Transversalidad de políticas públicas en materia de seguridad en México desde un enfoque sectorizado

En México la cifra negra oscila entre el 90-91%, esto con base a datos referidos por el mismo Gobierno Federal, quienes estiman que, a nivel Nacional, sólo el 10.9% de los delitos (en 2023) son denunciados

por Luci Ansótegui Galindo

#Amassuru  #MujeresEnSeguridad

Por Luci Ansótegui Galindo

Los índices sobre inseguridad en México proporcionadas por el Gobierno Federal¹ generados con datos oficiales de Gobiernos Estatales brinda un escenario constantemente cuestionado que es retomado como muestra de éxito por parte autoridades Federales y, Estatales para mostrar resultados, en su mayoría “favorables” respecto a estrategias de seguridad.

Se plantean los cuestionamientos a dichas cifras debido a que, en México la cifra negra oscila entre el 90-91%, esto con base a datos referidos por el mismo Gobierno Federal, quienes estiman que, a nivel Nacional², sólo el 10.9% de los delitos (en 2023) son denunciados; el buscar generalizar lecturas con datos sesgados, podría representar una falla lógica, metodológica y por ende, del entendimiento del problema.

Si bien la narrativa oficialista puede sonar convincente (por la celeridad y aparente rigor metodológico) el sentir de la ciudadanía nos proporciona una lectura diferente debido a que su percepción es nutrida por experiencias propias, daños colaterales, eventos de alto impacto (extorsión, robo, riesgos y amenazas en carreteras y zonas públicas, desapariciones, feminicidios, entre otros).

Frente a la falta de similitud en visiones (oficialistas y la ciudadana), prevalecen propuestas en materia de seguridad pública usualmente recicladas y presentadas con diferentes nombres y apellidos, pocas veces implementadas por quienes ostentan cargos en fuerzas del orden con capacidad operativa.

Pero, aunque si existiera la implementación, tenemos que clarificar que, con base a diagnósticos poco fiables, e información sesgada, y falta de inclusión de sociedad civil en la creación de políticas públicas en materia de seguridad pública las propuestas podrían no ser realistas e incidir parcialmente en problemáticas en materia de seguridad.

Frente a este escenario de transición gubernamental tenemos dos caminos a tomar que para mí son claros:

  1. Continuidad y mejora. Seguir compartiendo información de interés, buscando incidir en la reducción de la cifra negra para generar mayor confianza ciudadana en informes oficialistas sobre incidencia delictiva.
  2. Participación sectorizada. escuchar a grupos de ciudadanos involucrados en políticas públicas de seguridad, abrir, mantener y fomentar la participación de la sociedad civil en acciones de mejora que atañen al sector en particular.

En el caso mexicano, hemos visto la manera en la cual las medidas tomadas por grupos de la sociedad civil (empresarios, transportistas, sindicatos, entre otros) han tomado un papel fundamental en aportar datos de alto valor para la resolución de casos de alto impacto, tenemos varios casos emblemáticos que han motivado altos niveles de indignación social, protestas ciudadanas, presión a las autoridades hasta restructuraciones en tipificación penal y mayor protección a grupos vulnerables.

México se caracteriza por la complejidad de sus conflictos, pero la mayoría de ellas recaen en el ámbito local, es bien sabido que aplicar fórmulas “generales” no ha dado los resultados esperados, mucho se ha profundizado en temas de regionalización, mirar a lo local, pero ¿a quién en lo local? ¿a las Fiscalías estatales que sólo tienen información del 10% de los delitos? O debemos de repensar: ¿quiénes son, en su mayoría los personas que están días a día siendo víctimas? ¿cuáles son sus demandas? 

A continuación, y desde el involucramiento en uno de los temas que más afecta a la sociedad mexicana, mencionaré dos casos y problemáticas en las que, se desarrollaron acciones y medidas para solucionar situaciones violentas de alto impacto y cuáles fueron los resultados:

Un termómetro sobre los niveles de inseguridad (aumento o reducción) no sólo son las cifras, lo es los también temas cualitativos como uso de la violencia contra las mujeres, una muestra de ello fue el comportamiento criminógeno en pandemia, en el confinamiento, los índices de violencia intrafamiliar contra la mujer se incrementaron de manera exponencial. Siendo esto una muestra de que en realidad no habían reducido los eventos criminógenos en el país, se habían trasladado hacia el blanco más común en país (las mujeres).

Es innegable los esfuerzos realizados respecto a la concientización de violencia de género por parte de autoridades gubernamentales por medio de campañas en redes sociales sobre lo que era la violencia de género y la difusión de número de emergencia, sin embargo, más allá de las denuncias ¿esto tuvo un éxito o un fracaso? 

Las acciones no tuvieron una real incidencia en mejorar acciones violentas de género, la situación fue que redujeron los niveles de violencia en el hogar, tras la reincorporación de las personas a una vida cotidiana y fuera del encierro, sin olvidar que tras la vuelta a la “normalidad” aumentó el acoso, hostigamiento y feminicidio (otra muestra de externalidad de violencia de género).

¿Qué sucedió aquí? Una de las explicaciones es que no se contó con la mirada de las mujeres en la creación de políticas públicas que podrían (o no) tener un efecto en los problemas que les afectaban a ellas, por eso, con base al ejemplo, me parece urgente la necesidad del involucramiento efectivo de mujeres en políticas públicas para mujeres.

Caso de éxito de la sociedad civil: En un contexto de altos niveles de cifras de desaparecidos y discrepancias entre la información oficial y la ciudadana, y en un contexto de necesidad de respuesta a demandas y falta de atención de autoridades gubernamentales, grupos de mujeres se organizaron y por sus propios medios y colectivamente y de manera organizada realizaron  acciones para la localización de personas.

Uno de los principales casos es el de Colectivos de madres buscadoras en particular “Madres Buscadoras de Sonora” quienes, con base a la desconfianza en registros e integración de carpetas de investigación de sus hijos o familiares desaparecidos establecieron sus propias acciones de búsqueda y lograron encontrar más de 2, 700 cadáveres en fosas clandestinas y 2, 300 personas con vida desde 2019.

Como aprendizaje rescato la idea de saber escuchar y mantener contacto personas directamente afectadas ya que cuentan con praxis y conocimiento agregado y de alto valor para el entendimiento de las problemáticas criminógenas. En nuestros dos casos podemos notar el éxito/fracaso de las acciones con la variable de involucramiento (o no) de sectores en particular, en este caso, mujeres.  

Para lograr incidir en mejorar a problemas complejos, tenemos que ampliar la visión y mirada de las soluciones a estas problemáticas, no sólo caer en “inclusión de la sociedad civil”, sino que implementar medios efectivos y medibles sobre opiniones, visiones y experiencias de diversos sectores afectados.

Es menester la real inclusión en las visiones sectorizadas en problemáticas regionales para la creación de políticas públicas de alto impacto en materia de seguridad pública en México, los enfoques efectivos nos ayudarán a medir el éxito o fracaso de manera fehaciente de las acciones gubernamentales.

La transversalidad del enfoque de los datos cuantitativos (el duro) más el involucramiento de visiones humanas por medio de la escucha de voces de diversos sectores que están enfrentándose cotidianamente a los riesgos y amenazas que atañen a su contexto, es una necesidad real para la creación de Políticas Públicas en un México que merece ser escuchado.

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Notas al pie.

¹ Información referente a incidencia delictiva: datos duros, estadísticas, archivos de datos abiertos, así como información relevante del fuero federal, fuero común, víctimas y unidades robadashttps://www.gob.mx/sesnsp/articulos/incidencia-delictiva.

² https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/envipe/2023/doc/envipe2023_mex.pdf

Foto Captura de Fb de Madres Buscadoras de Sonora. Editada para preservar la identidad de las personas.

La opinión de la autora no compromete la posición institucional de Amassuru

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Somos una red de mujeres que trabajan temas de Seguridad y Defensa en América Latina y el Caribe (ALC), creada para promover el trabajo de las mujeres en el área, además de facilitar la visibilidad y los espacios de discusión en la región. Juntas, somos mucho más poderosas, por eso creemos que es central crear una red entre nosotras, en un área como la de seguridad, en la cual hemos sido segregadas históricamente. Somos una red independiente y apartidaria de mujeres que trabajamos en diversas áreas, incluyendo la investigación, la docencia, el trabajo directo en políticas públicas y prevención, el periodismo, las ONGs, los gobiernos nacionales y locales, así como en organizaciones internacionales y la academia, entre otras áreas. La red de Amassuru está enfocada en la seguridad en el sentido amplio, englobando temáticas de seguridad ciudadana, seguridad humana, seguridad internacional y justicia.

 

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