Por Claudia Espinosa Almaguer
Aunque la votación de este 2 de junio será una decisión dura para toda la ciudadanía, lo será particularmente para las mujeres en México y para las feministas ni se diga. La ignorancia, la indiferencia y la negación a la crisis de derechos en la que nos encontramos se hizo patente durante el primer debate presidencial que tuvo lugar el 7 de abril, a través de los discursos de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. A Jorge Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano) no le voy a mencionar por carecer de relevancia para el tema de hoy.
La promesa política que se materializa en ellas por haber obtenido las candidaturas de las alianzas de Morena-PT-PVEM y PAN-PRI-PRD, se debe a que todos los presidentes de México han sido varones, no obstante su sexo en este caso no representa ninguna esperanza de cambio para el resto de los 64 millones de mujeres que habitan el país.
Con todo y que como grupo poblacional las mujeres somos más de la mitad en ese primer debate apenas se emplearon veinte minutos al tema de la violencia haciendo uso de información falsa. La pregunta fue:
“Qué acciones sustantivas y con enfoque de derechos humanos va a realizar para atender las violencias contra las mujeres si las alertas de violencia de género no han funcionado, si las secretarias, institutos de las mujeres y las fiscalías especializadas tampoco han incidido en bajar los índices?
Aun sabiendo que las candidatas tienen un equipo en torno suyo, es su responsabilidad la posición desde la cual conciben los principales problemas del país, en esa tesitura la respuesta de Xochitl Galvez fue comenzar diciendo que su madre le enseñó que había nacido para servir y que creía en Dios.
Reconoció que la violencia de las mujeres es un cáncer que muchas en su comunidad sufrían, su compromiso sería atender el 100% de llamadas mediante el otorgamiento de recursos a los municipios para que las atiendan psicólogas y trabajadoras sociales, fortalecer las fiscalías y desatorar los asuntos mediante la justicia cívica y castigar el feminicidio y la violencia.
Planteando la realidad es que el fenómeno está mal dimensionado, las llamadas de emergencia sólo por violencia familiar de 2018 hasta abril de 2024 suman 4 millones 112 mil 148 y no se hacen a municipios sino al 911. Además de que es inviable mediar en situaciones de agresión contra las mujeres, de hecho está prohibido en la Ley General de Acceso, de ahí que usar lo que sea que se entienda por justicia cívica es volver a presionar a las víctimas a conciliar en vínculos de abuso de poder que ponen en riesgo su vida.
Ahora bien, la candidata Claudia Sheinbaum Pardo presumió que en su gobierno el índice delictivo de feminicidio bajo en un 40% y luego corrigió que en un 30%, afirmó haberse decretado sola una Alerta de Violencia de Género para Ciudad de México para lo cual hizo un plan de atención a las causas y cero impunidad, creó las fiscalías antifeminicidios y por eso cada crimen de esta naturaleza allí ha sido castigado: “Ahí están los datos” cerró.
Los datos indican que esa disminución sencillamente no es coherente ni siquiera con las dimensiones sociodemográficas de esa entidad, allí viven 9 millones 209 mil 944 personas de las cuales 4 millones 805 mil 017 son mujeres. Luego en ese periodo de gobierno hubo 182 mil 918 denuncias por violencia por tanto carece de sentido que sólo se registraran como feminicidios 399 carpetas. En este año sin ir más lejos, CDMX lleva 23,466 llamadas por agresiones y 13 municipios entre los 100 con más feminicidios: (3) Iztapalapa, (9) Cuauhtémoc, (23) Benito Juárez, (24) Gustavo A. Madero, (25) Xochimilco, (67) Álvaro Obregón, (68) Coyoacán, (69) Iztacalco, (70) Miguel Hidalgo, (71) Milpa Alta, (72) Tlahuac, (73) Tlalpan, (74) V. Carranza.
Cuando se habló acerca de las 29.9 millones de mujeres que estaban en pobreza y pobreza extrema quienes además asumen en solitario la responsabilidad total de la alimentación de sus hijos, Xochitl mencionó que les pondría abogados y apostaría por la justicia cívica o alternativa para hacerlo más rápido o con los jueces de la comunidad para comprometer al hombre.
Y al llegar al tema de la violencia fuera de casa, es decir aquella que se padece en los espacios de trabajo que carecen de protocolos y capacidad de respuesta, Xochitl comentó que había personas buenas, corruptas en todos los partidos, que se debe educar, en tanto Claudia se fastidió de seguir hablando de las mujeres:
¿Vamos a hablar de otros temas también?¿Por qué no hablamos de grupos vulnerables? Porque del tema de mujeres hablamos, ya he hablado de que hay resultados y tenemos otros programas.
Fue entonces cuando les preguntaron de las acciones que tomarían sus gobiernos para asegurar los derechos humanos de las personas trans, un tema que Sheinbaum llevó a Ciudad de México al punto de que no existen espacios seguros para ninguna mujer, siendo que todas allí, incluso las niñas, están siendo obligadas a aceptar que varones autoidentificados entren hasta a los sanitarios; ambas ahora si coincidieron, prometiendo cada una tipificar penalmente cualquier oposición a esta corriente generista que permite a los varones invadir y hacerse de todos los derechos y protecciones conquistadas por el feminismo para las mujeres con base en el sexo.
Insisto, para nosotras será una decisión abominable.
Claudia Espinosa Almaguer