¿Velocidad o perseverancia? La igualdad de género contra la Inteligencia Artificial

Los sesgos de género dentro de los sistemas de IA representan obstáculos significativos para lograr una verdadera igualdad, los cuales exigen la consideración de desacelerar y trazar un camino más sostenible para la carrera larga

Por Paloma Barraza 

La inteligencia artificial (IA) avanza a gran velocidad, con la promesa de transformar nuestras vidas y sociedades de formas inimaginables. Desde vehículos autónomos hasta ChatGPT, los sistemas de IA se integran sin problemas en nuestra rutina diaria e impactan también temáticas de gran trascendencia colectiva, como las desigualdades de género. Sin embargo, como advierte la famosa fábula de la liebre y la tortuga, la carrera hacia la igualdad de género en la IA no se trata sólo de velocidad, sino también de estrategia. Con esta alegoría, intento subrayar lo siguiente: el desarrollo atrevido y sobreconfiado de la IA debe ser dirigido por un enfoque medido, deliberado y crítico con perspectiva de género.

Los sesgos de género dentro de los sistemas de IA representan obstáculos significativos para lograr una verdadera igualdad, los cuales exigen la consideración de desacelerar y trazar un camino más sostenible para la carrera larga. Estos sesgos se refieren a elementos insidiosos de favoritismo o discriminación arraigados en los algoritmos, tendentes a perpetuar disparidades sociales. Los sesgos acechan bajo la superficie, revelándose en diversas formas a través de representación sesgada, estereotipos o trato desigual. Cuando los sesgos de género se infiltran en los sistemas de IA, actúan como catalizadores engañosos y mantienen o amplían las desigualdades existentes para sabotear silenciosamente nuestro progreso hacia la igualdad.

Mientras los algoritmos aprenden de enormes cantidades de datos, sin saberlo, perpetúan e intensifican los sesgos incrustados en esos datos. La información de entrenamiento sesgada hace eco de las disparidades históricas de género y las normas sociales. En dicho proceso, los datos convergen en resultados igualmente sesgados para reforzar estereotipos y obstaculizar los avances. Las ramificaciones son reales: se conservan las brechas salariales, se restringen las opciones de carrera y se fortalecen todas las formas de discriminación en razón de género.

Para lograr la igualdad de género en la IA, debemos adoptar ese enfoque deliberado y consciente. Apresurarse a través del proceso de desarrollo implica el enorme riesgo de pasar por alto las desigualdades y perpetuar el status quo. En cambio, asumir una mentalidad crítica y constante, que dedique tiempo y recursos suficientes para analizar los algoritmos, identificar los sesgos e implementar medidas correctivas, es una ruta mucho más segura para la perspectiva de género. En otras palabras, cultivar una cultura de inclusión en el desarrollo de IA es fundamental, una donde la igualdad de género no sea una idea secundaria, sino un principio rector.

En el corazón de los sistemas de IA se encuentran los conjuntos de datos que los alimentan, los cuales no representan las experiencias y contribuciones de todos los géneros. La inclusión exige una representación equitativa, integradora de datos procedentes también de los grupos subrepresentados, con el objetivo de facilitar una comprensión más profunda de las dinámicas intrincadas de género y minimizar los posibles sesgos. La creación de sistemas imparciales de IA implica reunir equipos diversos y multidisciplinarios que incorporen a personas de diversos orígenes y trasciendan las brechas de género. Al combinar la experiencia de especialistas en IA, ética, ciencias sociales y estudios de género, es posible infundir diferentes perspectivas en el proceso de diseño. Este enfoque colaborativo es el arma contra los sesgos, pues pretende asegurar que los sistemas de IA no sólo sean justos y equitativos, sino también fundamentalmente inclusivos.

En este sentido, abordar los sesgos de género dentro de los algoritmos de IA plantea numerosos desafíos, ya que éstos a menudo están insidiosamente entrelazados en los propios datos y algoritmos. Descubrirlos y corregirlos requiere conocimientos especializados y considerable experiencia. Además, la naturaleza en constante cambio de la tecnología de IA presenta un obstáculo perpetuo, el cual exige esfuerzos continuos para mantenerse actualizado y comprender los posibles sesgos que se pueden introducir. Sin embargo, la aproximación a los sesgos de género en los algoritmos de IA es sólo el comienzo. Para garantizar la equidad y la representación igualitaria, la transparencia y la responsabilidad deben ser abrazadas como directrices.

No obstante, confiar únicamente en la autorregulación puede resultar insuficiente. Se deben implementar además normativas vinculantes y políticas sólidas que sirvan de herramientas poderosas para abogar por tecnologías de IA justas e imparciales. En este sentido, los gobiernos y los organismos reguladores desempeñan un papel vital en el establecimiento de pautas y estándares estrictos que obliguen a las organizaciones a desarrollar sistemas de IA libres de sesgos de género. Mediante la promulgación de pautas éticas, la exigencia de transparencia algorítmica y la aplicación de marcos de responsabilidad, es posible crear un entorno propicio para fomentar el desarrollo de tecnologías de IA promotoras de la equidad y la igualdad. Así como el enfoque persistente y cauteloso de la tortuga triunfó en el relato, también debemos adoptar un enfoque medido y crítico en la búsqueda por erradicar los sesgos de género en la IA. Las consecuencias del desarrollo y despliegue apresurados de sistemas de IA sesgados son de gran alcance y ponen en peligro el progreso logrado hacia la igualdad de género.

Finalmente, enfatizo lo siguiente: no debemos ser simples espectadoras en esta carrera; debemos participar activamente en dar forma a su resultado. ¿Qué acciones podemos tomar para asegurar que los avances en IA estén firmemente arraigados en la equidad, la inclusión y la representación igualitaria?, ¿cómo podemos hacernos responsables de los sesgos que puedan ocultarse en nuestras creaciones? Estas dos preguntas demandan nuestra atención, nos obligan a enfrentar el desafío y comprometernos con esfuerzos inquebrantables en defensa de la transparencia, la responsabilidad y la mejora continua de las tecnologías de IA. Al hacerlo, contribuimos al surgimiento de un futuro más equitativo, donde las sombras de los sesgos de género en la IA sean finalmente vencidas.

El camino hacia un verdadero progreso requiere más que velocidad; exige un enfoque constante, crítico e inclusivo. Los sesgos de género arraigados en los algoritmos de IA obstaculizan nuestro camino hacia una sociedad más igualitaria, lo cual demanda una confrontación directa desde el inicio del trayecto. Al adoptar un enfoque de perseverancia y cautela, es posible moldear tecnologías de IA justas, imparciales y propicias para la igualdad de género. Al apoyar a nuestras colegas STEM, tenemos la posibilidad de reflexionar sobre nuestro papel y embarcarnos en esta carrera transformadora hacia un futuro donde los sesgos de género en la IA sean sólo un recuerdo lejano.

En co-autoría con GPT 4

Foto de Tara Winstead desde Pexels, Composición LCR

 

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