Claves para entender el proceso de negociación con el ELN

Cada proceso de paz tiene sus particularidades, cada actor y coyuntura en las que ocurren determina los factores necesarios a tener en cuenta. Es necesario contemplar la complejidad del ELN, en la coyuntura y en su dimensión histórica

por Soledad Granada-Castañeda

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Por Soledad Granada-Castañeda 

Cada proceso de paz tiene sus particularidades, cada actor y coyuntura en las que ocurren determina los factores necesarios a tener en cuenta. Es necesario contemplar la complejidad del ELN, en la coyuntura y en su dimensión histórica. 

El ELN viene negociando desde hace décadas intermitentemente. En 1975, menguados, por primera vez muestra interés en de dejación de armas, este diálogo nunca se materializó ante la constante presión del ejercito nacional. Posteriormente, en 1990, bajo la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar que integraron FARC, ELN y un sector del EPL, cuyos comandantes decidían en Casa Verde si entrar o no en la constituyente, un ataque de las fuerzas militares a este lugar fue decisivo para que se apartaran del proceso. Sin embargo, una escisión del ELN da vida a la Corriente de Renovación Socialista que sí se acogió¹.

En 1997 se vuelve a plantear la salida negociada del conflicto, y se dan unos diálogos de acercamiento en España. Sin embargo, la escalada paramilitar y el escándalo de financiación de la campaña de Samper diluyeron el momentum. En 1998 se retoman los diálogos con el Encuentro de Rio Verde, con una exigencia de despeje por parte del ELN². Se dan más rupturas en la guerrilla con sus voceros, y sucede la masacre de Machuca, que también fue un desastre ambiental. En el año 2000 se encuentran el gobierno colombiano y una delegación de esta guerrilla en Ginebra (Suiza). En el 2002 se realiza la Cumbre por la Paz en Cuba, en la que el ELN muestra voluntad de cese al fuego unilateral buscando el apoyo del gobierno de Pastrana, quien meses antes de dejar el cargo rompe el diálogo unilateralmente. Todo esto en el marco de la expansión paramilitar en todo el país. 

En 2005, con Uribe, se retoman los diálogos que, sin agenda definida, se rompen en 2008 al no cumplirse lo que se había logrado pactar. En el contexto de estos diálogos se habían iniciado procesos regionales de diálogos. En 2008, Uribe declara ilegales tales diálogos regionales y nace de allí una criminalización y persecución judicial de quienes habían participado. 

En 2018, con optimismo por el ambiente favorable para la paz, al calor de la implementación del acuerdo logrado con las FARC en 2016, viaja una delegación del ELN a Cuba, que tuvo que permanecer allí refugiada hasta 2002, ante la negligente actitud del presidente Duque³. Finalmente, en 2022 llega Petro a la presidencia, e inmediatamente revive el espíritu de recuperar la paz con el proyecto de la Paz Total, y se reinstaura la mesa de negociación, que en junio de 2023 logra acordar un cese bilateral al fuego. 

Tras tantos intentos, es necesario celebrar el cese al fuego y la voluntad de diálogo del ELN, es una oportunidad para reconfigurar la mirada sobre la seguridad en los territorios, como piloto para abordar procesos con otros grupos en el marco de la Paz Total.  Es acertado el enfoque territorial, y es necesario que las organizaciones locales tengan poder de diálogo en los territorios más afectados. 

No obstante, es vital comprender la complejidad y las transformaciones tanto del conflicto como de la violencia que se han dado en la reconfiguración que ha tenido el conflicto armado colombiano a partir del acuerdo con las FARC, como la expansión de los grupos criminales transnacionales alrededor del control de economías ilegales como las de los cultivos de uso ilícito, y de territorios con enclaves económicos como actividades extractivas como la minería.

El rol de los medios de comunicación debe estar en constante reflexión, para no caer en desinformación y en difundir discursos estigmatizantes. En Colombia en nombre de la paz se han permitido muchas cosas, y algunos no han salido muy bien, como por ejemplo el despeje del Caguán. Por lo que es crucial entender que hacer la paz no es solo un proceso político de diálogo y acuerdo entre unas cabezas visibles, sino que supone una reconfiguración económica y cultural de la sociedad. Lo vivimos con el acuerdo con las FARC en el que el presidente Santos logró poner a la sociedad a hablar de la importancia de ponerle fin a la guerra, reconociendo que en Colombia había un conflicto armado interno. El acuerdo con las FARC fue bombardeado con desinformación patrocinada por sectores de la oposición a la paz. Deben hacerse los esfuerzos necesarios para provocar unas condiciones para el logro de la paz por parte de todos los sectores de la sociedad.  

Es necesario recalcar la importancia de entender el carácter federal de la guerrilla del ELN cuando hablamos del desmantelamiento de sus formas de financiación como el secuestro y la extorsión, pues será un proceso paulatino que se fortalecerá a medida que se fortalezca la confianza entre las partes negociadoras, y que aparezcan las garantías para que este grupo transite a la legalidad. Es vital que el cese al fuego incluya una corresponsabilidad del ELN respecto a los conflictos y alianzas que este grupo sostiene en distintos territorios con los otros grupos armados. 

Así pues, sobre la pregunta entonces de cómo se lograrán con éxito las negociaciones, dada la desconexión de algunos elementos territoriales del ELN con el Comando Central, la perspectiva que ofrezco puede dar luces⁴. A continuación, algunas claves:

Garantizar participación inclusiva y real de organizaciones sociales de base, fortalecerá las veedurías locales del cese al fuego. Éstas deben tener poder real de diálogo en el nivel local y capacidad de intervención para la verificación. Necesarias las condiciones de seguridad para la población civil y apoyo al desarrollo de estrategias de protección y autoprotección de quienes participan. 

Resaltar y fortalecer corresponsabilidades regionales y locales, por ejemplo, la participación de la iglesia católica, en diálogo ecuménico con otras iglesias, como actores relevantes en el diálogo. También, la presencia de la comunidad internacional es clave para la disuasión de la violencia, y como garantía del respeto de derechos humanos y el derecho internacional humanitario, para hacer sentir a las personas más seguras.

La militarización no puede ser una respuesta para el mantenimiento de la paz, hay basta evidencia de los riesgos que esta supone en el aumento de la violencia sexual contra las mujeres. La inclusión de perspectivas sensibles en términos interseccionales (género, cultural, capacitista), debe resaltarse en el desarrollo de las negociaciones, ante la tradición de procesos de paz dominados desde una lógica masculina. En un enfoque interseccional e intercultural, articular con redes nacionales y regionales de promoción y protección de DD.HH., fortalecidas como resultado de la sostenida represión durante el gobierno de Duque en particular; organizaciones como las guardias campesina, cimarrona e indígena, que se han venido legitimando desde las formas noviolentas de defensa de los DDHH, el D.I.H. y de la naturaleza. Y también, con organizaciones de mujeres que, gracias a la transversalización del enfoque de género y territorial del acuerdo con las FARC, han logrado transformar culturalmente el cómo son percibidas las mujeres en la sociedad, gestando liderazgos femeninos importantes como el de la vicepresidenta Francia Marquéz, y poniendo de manifiesto la necesidad de transformar las violencias basadas en género, y otras formas de discriminación como el racismo, como parte fundamental en la construcción de una paz duradera⁵

Por último, en la transformación de las economías extractivas yace la capacidad para la transformación de la violencia localmente. Permitir la emergencia de formas otras del desarrollo sustentables y propias de los territorios y comunidades afectados por estas problemáticas socioambientales. La voluntad de hacer un giro de un modo de desarrollo extractivista, apuesta de Petro, permitiría abordar procesos con otros grupos, pues implica superar las economías extractivas tanto legales como ilegales que motivan y financian la guerra.

Notas al pie

  1. Villamizar, Darío, (2021). El proceso constituyente y el ataque a Casa Verde. Revista 100 días vistos por el CINEP/PPP EDICIÓN 102 MAY-AGO 2021. Acceso en: https://www.revistaciendiascinep.com/home/el-proceso-constituyente-y-el-ataque-a-casa-verde/ 
  2. El Tiempo, (Febrero 12 de 1999). Despeje entraba convención del ELN. Archivo Periódico El Tiempo. Acceso en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-860151 
  3.  CNN Español, (febrero 13 de 2023). Así han sido los procesos de paz entre el Colombia y ELN durante años y estos han sido los resultados. Acceso en: https://cnnespanol.cnn.com/2023/02/13/eln-historia-procesos-de-paz-colombia-orix/
  4. Granada-Castañeda, Soledad, (junio 8 de 2023). Hoy en el Mundo: Papel de Cuba en los procesos de paz de Colombia. Cablenoticias. Acceso en: https://www.youtube.com/watch?v=fkcbMtGeJws 
  5. ONU Mujeres, (2012). Participación de las mujeres en las negociaciones de paz: relaciones entre presencia e influencia. 2 edición, octubre de 2012. Acceso en: https://www.unwomen.org/sites/default/files/Headquarters/Attachments/Sections/Library/Publications/2012/10/WPSsourcebook-03A-WomenPeaceNegotiations-es.pdf

Foto de Getty Images Composición LCR

La opinión de la autora no compromete la posición institucional de Amassuru

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