El arte de decir que no

por Yolanda Díaz

Por Yolanda Díaz

“No quiero ir, no tengo ganas de ir, prefiero quedarme en casa, no me gusta ese lugar, no quiero hacer esto porque no se me antoja, no me gusta, no me lo pongo”

Al leer esto lo primero que se les puede venir a la mente (suponiendo) es: ¡caramba! cuánta negatividad. La pregunta aquí es: ¿qué tan frecuentemente usan estas oraciones? Para ser más clara y concisa: ¿saben decir que no?

Voy a hablar en primera persona, hace un par de años yo me consideraba muy mala para decir que no, anteponía malamente los intereses y gustos de los demás a los míos, si me invitaban a salir decía que si aunque no tuviera muchas ganas. Muy pocas personas saben que me desespera ir de compras (sí, soy la atípica mujer que se desespera en los centros comerciales, yo soy como vato, a lo que voy y además no me gusta medirme la ropa, gran error por cierto), pero si alguna amiga me pedía que la acompañara, pues le decía que sí para que ella que no sintiera o molestara.

Un buen día una amiga me llamó un viernes por la noche para invitarme al bar que frecuentábamos y mi respuesta contundente fue un “no”, a lo que ella reparó y claro que se sorprendió y además me cuestionó que por que no quería ir, a lo que respondí que no tenía ganas, que prefería quedarme en casa a ver películas, ella un poco en shock ya que no esperaba esa negativa de mi parte y todavía agrega; que gacha que no quieres ir, yo le pregunto, ¿gacha por?, ¿sería más sencillo y menos complicado decirte que me duele la cabeza para que no insistas? Hoy no tengo ganas. Desconozco si se molestó, pero sí se quedó sacada de onda. Y esa fue la primera vez que empecé a poner en práctica el decir que no.

Ayer sábado, con clima perfecto en la CDMX, fui invitada por un grupo de amigos a una fiesta temática de los 70´s, el plan estaba padre, lo reconozco, ya que además soy fan de la música oldie en inglés de los 70 y 80´s, pero de nueva cuenta respondí que no, a lo que la amiga de ese grupo me pregunta: ¿estás deprimida? Mi respuesta fue: no, solo no tengo ganas.

Y aunque reconozco que el plan era bastante atractivo, preferí quedarme en casa a escuchar música, echarme un drink, escribir, justo me están leyendo y de fondo se escucha: I´ve got you under my skin, de uno de mis cantantes preferidos Frank Sinatra.

Aquí vienen dos preguntas para ustedes queridos lectores y me gustaría leer sus respuestas en los cometarios.

1.- ¿Por qué para algun@s es complicado decir que no?

2.- ¿Por qué nos cuesta trabajo aceptar un no por respuesta?

Alguna vez me llamaron egoísta a lo que respondí que si el egoísmo era anteponer mis deseos antes que anteponer los deseos de los demás, entonces sí, sí soy egoísta.

Está muy de moda la palabra “normalizar” en redes sociales,  pues sí, normalicemos el decir que no, cuando no tengamos ganas de ir a algún lado, cuando no nos gusta una prenda, una comida, etc. Digo sin exagerar, claro, no me los imagino en una comida diciéndole a la anfitriona que no se van a comer tal cosa porque no les gustó; ante todo educación y cortesía.

Poner límites cuando no quieres hacer algo, no te hace mala persona. Es lógico que haya gente que se sienta ofendida cuando recibe un “no” como respuesta, pero su reacción no habla de ti, sino de su incapacidad para respetarte.

Nos leemos la próxima semana.

 

 

 

Foto de cottonbro studio: https://www.pexels.com/es-es/foto/papel-marron-con-texto-escrito-a-mano-3826681/

 

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