Las mujeres no ganan lo mismo que los hombres en México

por La Costilla Rota

Garantizar la autonomía económica de las mujeres contribuye a construir un país más competitivo y con mayor bienestar para su población. Para lograrlo, se requiere diseñar e implementar estrategias con perspectiva de género. Así, al crear más y mejores empleos, bajo condiciones equitativas entre mujeres y hombres, se establece un piso más parejo de derechos laborales para toda la población trabajadora.

Si bien en las últimas décadas se han sumado más mexicanas al mercado laboral, aún existen retos importantes para incrementar su ingreso, permanencia y crecimiento. Uno de estos retos es la disparidad en los salarios que perciben las mujeres en comparación con los hombres, incluso al contrastar por el mismo tipo de trabajo.

Durante los meses más difíciles de la crisis sanitaria en México, también hubo percepciones salariales distintas. Durante el tercer trimestre de 2020, una mujer ocupada en la formalidad ganó mil 210 pesos menos que un hombre. En el sector informal, esta diferencia fue de mil 144 pesos. Previo a la pandemia, esta brecha fue de mil 435 pesos y mil 260, respectivamente.

En el caso del deporte, el contraste es abismal. Por ejemplo, en el fútbol profesional, un jugador gana en promedio 600 mil pesos mensuales mientras que una jugadora 3,500 pesos.

México es el quinto país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con mayores diferencias en el ingreso entre mujeres y hombres, después de Finlandia, Israel, Japón y Corea. Destaca que mientras nuestro país presenta un brecha del 18.8%, Colombia es el mejor de la OCDE con una brecha del 4%

IMCO propone

Las diferencias de ingresos entre mujeres y hombres constituyen uno de los principales desafíos en la implementación de políticas para revertir las desigualdades. La brecha salarial es consecuencia de múltiples diferencias en las condiciones del mercado laboral y en las oportunidades de crecimiento profesional de las mujeres. Por ello, es importante dimensionar la magnitud de esta desigualdad y sus características para generar alternativas que respondan al contexto cambiante.

Al respecto, el IMCO ofrece algunas recomendaciones que pueden ayudar a reducir la brecha salarial en México y asegurar el acceso de las mujeres al empleo formal y el pleno cumplimiento de sus derechos laborales.

  • Dimensionar las propias brechas salariales. Las organizaciones públicas y privadas deberían analizar sus propias diferencias salariales entre hombres y mujeres para puestos similares. Esto a través de políticas de remuneración salarial para tratar de cerrar las brechas (por ejemplo, a través de capacitación continua, acciones de conciliación entre el trabajo y la familia, programas de mentorías para mujeres, así como claridad en las expectativas para acceder a un salario mayor).
  • Asegurar la definición de los puestos de trabajo con base en las competencias y conocimientos de los trabajadores. Las percepciones salariales en todos los niveles jerárquicos de las organizaciones deben definirse con base en un tabulado indistinto, a fin de que se asegure que tanto en los puestos operativos, gerenciales o directivos, las remuneraciones sean iguales para hombres y mujeres.
  • Generar e implementar iniciativas desde el gobierno, similar a la Ley de Igualdad en las remuneraciones, para garantizar que, en las organizaciones de la iniciativa privada, se reciba igual salario por igual trabajo entre mujeres y hombres. De esta manera se asegurará que se paguen de manera justa las actividades laborales al mismo tiempo que se incentiva la permanencia de las mujeres en el sector formal.
  • Diferenciar las tasas del impuesto sobre la renta (ISR) entre hombres y mujeres. Si las mujeres enfrentaran una tasa menor de lSR que los hombres, tendrían mayores incentivos para buscar empleos en la economía formal. Asimismo, las empresas tendrían mayores incentivos para contratar a más mujeres que tengan las capacidades necesarias.
  • Avanzar hacia un sistema universal de seguridad social.La regla actual de afiliación a la seguridad social permite que solo un familiar esté en el mercado formal y con ello, el/la cónyuge, ascendientes y descendientes reciban beneficios. Por ello, ésta podría ser un incentivo para que más mujeres se concentren en el mercado informal, ante la falta de flexibilidad en empleos formales así como otras prácticas discriminatorias. Si el acceso a la seguridad social fuera universal, los incentivos en nuestro país serían diferentes.

 

Análisis realizado por IMCO: https://imco.org.mx

Foto de Chevanon Photography en Pexels

 

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