retórica. El apartheid racial y de género en Afganistán exige herramientas normativas que reconozcan a los talibanes como lo que son: un régimen violento y misógino.

Como sostiene Marzia Saramad en The Loop, los talibanes no quieren ni son capaces de trabajar por una sociedad pacífica y equitativa. Al seguir adelante con la reunión de Doha a pesar de la oposición de las mujeres afganas, la ONU y la comunidad internacional legitiman la opresión talibán. Aceptar a los líderes talibanes en la mesa de negociaciones significa ignorar las demandas de las mujeres y aceptar el apartheid de género como un “mal menor”.

“Al acceder a las exigencias de los talibanes, la ONU traiciona los principios acordados en una resolución establecida hace un cuarto de siglo”

En el contexto de la transición de la guerra a la paz, todo está conectado. Por lo tanto, el liderazgo talibán no puede abordar la desigualdad, la precariedad o la pobreza del país sin garantizar el acceso de las mujeres a la vida pública, la sanidad y la educación, o sin defender sus derechos humanos básicos. Además, el hecho de que las demandas de los talibanes se centren en el sector privado, el sistema bancario y el control de las drogas tiene varios efectos perjudiciales para las mujeres y las niñas, y para el pueblo afgano en general. En primer lugar, establece a los talibanes como el organismo que dicta la agenda de negociación. En segundo lugar, no se centra en el desarrollo humano y la seguridad, sino en una visión capitalista del desarrollo. En tercer lugar, ignora abiertamente los problemas de las mujeres en Afganistán, enfocándose en cambio en las mujeres que participan en la misión de la ONU (UNAMA), que no representan las múltiples luchas de las mujeres oprimidas en Afganistán.

Persiguiendo este enfoque de desarrollo patriarcal y capitalista, no hay manera de lograr la paz en Afganistán. Excluir a las mujeres de la mesa de negociaciones de paz contradice directamente la Carta de la ONU y socava los principios de la agenda Mujer, Paz y Seguridad. Al no posicionarse contra los talibanes y acceder a sus demandas, la ONU está marginando a las mujeres afganas. Se trata de una traición a los principios consagrados en la Resolución 1325 de la ONU, que en 2025 cumple 25 años.

Continuando la resistencia

Para RAWA, el encuentro de Doha muestra cómo los talibanes, con el apoyo de UNAMA y de las potencias occidentales, han conseguido reafirmar su régimen, a pesar de sus ataques desenfrenados contra los derechos humanos. Sin embargo, para garantizar la transición hacia futuros pacíficos y una gobernanza inclusiva en Afganistán, es crucial implicar a las personas jóvenes, las mujeres y las comunidades marginadas – en lugar de los señores de la guerra – en el debate internacional. Las mujeres deben tener una participación significativa en la política de paz y seguridad. No se debe, en ninguna circunstancia, legitimar el apartheid de género. La agenda de Mujeres, Paz y Seguridad ha fallado a las mujeres de Afganistán y de otros países del Sur Global y así, requiere una revisión urgente y fundamental.

Sin embargo, las mujeres y niñas afganas resisten. Incluso desde 2021, han tenido la valentía de salir a la calle y se negaron a respaldar la reunión de Doha. A pesar de temer por sus vidas, las mujeres afganas siguen denunciando los patriarcados globales y locales. Han reafirmado su compromiso de luchar contra el fascismo y el fundamentalismo.

Las manifestantes advierten de que los talibanes están utilizando como arma el silencio y el miedo de las mujeres. Por eso, las mujeres de Afganistán siguen luchando, para curar el dolor.

 

Foto de Alex Gomes desde Getty Images, editada con licencia Canva Pro

La opinión de las autoras no compromete la posición institucional de Amassuru

Las opiniones aquí vertidas son responsabilidad exclusiva de su autora y no necesariamente representan la postura de La Costilla Rota.

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Somos una red de mujeres que trabajan temas de Seguridad y Defensa en América Latina y el Caribe (ALC), creada para promover el trabajo de las mujeres en el área, además de facilitar la visibilidad y los espacios de discusión en la región. Juntas, somos mucho más poderosas, por eso creemos que es central crear una red entre nosotras, en un área como la de seguridad, en la cual hemos sido segregadas históricamente. Somos una red independiente y apartidaria de mujeres que trabajamos en diversas áreas, incluyendo la investigación, la docencia, el trabajo directo en políticas públicas y prevención, el periodismo, las ONGs, los gobiernos nacionales y locales, así como en organizaciones internacionales y la academia, entre otras áreas. La red de Amassuru está enfocada en la seguridad en el sentido amplio, englobando temáticas de seguridad ciudadana, seguridad humana, seguridad internacional y justicia.

Priscyll Anctil Avoine

Priscyll Anctil Avoine es investigadora y docente en Estudios Feministas de Seguridad en el Departamento de Estudios de Guerra de la Swedish Defence University (Suecia). Sus investigaciones se centran en los procesos corporales y emocionales en las guerras contemporáneas, con especial énfasis en la militancia política de las mujeres en las insurgencias de izquierdas. Priscyll también participa activamente en las actividades de la Fundación Lüvo, un colectivo feminista y antirracista, y pertenece a la red de mujeres Amassuru. Associate Senior Lecturer
Swedish Defence University.

X.: @priscyll_  E.: priscyll.anctilavoine@fhs.se. W.: www.priscyllanctil.com

Lida Ahmad

Asylum Advisor

Kargah e.V (Germany)

Lida Ahmad es asesora de asilo en Kargah e.V, Hannover (Alemania). Es socióloga y cuenta con 10 años de experiencia profesional en la defensa de los derechos de la mujer y la violencia de género en Afganistán, donde también ha participado en campañas de activismo e investigación. Su investigación se centra en metodologías cualitativas para evidencia las repercusiones de la violencia de género en la salud mental y los discursos sociopolíticos de la violencia sexual durante los conflictos armados. Ha publicado en revistas internacionales como Journal of Gender Studies, Violence against Women y Humanitarian Exchange, entre otras.

 

 

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