México 2024: ¿Presidencia feminista?

Ahora que ya elegimos y tenemos la certeza de una gestión pública por mujeres, desde el pensamiento en femenino libre, será vital estar conscientes y como siempre cuestionando todo

por Mag Mantilla

Por Mag Mantilla

Una vez que te hundes en el cuestionamiento y abolición del patriarcado en tu vida y por lo tanto de tus entornos concientizas que el Estado desde su fundación y por sí mismo es patriarcal.

Desde los inicios de la formación del Estado mexicano en 1821 con la declaración de México como nación independiente de España, a las mujeres ni siquiera se nos consideró para ser parte de la toma de decisiones del país, y seguro era impensable que algún día una mujer sería presidenta, si recién en 1955 las mujeres tuvimos derecho al sufragio.

Sin embargo, esa falta de consideración y hasta borramiento sistemático de las mujeres en México y el mundo no significa que no hayamos estado presentes, hay una simulación de ausencia que hoy es difícil de sostener gracias al nombramiento y reconocimiento de la grandeza de las mujeres y su valiosa presencia en todos los ámbitos de la sociedad.

Hoy por primera vez, después de 200 años de puros presidentes hombres, México eligió a la primera presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo. Más allá de todas las hostilidades que nos provoca la clase política mexicana y sus dinámicas, esta elección es un hecho histórico.

Claro que como feministas siempre hay que cuestionar al Estado, que es patriarcal, sin importar que sexo lo represente. Y es primordial en ese cuestionamiento –por más incisivo que sea– no reducir la política nacional a esa idea difusa de que “todos son lo mismo», porque actualmente hay diferencias hondas que si no consideramos y reflexionamos nos arriesgaremos a caer en una apatía sin fondo sobre la acción política. Porque justo en el reconocimiento de esas diferencias en la forma de gobernar es en donde nosotras como movimiento de mujeres también pondremos sobre la mesa nuestras demandas y necesidades más urgentes como mexicanas.

Aunque abiertamente la actual presidenta electa se ha nombrado feminista y en su discurso triunfal también se ha posicionado poniendo como centro a las mujeres y por lo tanto desde una postura feminista, al decir: “No llego sola, llegamos todas. Con las heroínas que nos dieron patria, nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”, palabras potentes que nos resuenan a las mujeres, pero con las inconsistencias narrativas patentes ante la ineficacia mostrada durante la jefatura de gobierno de Sheinbaum en CDMX , principalmente en cuanto a  resolución de conflictos y dialogo con activistas feministas ante la situación de violencia contra las mujeres que sigue culminando en feminicidios (México es el segundo país en Latinoamérica con más feminicidios de la región) y la incongruencia de nombrarse feminista sin nombrar la autonomía corporal, y por lo tanto el aborto.

En este ultimo punto, vale la pena considerar la postura de la nueva jefa de gobierno electa para la CDMX, Clara Brugada, que también se posiciona feminista y proviene del movimiento popular de mujeres, lo cual la afianza con conciencia de clase, además de feminista. A diferencia de la actual presidenta electa, Brugada abiertamente se ha manifestado a favor de la ILE para todas las mujeres, al asegurar que en su gobierno todos los hospitales del IMSS Bienestar garantizarán acceso a la interrupción legal del embarazo hasta las 12 semanas de gestación.

En suma, ahora que ya elegimos y tenemos la certeza de una gestión pública por mujeres, desde el pensamiento en femenino libre, será vital estar conscientes y como siempre cuestionando todo. No partir de la ingenuidad de que por el mero hecho de tener representantes mujeres gestionando y tomando decisiones a nivel estatal y federal inmediatamente se vuelve el país feminista, pues las acciones políticas para ser feministas deben surgir despojadas de patriarcado, y eso es complejísimo cuando se están ocupando las herramientas del amo en la casa del amo, parafraseando a Audre Lorde[1].

Sin embargo, que el constante cuestionamiento no nos arrebate la alegría de vivir un cambio cultural, en un país tan arraigado al machismo es una gran transformación la presencia de las mujeres en la política nacional, la atención ahora estará en la transformación profunda del aparato de gobierno.

También como feministas podemos comenzar a implicar una política de las mujeres, esa que nos pone en el centro y parte del autocuidado, el amor propio y el reconocimiento de las unas a las otras para el bienvivir. En análisis recientes he escuchado nombrar a Sabina Berman la propuesta del Estado Maternal, lo cual implicaría abolir al Estado Patriarcal. Para la dramaturga el Estado Maternal es: “que asuma muchas de las funciones maternales que las mujeres cumplen en el país sin paga alguna. Que haya guarderías, escuelas de tiempo completo, que haya comedores gratuitos o casi gratuitos, centros de lavado, cuidado de los bebés de cero a tres años”, digamos que es lo que se pretende con el sistema de cuidados, estaremos pendientes de que no sólo quede en un programa vano y descuidado y que procure la transformación cultural para dejar de demeritar los cuidados y la esfera de lo doméstico, espacio que con las mujeres sostiene la vida como la conocemos hasta nuestros días. Yo no quiero soltar la esperanza de mejores condiciones para todas las personas que habitamos México y de un país que se comience a cuestionar el patriarcado y su podredumbre.

[1] De su ensayo “Las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo”, escrito en 1979 y contenido en su obra La hermana la extranjera publicado al español en 2003.

Imagen Creada con Canva IA

Las opiniones aquí vertidas son responsabilidad exclusiva de su autora y no necesariamente representan la postura de La Costilla Rota.

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